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Actualidad | Campoo de Enmedio

"Vine aquí a pasar unos días y me he quedado toda la vida"

Fotos: Javo Díaz.

Carmelo Hijosa, maestro de escuela y alcalde de Campoo de Enmedio durante 28 años

En 1937 el maestro Gaudencio Hijosa fue paseado de Güemes a Santoña donde le fusilaron por enseñar a pensar. Un año antes, de su matrimonio con Marcelina, había nacido su hijo Gaudencio, quien a la repentina muerte de su madre por cáncer, también en 1937, fue dado en adopción y atravesó la costa cántabra de occidente a oriente para establecerse en Pesúes con sus padres adoptivos, Julián y Concha. Gaudencio Hijosa Herrero ‘Carmelo', que no sabe de dónde le viene su nombre de pila, pasó su adolescencia en orfanatos. "No sabían qué hacer con nosotros", asegura, y se buscó la vida por todo un país de posguerra harto de hambre.

A los 11 años se traslada a la residencia San José de Segovia, donde "pasa todo el hambre imaginable y todo el frío soportable". Él, junto a una veintena de huérfanos sobreviven robando manzanas, alguna panadería, falsificando entradas de cine y cantando ‘Las mañanitas' en la plaza del Azoguejo para sacar unas pesetas y comprar algo que llevarse a la boca. En Segovia, "el ingenio llegó hasta límites insospechados".

Con 14 años ingresa en el Divino Maestro de Madrid, y en la residencia "sorprendentemente" les ofrecen repetir de plato y no les racionan el pan. Carmelo recuerda su infancia con el estómago. A medida que va creciendo va puliendo su condición de superviviente y desarrolla su astucia hasta cursar los estudios de Magisterio en Zaragoza. Buen atleta y futbolista, se inventaba siempre alguna forma de sacar unas pesetas para dormir en pensiones y pagar el título que le acreditaba como maestro.

Es llamado a filas para realizar el servicio militar en Burgos, pero las fiebres tifoideas le barren cuando visita a su familia biológica en Calahorra de Boedo (Palencia). Le llegan partes comunicándole que se persone en el cuartel cuanto antes y una vez recibe el alta médica se encuentra con que su nombre no figura como recluta. Finalmente comienza la instrucción un mes y medio después que su promoción y mientras cumple el servicio imparte clases a los analfabetos de la compañía. Muy a pesar de algún cargo, se gana la simpatía de sus compañeros y aprovecha la ocasión que le llega de Zaragoza para preparar las oposiciones de Maestro Definitivo. Saca una excelente nota y, ya como maestro, es destinado a Berdejo (Zaragoza) donde permanece cuatro meses, y a base de pescar y vender cangrejos con sus compañeras consiguen rehabilitar la escuela. Es una estancia corta porque solicita el traslado a Cantabria para estar cerca de Pesués y, sin quererlo, aterriza en Matamorosa, donde junto a Pablo, Cándida y Julia reforman una escuela que rápidamente prospera.


"Vine por unos días y me quedé toda la vida", sostiene Carmelo. Aquí dirige el colegio, crea equipos de fútbol y una escuela de ajedrez. Se casa con Áurea y tienen tres hijos (Zoraida, Carmela y Hernán), "sin mucha idea" participa en la vida política y en 1979 pasa a ser alcalde, cargo que ocuparía hasta 2011 -con la excepción de la legislatura 1987-1991-, cuando pierde la elecciones. Ha sido concejal 36 años y 28 de ellos como alcalde. Ahora tiene más tiempo para su familia, es abuelo de Bruno, y prefiere recordar sus logros como maestro que como alcalde de Campoo de Enmedio, un municipio que saneó, urbanizó, abasteció de agua e iluminó y que a su juicio "ahora tiene una identidad propia y todos los servicios".

- ¿Cómo entra política?

-Me lo pidió Daniel Mediavilla (exalcalde de Reinosa y expresidente del PSC-PSOE) y yo, sin tener ni idea de política, le dije que sí y entro en las listas para las elecciones al Ayuntamiento de Campoo de Enmedio en 1979.

