Ejercer el voto es un derecho de todos los ciudadanos, sin embargo no siempre tenemos claro cómo participar en el ejercicio político. Así, entre las posibles dudas que abordan a los electores, hay una totalmente recurrente: ¿qué diferencia existe entre voto en blanco, voto nulo y abstención? Y lo que es más importante, ¿a quién beneficia cada uno?
Para subsanar el conflicto vamos a explicar en qué consiste cada una de las opciones.
VOTO EN BLANCO
• El voto en blanco se produce cuando dentro del sobre no hay nada.
• La ley electoral considera este voto válido, por lo que se suma a los votos obtenidos por los distintos partidos para conformar el reparto de escaños.
Sin embargo, según la Ley d'Hont, las candidaturas que no obtengan al menos el 3% de los votos válidos emitidos no pueden beneficiarse de estos. Por lo que podemos señalar que este voto desfavorece (especialmente a nivel local) a los partidos pequeños.
• El significado de este voto es claro; manifiesta el descontento por parte de su emisor con las distintas candidaturas políticas, pero deja clara su aceptación del sistema electoral.
VOTO NULO
• Se da cuando introducimos en el sobre algún objeto o símbolo extraoficial (un dibujo, una frase, algún objeto, varias papeletas de diferentes candidaturas, etc.).
• Este voto se considera no válido, con lo que no computa en el reparto de escaños; así no beneficia, pero tampoco perjudica a ningún partido.
• Se considera producto de un descontento, con el sistema electoral o con los propios partidos.
ABSTENCIÓN
• Cuando un ciudadano con derecho al voto no acude a votar es decir, no introduce ninguna papeleta en la urna, se produce la abstención.
• Dado que se trata de un voto inexistente no afecta a los resultados.
• Puede interpretarse de varias maneras, pues el elector puede no haber acudido por un problema personal, indiferencia, aversión al sistema electoral, etc.