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Cultura | Reinosa

A Berni hay que echarle de casa

Capítulo 4 del cuento 'Berni' (Historia de un perro abandonado), de Alberto Gallo

El padre ante la terrible situación que se avecinaba decidió eliminar a Berni a cambio de salvar de ir a la calle al resto de la familia. Esa misma tarde, aprovechando que Pablito estaba en la escuela, bajó a la cuadra y en un instante unció el caballo tordo al carro azul, ató a la fuerza en la caja del carro al asustado Berni y se dirigió hacia la montaña más lejana con el firme propósito de deshacerse de él.

La jornada se alargó todo lo que quedaba del día, ya de noche llegaron a la falda del monte y para acceder a la parte más intrincada tuvieron que vadear un río bastante profundo...apenas lograron pasarlo, Nino soltó al confuso animal en un descampado sin collar y sin ningún prenda identificativa. Berni, en mitad del campo, a tantos kilómetros de distancia de su casa y con esa situación tan irreal no sabía que pasaba, estaba despistado; además la noche era cada vez más oscura y la situación más triste.
El padre de Pablito le chillaba y si procedía le arrojaba piedras del río para que reculara y se diera cuenta que el asunto iba de veras...La situación era verdaderamente ingrata, a Nino las lágrimas le resbalaban por la cara pero no podía dejar de azuzar a Berni para que se fuera; pensaba: o Berni o la familia...y la decisión la tenía muy clara...Aunque era muy dura...¡Durísima!

El pobre animal, entre recatarse y correr hacia adelante por miedo a la cachaba y a la lluvia de piedras, no paraba de gemir amargamente, hasta que su silueta fue diluyéndose en la oscuridad terminando por desaparecer; al rato, a lo lejos, un aullido lastimero se escuchó como eco doliente que se escapaba del espíritu de Berni; ese fue el momento que aprovechó Nino para irse rápidamente en el carro azul hacia su casa.

Nino no iba solo, llevaba consigo una tristeza difícil de narrar, las escenas vividas recientemente la martilleaban la conciencia, tenía la sensación de que había cometido un acto indigno y cobarde, y lo más peliagudo es que no sabría que contar a su hijo cuando este le pidiera explicaciones.

Pablito estaba en el colegio en régimen de semi-internado, al día siguiente cuando salió del colegio y llegó a casa con la ilusión y la alegría de siempre, al no ver a su querido Berni acudir cariñoso como cada dos días, preguntó qué es lo que ocurría, ¿dónde estaba Berni? Nadie le contestaba...notaba por la cara de sus padres y su silencio que algo terrible pasaba, pero el seguía llamando... "¡Berni! ¡Berni!"

A la vez no paraba de mirar debajo de armarios camas o cualquier rincón donde pudiera estar escondido, hasta que no pudo contenerse y empezó a gritar...

"¡¡Berni!! ¡¡Berni!! ¿Dónde estás?"