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Opinión

Campeones

Campeones

Es importante sacar lustre a lo nuestro, a nuestros pequeños logros, nuestra historia, nuestras celebraciones y nuestra esencia

Al hilo de lo que escribía aquí el pasado fin de semana y de ese "hay que" encontrar un proyecto ilusionante que logre reactivar a la población en Reinosa y comarca, leía el otro día que el Ayuntamiento de Ambrosero ha convocado el "Primer Campeonato Mundial de Comedores de Sobaos". Bien podrían haberlo llamado "Primer Campeonato Universal de Comedores de Sobaos" pues, aunque probablemente exista vida inteligente en otros rincones del cosmos, es difícil imaginar que se les haya ocurrido un concurso equivalente. Más allá de lo cafre de la idea (pobre sistema digestivo del que se atreva a ganar el concurso) el Ayuntamiento de Ambrosero ha logrado con la convocatoria hacer algo diferente y, hasta cierto punto, disruptivo.

¿Qué tiene que ver "comer sobaos a cholón" con encontrar un proyecto ilusionante que involucre a la mayoría de la población? Pues hay cierta relación, aunque no lo parezca a primera vista.

Reinosa tiene un problema de autoestima, de fatalismo endémico y de pesimismo enquistado. En ocasiones ese pesimismo está justificado. En muchas otras no. Evidentemente Campoo no es el mejor de los lugares del mundo pero, en general, quienes lo habitan (sobre todo los que han vivido en otros sitios) coinciden en que la nota media de Reinosa y comarca es muy alta, muy por encima de la media. Es un muy buen lugar.

Faltan muchas cosas sí, pero en cambio cuenta nuestra comarca con muchas ventajas de las que carecen la mayor parte de los demás lugares del mundo. Tenemos un problema serio de pérdida y envejecimiento poblacional, pero en cambio gozamos de una criminalidad mínima. Necesitamos crear y atraer más empleo, pero la comarca (y aledaños) sigue dando trabajo a casi todo aquel que -de verdad-, se quiere quedar a trabajar en ella. Hace falta mejorar muchos servicios, pero disponemos de unos centros sanitarios y educativos de calidad. Hace mucho más frío que en otros sitios, pero cada vez hace menos frío...

Recuerdo una ocasión en la que un amigo alemán, que había vivido en China muchos años, me vino a visitar. Llegó el viernes a media tarde a Reinosa, salimos a cenar y a tomar unas copas. Pocas horas después, madrugábamos para dejar el coche en Proaño y subirnos al Liguardi justo cuando amanecía. Nos llegamos andando hasta lo alto del Cordel (justo ese día celebraba el Grupo de Montaña una misa en "su pico") para luego bajar por el acebal hasta Abiada. El día estaba despejadísimo y, por el camino, además de unas vistas espectaculares a Picos, Sejos, las estribaciones de los montes pasiegos y Merindades, pudimos ver tudancas, unos cuantos venaos, rebecos, buitres y un zorro. Acabamos comiendo un cocido en La Lomba. Era Septiembre, hacía buenísimo y, para terminar el día, nos bajamos a dar un baño al pantano, antes de subir a Fontibre a cenar. Al día siguiente nos bajamos a la playa. Terminado el finde, mi amigo me decía antes de volver a Londres: "Julio, ni siquiera el chino más rico, volando en su propio jet privado, puede disfrutar en un mismo día de paisajes naturales y experiencias tan variopintas como os ofrece a vosotros este valle".

Es verdad que de llenarse los ojos de paisajes y aire puro los pulmones, no se vive; pero no es un mal comienzo. Ese contacto directo con la naturaleza, el ritmo de vida tranquilo de la comarca, la oportunidad de practicar multitud de deportes en el entorno del propio valle o la posibilidad de conciliar el trabajo con lo familiar, aportan una calidad de vida que no es fácil de encontrar en todas partes.

Para el 2035, se prevé que más del 30% de la población española se concentre en Madrid y Barcelona. El otro tercio, habitará en ciudades de más de 50.000 habitantes. Disponer de un lugar con espacio, suficiente agua, baja criminalidad, un clima sin temperaturas extremadamente altas, naturaleza inmediata y buenas comunicaciones con la costa y la meseta, va a ser un lujo que no va estar al alcance de la mayoría de los españoles. Es importante ponerlo en valor.

Eso, en cuanto al continente. En cuanto al contenido, otro tanto: de Campoo han salido, salen y seguirán saliendo, campeonas y campeones. Gente que triunfa allí a donde va, en lo empresarial, lo deportivo y lo cultural. En Cantabria, en España y en todo el mundo.
Es hora de empezar a creérnoslo.

Por eso creo que, además de una hoja de ruta clara institucional - un Plan Estratégico - que allane el camino de mejora, los ciudadanos, la sociedad civil, debemos hacer algo que ponga a la comarca en el mapa y ayude mejore nuestra autoestima. Algo de lo que nos podamos sentir orgullosos. Algo, en común y colectivo, que apuntale nuestro sentido de pertenencia, de identidad y nuestro optimismo. Algo que mejore las relaciones entre vecinos y genere un mejor tejido social.

