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Campurrianos

Adolfo Fernández se jubila como trabajador del Servicio de Carreteras de Cantabria tras 38 años de dedicación

Más de un centenar de compañeros ha participado en el emotivo acto celebrado ayer en el restaurante de Cantur en Fontibre

Después de casi cuatro décadas dedicadas al mantenimiento y seguridad de las carreteras de Cantabria, Adolfo Fernández se ha jubilado y se ha despedido servicio público con una emotiva celebración, que se celebró ayer viernes, en el restaurante de Cantur en Fontibre (Hermandad de Campoo de Suso).

Fernández inició su trayectoria de servicio público en 1987, cuando ingresó en el Servicio de Carreteras del Gobierno de Cantabria como caminero, un oficio que exige esfuerzo, compromiso y un profundo conocimiento del terreno. Con los años, asumió nuevas responsabilidades como conductor de máquinas quitanieves, enfrentándose a duras condiciones meteorológicas para mantener las vías abiertas y seguras durante los inviernos más crudos. En los últimos años ha ejercido como Celador de Zona, cargo desde el que ha coordinado labores de mantenimiento y supervisión, demostrando liderazgo y profesionalidad hasta el último día.

Antes de su ingreso en la administración pública, trabajó durante cinco años en una empresa de autobuses en la zona de Santander, acumulando una valiosa experiencia en el sector del transporte.

La despedida, celebrada en un ambiente de cariño y reconocimiento, reunió a más de cien compañeros y compañeras que quisieron agradecerle "su entrega, compañerismo y sentido del deber".

"Se va una persona que ha dado mucho por las carreteras de nuestra comunidad, alguien que ha estado siempre dispuesto a ayudar, incluso en los peores temporales", comentaba uno de sus colegas más cercanos.

Con su jubilación, este campurriano nacido en Mataporquera (Valdeolea) y criado en San Cristobal del Monte (Valderredible), cierra una etapa ejemplar y deja un legado de responsabilidad y trabajo bien hecho que será recordado por todos quienes han compartido camino con él.

Entre las muchas anécdotas que Adolfo Fernández vivió a lo largo de los años en su trabajo, hay una que el arriba firmante compartió con él en el invierno de 2005 y que jamás olvidará. "Más de cinco horas juntos dentro de la máquina quitanieves, abriendo camino en plena ventisca para rescatar a 23 escolares vallisoletanos que llevaban todo un fin de semana atrapados por la nieve en Alto Campoo. Aquel día no solo mostró su profesionalidad, sino también su temple, su humanidad y su incansable compromiso con los demás. No todos los héroes llevan capa; algunos visten mono de trabajo y empuñan el volante de una quitanieves".