- ¿Por qué por el PSOE?

-La verdad es que desde que llegué a Matamorosa nunca me había interesado la política, estaba ocupado con la educación y el deporte. Además de Mediavilla, también me lo plantea Jaime Blanco (expresidente de Cantabria) y, sinceramente, creo que en un principio acepté por insistencia.

- Y empieza a gobernar...

-Sí, me planteo unos objetivos para mejorar el municipio como me los podría plantear en el Magisterio; pocos y concretos. Solo conocía Matamorosa y no me gustaba, me parecía que carecía de identidad, no tenía servicios, había multitud de vertederos incontrolados y consideramos que hay que dotar a Enmedio de servicios básicos, crear parques, fuentes, alumbrado, abastecimiento, saneamiento o accesos rodados y sobre todo servicios sociales, tejido asociativo y fomentar el deporte.

-Ha permanecido 36 años como concejal, 28 de ellos cómo alcalde, ¿en qué ha cambiado la política?

-Recuerdo los inicios en la primera casa consistorial, a la salida del pueblo en un viejo caserón alquilado. Durante aquellos años, con el final del franquismo, el debate en los plenos era muy ideológico e intenso y las posturas estaban radicalizadas con polos claramente diferenciados. Todo el mundo estaba muy metido en política menos yo. Personalmente, estaba más centrado en los problemas del municipio que en cuestiones más amplias.

-¿Qué es para usted la política?

-Un servicio hacia los ciudadanos y hacia el territorio. No soy un político de partido al uso y no me ha gustado la política de altura. La política solo la comprendo para mejorar la vida de los ciudadanos. No he ocupado nunca cargos institucionales porque nunca he tomado parte de la estructura interna

-¿Por qué no aspiró a algún puesto más relevante en la política regional?

-Porque con atender de verdad al municipio me parecía suficiente, y añadir cargos suponía distraer mi trabajo. He sido un político con ilusión, pero realmente en el fondo no me considero un político. Lo he concebido más bien como un trabajo.

- Después de más tres décadas en un ayuntamiento algo de político tendrá...

-Soy socialista, me gusta la justicia social y los preceptos que aglutina este partido, pero rehuyo de la política de altura.

-¿Y por qué ha estado tantos años?

-He permanecido en el puesto, obviamente gracias al voto de los ciudadanos, tratando de acabar una misión que nunca se acaba. Unos objetivos que nunca se alcanzan del todo.

-¿La política engancha?

-Sí, porque es poder, es conocer, saber y de alguna manera sentirse importante.

-¿En qué ha cambiado la política a aquel joven maestro que llego a Matamorosa en 1960?

-Pasas de ser un muchacho ingenuo y entusiasta a no serlo tanto. Se pierde la inocencia del maestro joven, el contacto con la juventud y el deporte o con los padres de los alumnos, y pasas de ser prácticamente amigo de todos a serlo solo de la mitad. Sinceramente, era más feliz sin política.

-De la mitad más uno...

-A veces de la mitad menos uno [ríe]

- ¿Ha hecho amigos dentro de la política?

-Más bien diría que buenos compañeros de trabajo, colaboradores fieles. Un amigo es aquel que no te pide el mismo favor tres veces. Ese, al final es un "enemigo".

-¿Le han tentado otros partidos?

-Sí, todos y con grandes ofertas.

-¿Qué partidos?

-Los que había antes y siguen.

- ¿Qué tipo de ofertas?

- Dotar al municipio con grandes obras y estupendos cargos para mí.

- ¿Por qué le tentaron?

- Necesitaban un referente en Campoo.

-Por qué rechazó?

-Nunca pensé en ser un tránsfuga.

-¿Por encima de la ideología están los intereses electorales?

-Si no gobiernas, no puedes conseguir tus ideales. Por eso el objetivo es gobernar.

-¿El fin justifica los medios?

-Si el fin es positivo, en la inmensa mayoría de los casos, sí.

