Un cartel recibe al visitante animándole a limpiar y mantener limpio este precioso y simbólico enclave. Varios cubos de basura y papeleras a escasos metros de los merenderos parece que no son suficientes para que el grupo de turistas que ha visitado recientemente el Nacimiento del Ebro en Fontibre haya tenido que dejar a conciencia y bien desperdigada toda la basura que han generado y se hayan ido tan campantes.
Papeles, plásticos y botellas en el suelo y por las mesas, como si de repente se hubiesen esfumado los dueños de los desperdicios y no les hubiese dado tiempo a tirarlo en los contenedores.
Conductas así no son bienvenidas. Por el bien de todos, esperamos que este grupo no salga mucho a la naturaleza.