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Cultura | Reinosa

Narra la tristeza de Pablito al no ver a Berni en casa

Narra la tristeza de Pablito al no ver a Berni en casa

Capítulo 5 del cuento 'Berni' (Historia de un perro abandonado), de Alberto Gallo

...La cara de Berni no aparecía en la puerta como de costumbre, ni el rabo sonaba alegre por ningún sitio, ni su cariñoso ladrido llenaba el terrible silencio de aquella casa, la desolación se apoderó de Pablito, a la vez que chillaba y lloraba amargamente ante desconsuelo de sus padres que se miraron sin atreverse a pronunciar palabra alguna.

Pasado un rato eternamente largo le contaron a Pablito la primera mentira que se les ocurrió, le dijeron que le habían echado de menos durante toda la mañana...y llegado el mediodía les notificaron que alguien vio pasar por allí unos quinquilleros y Berni, como perro soñador y cariñoso que era, se enamoró perdidamente de una perrita que llevaban debajo del carro y se marchó con ellos alegre y confiado.

Al confirmarse los temores de Pablito y ya convencido de que Berni no estaba en casa, no existía consuelo para él, su llorar iba en aumento...

¡¡Berni por qué me has hecho esto..!! -Decía gritando luego pensaba y se preguntaba- ¿qué será de Berni con esa gente extraña?...¿Dónde pasará la noche...?
¿Le darán de comer?
-Se hacía mil preguntas

Ese día fue dramático, cada segundo que pasaba se volvía más grande su pena, no dejaba de preguntarse: ¿Dónde estará ahora?
Y ¿Qué podía hacer él para recuperarle?...así estuvo más de un año soñando con su queridísimo Berni.

En sus sueños se reflejaba la angustia de la pérdida de su amigo, mezclaba lo que él pensaba que le podía pasar con lo que le habían contado, y en una nebulosa le imaginaba en un circo con los titiriteros haciendo malabarismo, corriendo toda suerte de peligros y con el semblante muy triste. Por la noche dormía fuera del carromato a la intemperie, viendo cómo se asomaba por la ventana y se reía de él la perrita de la que se prendó, ya que según su sueño o mejor dicho la pesadilla que sufría Pablito, ella nunca se enamoró de Berni. Por las mañanas el jefe de los saltimbanquis si no había sacado suficiente recaudación ese día le daba patadas sin ton ni son al pobre Berni...¡¡Para que espabiles!! Decía el muy malvado; además le castigaba sin comer y sin beber.

Al verle así en sus sueños, Pablito se despertaba sobresaltado y lloroso pero...dispuesto a buscar a Berni debajo de la capa del cielo si fuera preciso...Al rato, se quedaba dormido, pero enseguida volvía con su eterna pesadilla, soñaba que cogía un hatillo y al alba salía de casa en busca de su perro; le encontraba en la calle abandonado con una pata coja y muchas heridas en el cuerpo, Berni le contaba apenado que se había pegado con una manada de lobos y le habían dejado de esa guisa.

La pena le despertaba, otra vez dispuesto a emprender la búsqueda al infierno si hacía falta...Esas pesadillas se repetían a diario, pasaba el tiempo...y Pablito se estaba haciendo un hombre, estaba madurando con mucha rapidez...Pero la obsesión de encontrar a Berni le convertía en un ser con mucha fuerza y casi, casi mayor de lo que representaba su cara soñadora y su aspecto delicado...Lo peor de todo este asunto es que Pablito al tener ese pensamiento obsesivo día y noche había dejado de estudiar y las notas eran de lo más deficientes.