-¿Que ha hecho en política de lo que se arrepienta?

- Quizá no tratar a todos las oposiciones con la consideración que se merecen.

-¿Y de qué se enorgullece?

-De transformar un viejo municipio en un lugar muchos más habitable.

-¿Qué no ha podido conseguir?

-El complejo deportivo de Las Eras de Matamorosa.

- ¿Por qué no se logró?

- Por no tener nunca un consejero socialista en Cultura y Deporte. El proyecto estaba redactado y apalabrado.

- ¿Se subvenciona más a los ayuntamientos por su color que por sus necesidades?

-En mi caso me han tratado sinceramente muy bien. Aunque está claro que es más fácil conseguir objetivos cuando gobierna el partido al que perteneces.

-¿Qué sintió al perder las elecciones?

-Francamente, decepción, si hubiese perdido otras elecciones incluso lo hubiera considerado justo, pero la legislatura 2007-2011 fue insuperable. Jamás se repetirá porque recibimos casi un millón de euros extra para inversiones y después otras 400.000 euros que invertimos en su totalidad. Pero la marea ciudadana decantó su voto a favor del PP. Consideraron un cambio que podía tener sentido a nivel nacional, pero no en este municipio. Por eso lo sentí.

-Después de gobernar durante 28 años y perder unas elecciones, ¿por qué permanece 4 años en la oposición pero no se vuelve a presentar?

-Por responsabilidad. Y aun así, creyendo que podía aportar experiencia desde la oposición y nivel al debate parlamentario municipal, como me lo ha reconocido públicamente el actual Equipo de Gobierno.

-¿En qué ha cambio su vida al dejar la política activa?

-Ahora disfruto más de los míos, tengo mucho más tiempo para mi familia, leer, pensar en lo que se podría hacer a nivel nacional. Por ejemplo, abolir radicalmente las prescripciones de los delitos, eliminar los aforamientos o dar solución a la memoria histórica.

-¿Qué ha supuesto la política en su vida?

- Han sido 35 años de trabajo, muchos festivos incluidos. Con un cierto abandono de las obligaciones familiares pero también con muchísimas satisfacciones y el orgullo de haber sido valorado durante tantos años y haber puesto a Campoo de Enmedio en el mapa de Cantabria; un ayuntamiento al que se le confundía con Reinosa y que ahora tiene una clarísima identidad propia.

-¿Su experiencia en política le ha demostrado que es socialista?

-Cuando tomé conciencia de los compromisos que tenía que asumir, los asumí plenamente y con los criterios socialistas, y así los apliqué.

-¿Qué es ser socialista?

-Buscar la igualdad entre las personas, acabar con la clases, repartir bien los recursos, buscar una justicia justa, pensar más en los necesitados que en los opulentos, luchar por el medioambiente, y pensar en un mundo más unido, evitar los ‘-ismos', o acabar con el liberalismo a ultranza que permite la absoluta libertad del individuo para conseguir la total desigualdad ente las personas.

-¿Qué llevaría en su programa nacional?

-Hace tiempo hice un decálogo y al final ya son más de 150 puntos, por tanto, no es muy operativo [ríe].

-¿Qué influencia ha tenido su infancia en su trayectoria?

-He sido maestro por obligación, no nos pagaban otra carrera. También por los antecedentes familiares, pero luego descubrí lo mucho que me estimulaba. Son vivencias que me han formado para entrar con unas ideas progresistas en la política.

-¿Le hubiera gustado dedicarse a otra profesión?

- Quizá al deporte. Cuando estaba interno el Divino Pastor de Madrid me decían que era mejor que Santiesteban (exjugador del Real Madrid) [ríe] y también obtuve varios éxitos en atletismo, concretamente en salto de longitud y metros lisos.

-Pero eligió una carrera de fondo...

-Conseguir objetivos y superar retos es apasionante. Me hubiese encantado seguir adelante con el Plan Eólico, el vertedero de residuos inertes y el polígono industrial de Bolmir. Se han quedado cosas en el camino pero todavía siguen ahí.