No, no estoy proponiendo convocar el I Campeonato Universal de Comedores de Pantortillas, ni construir una réplica de la Torre Eiffel con rosquillas de Reinosa. No van por ahí los tiros (o sí...). Se admiten sugerencias. No hay malas ideas pero sí hay algunas que son mejores que otras. Se trata de hacer algo conjunta y coordinadamente que mejore la cohesión y la convivencia ciudadana. Algo visible y notorio. Algo que se vea desde el espacio (soñar es gratis) como las pirámides de Egipto. Algo replicable que acabe deviniendo en tradición, que logre pasar de una generación a otra y acabe componiendo un elemento fundamental de nuestra identidad cultural. Como lo son, por ejemplo, las carrozas.

Las carrozas y las carretas reflejan, mejor que ningún otro ejemplo, ese tipo de manifestaciones populares autóctonas: son el fruto de muchos meses de esfuerzo en los que los carroceros y los carreteros conviven y trabajan en común. Pongo este ejemplo porque hubo un momento (no tan lejano) en que ambas tradiciones - la de confeccionar y hacer desfilar carrozas y carretas - sencillamente no existía. Hubo un momento en que aquello era sólo una idea en la cabeza de alguien que, con ilusión y energía, logró convencer, inspirar y "arrastrar" a otros muchos para poner la idea en marcha. ¿A quién se le ocurrió? ¿Quién tuvo la idea? Da lo mismo, la autoría es irrelevante. Hoy la tradición de las carrozas y las carretas ya es de todos: de Reinosa y comarca.

Desde hace décadas, la preparación de las carretas del Día de Campoo o de las carrozas de San Mateo vienen representando un proyecto simbólico para Reinosa y comarca, que exige de un gran esfuerzo colectivo. Además de las fiestas patronales, existían en Reinosa fiestas en muchos barrios (Mallorca, Naval) y múltiples asociaciones (Botijo, Solteros y casados, los Formidables, Detroit, etc.) que mantenían viva la vida comunitaria a lo largo del año. Nuestras fiestas patronales siguen siendo, efectivamente, un buen motor de la actividad hostelera y turística pero -creo- en las dos últimas décadas han perdido gran parte de su identidad y originalidad, restando importancia a los colectivos que las organizaban y a lo que hacía de ellas algo único. Algo realmente reinosano y campurriano.

Y es que el sentido de pertenencia no sobrevive en cautividad. Se forja a través de costumbres, hábitos y tradiciones que hay que mantener vivas (si ya existen) o generar espontáneamente. Reinosa y comarca son, de hecho, lugares con unas tasas de solidaridad ciudadana muy altas donde sus habitantes hacen piña y sacan fuerzas de flaqueza en los momentos de crisis. En España hay quienes todavía recuerdan a nuestra ciudad como la "Fuenteovejuna del Norte", por cómo respondió la población cuando vinieron mal dadas. Pero la "moral alta", la autoestima y ese sentido de pertenencia hay que trabajarlos y fomentarlos (a las duras pero también a las maduras) con actividades que fortalezcan el sentimiento de vecindad. Lo común.

Hablo aquí de promover un "orgullo ciudadano" bueno. No el orgullo excluyente y exclusivo, sino el celebratorio, el de la felicidad compartida. Hablo aquí de promover algo que perdure en el tiempo y en el ideario común, incluso para los que no vivimos en el municipio. Algo que genere arraigo y (lo que es más importante) retorno de muchos de los que nos sentimos reinosanos y campurrianos, aunque no vivamos en Campoo.

En un mundo cada vez más globalizado y estandarizado, donde los localismos se diluyen, es importante sacar lustre a lo nuestro, a nuestros pequeños logros, nuestra historia, nuestras celebraciones y nuestra esencia, poniendo en valor nuestras señas de identidad (ya sean estas competiciones deportivas, actividades culturales, entorno natural, tradiciones, folclore, memoria colectiva o elementos identitarios de arraigo como, por ejemplo, el "frío campurriano").

Entonces, pregunto: ¿Qué podemos hacer? Podemos intentar batir un Récord Guinness, pero podemos también inventarnos algo loco y divertido, diferente y novedoso que rompa moldes. Los que organizan La Herradura de Campoo, por ejemplo, saben de lo que hablo, pues van por ese camino de convertir una prueba deportiva (que se han sacado ellos de la manga) en algo carismático, emblemático y reconocido más allá de las fronteras de la comarca. Ellos son un buen ejemplo. Hay unos cuantos más.

¿Qué evento o actividad podemos comenzar ahora que necesite de la participación de la mayoría de la población de la comarca y que, al correr de los años, logre convertirse en toda una tradición, un referente y un motivo de orgullo colectivo?

¿En qué podemos ser CAMPEONES?