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La vista atrás

La impronta carmelitana en Reinosa

Fotos: Vive Campoo / Maribel Tobes

  • La orden religiosa, que permaneció 86 años en la ciudad, se despidió de varias parroquias de Campoo hace 24 años y, en 2016, cerró su iglesia de Reinosa

  • El Belén del Carmelo cumplirá este año su quincuagésimo aniversario, aunque el primero se instaló en 1943

Los Padres Carmelitas Descalzos han dejado una impronta indeleble en la historia de Reinosa y de toda la comarca campurriana. Desde su llegada a la ciudad en el año 1930, su influecia se ha extendido a lo largo del tiempo. Durante sus 86 años de permanencia, los Carmelitas han desempeñado un papel esencial en la vida espiritual, educativa y cultural de la ciudad, un legado que perdura como un recordatorio de su importante contribución a la sociedad campurriana a lo largo de los años.

Los Carmelitas llegaron a Reinosa en el año 1930 debido al crecimiento demográfico. El Arzobispado de Burgos, sede de la que dependía la capital de Campoo, tuvo que dar el visto bueno a su implantación, ante las peticiones de los reinosanos por tener una comunidad religiosa. Ese nexo perduraría hasta 2016, año en el que se despidieron de la ciudad a causa de la actual falta de vocaciones que ha experimentando la orden religiosa.

De Burgos a Reinosa

El 21 de febrero de 1930 salieron de Burgos dos padres carmelitas. A su llegada a Reinosa, sobre un manto de nieve de medio metro, iniciaron la fundación carmelitana en la ermita de San Roque, junto a la fuente de la Aurora, templo que les había sido cedido por el arzobispo. Esta capilla resultó pronto demasiado pequeña para los feligreses que acudían a los cultos y, ese mismo año, se hicieron los trámites para la compra de un terreno en la calle Emilio Valle. La finca, según el libro editado por el padre Ortega, tenía una superficie de 6.400 metros cuadrados y costó 60.000 de las antiguas pesetas.

La primera piedra se colocó el 26 de mayo de 1938 y, un año más tarde, se inauguró el edificio. Con la nueva iglesia aumentó el número de fieles, se crearon nuevas asociaciones y aumentaron los objetos sagrados de la sacristía. Con todo, el nuevo templo también se quedó pequeño, lo que llevó a la construcción de la actual iglesia, que se inauguró el 18 de septiembre de 1966.

La iglesia es de estilo montañés, con tejado exterior de pizarra, cubierta interior de madera de pino barnizada, vertientes pronunciadas y visera en la fachada frontal que protege de la nieve y el agua. El interior es de ladrillo caravista, con ventanales con vidrieras policromadas. El tímpano de la fachada está cerrado por un gran vitral de colores, en el que destaca el escudo de la orden. La iglesia mide 36 metros de largo, por 15 de ancho y siete de altura, con una capacidad para 500 personas sentadas, con el coro.

La construcción del nuevo convento se llevó a cabo con la idea de que fuese un centro de formación de los futuros Carmelitas Descalzos. Así, los primeros aspirantes, que fueron once, llegaron en 1967, multiplicándose casi por tres los alumnos del curso de 1970. Desde ese año el convento se convirtió en postulado y noviciado para los candidatos de la orden, por el que llegaron a pasar hasta 250 jóvenes de España y Portugal que optaron por la vida carmelitana.

Cincuenta años del Belén del Carmelo

El primer belén artístico, siempre según las notas del libro del padre Pedro Ortega, se instaló en 1943 y se siguió colocando durante varias navidades. Tras una laguna de varias décadas, recuperó la tradición el padre Juan José Díaz en el año 1974. Por lo tanto, estas Navidades cumple su quincuagésimo aniversario. El belén se colocó a la entrada del templo del Carmen para dar una ambientación navideña a la ciudad y, a lo largo de los años se fueron añadiendo nuevas peculiaridades, llegando a formar un conjunto monumental y totalmente de acuerdo con el proyecto ideado por sus creadores; un grupo de diez personas comprometidas y dirigidas por el padre Juan José.

Se hizo famoso este nacimiento, no solamente en Cantabria, sino en gran parte de España, ya que TVE lo dio a conocer, al emitir el programa "El día del Señor", en fecha 8 de enero de 1984. En el año 1993 se recibió invitación por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores, Dirección General de Relaciones Culturales y Científicas, para trasladar el belén a Bélgica, a fin de representar a España en el programa europeo desarrollado por el Ayuntamiento de Bruselas 'La Navidad en Europa', al haber sido seleccionado entre otros muchos. El belén fue instalado en la plaza Ágora de la capital belga.

El Carmelo, la música y la enseñanza

Durante su permanencia en la comarca campurriana se creo un coro, una rondalla, pero fue la Coral del Carmen la que más éxitos cosechó durante los 18 años de su existencia, bajo la dirección del padre Juan José Díaz. La Coral comenzó su andadura el 8 de diciembre de 1978. Fueron numerosas sus actuaciones entre las que destacan las de los festivales internacionales de Santander, Burgos, Logroño, Segovia, Madrid, Barcelona y Asturias, entre otros. En el año 1989, invitada por la Universidad de Coimbra, participó en el III Encuentro de Coros y, en 1991 pasó el océano y llegó a Bolivia. La Coral fue condecorada con la Flor de Nieve en 1986 y, su director y fundador recibió de manos de la Peña Campurriana de Santander la Pantortilla de Oro en 1997, cuando ya estaba de superior y párroco en La Coruña.

Por otro lado y como nos apunta Zulema Moreno, destacar la faceta educativa de los Carmelitas. Desarrollaron esta actividad como profesores en el Colegio Antares y también con los jóvenes, primero con las Juventudes Carmelitanas y después con el grupo juvenil Nuevos Amigos.

Pastores de varias parroquias de Campoo de Enmedio y la Hermandad de Campoo de Suso

Dada la escasez de curas en la Diócesis, el entonces obispo auxiliar de Santander, Rafael Torija de la Fuente, nombró al carmelita Julián Bueno, en enero de 1971, párroco de Izara, Suano y de La Población, localidades de la Hermandad de Campoo de Suso. Seis años más tarde añade, a las anteriores, se sumó la parroquia de Matamorosa (Campoo de Enmedio). Julián Bueno fue trasladado a Oviedo en 1993, año que entró su nuevo responsable, el padre Juan José Díaz, que durante tres años se encargó de estas parroquias hasta que fue trasladado a La Coruña. El último carmelita encargado de las iglesias anteriormente citadas fue el padre Luis María Santa Cruz.

El 18 de julio del año 2000, después de una larga labor pastoral, los carmelitas se despidieron del campo parroquial, para dedicarse al campo espiritual en su casa de Reinosa, que a partir de ese año fue el centro de oración y retiro. Ya en 2016, los carmelitas cierran su iglesia y se van de Reinosa. Desde entonces, el templo se abre para celebrar la Novena del Carmen y para el montaje y visita al belén, que este año celebra su quincuagésimo aniversario. También, como nos han indicado, la iglesia abre de lunes a viernes por la mañana, de 10.00 a 13.00 horas.

Explorar la huella de los Carmelitas en la sociedad y cultura de Reinosa brinda la oportunidad de comprender mejor la evolución histórica y social de la ciudad. Desde sus enseñanzas religiosas, hasta otros varios campos de apostolado, la presencia de la Orden del Carmelo en Reinosa y la comarca campurriana merece ser reconocida y valorada.