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Actualidad | Reinosa

Los vigilantes de Cupido no descansan

  • Los halcones han conseguido echar a los estorninos del parque

  • Desde agosto las labores se centran en mantenerlo limpio y evitar que vuelvan a dormir

Un implacable equipo de presa formado por dos halcones lanarios, uno híbrido y dos águilas de Harris, son desde el año pasado las aves que llevan la voz cantante en Cupido, y ahora quien no puede detenerse en el interior del parque, en lugar de los vecinos, son los estorninos.

Lo cierto es que desde que el Ayuntamiento de Reinosa, a través de la concejalía de Sanidad, dirigida entonces por Miguel Ángel Fernández Higuera, apostara por el nuevo método para acabar con la plaga de estorninos, se ha conseguido -de momento- eliminar los desagradables olores y el lamentable aspecto que presentaba este concurrido espacio verde de Reinosa.

Los responsables del cambio, además de las aves rapaces, son sus adiestradores de Coplacan, la empresa encargada de erradicar la plaga de estorninos negros y pintos. Atrás quedan soluciones que no dieron el resultado esperado como era imitar el sonido de otras aves o emitir ruidos molestos para que estos incómodos vecinos no durmiesen en el centro de Reinosa.

De momento, los estorninos negros (que son los autóctonos y se estima en unos 3.000 los ejemplares de la colonia criada el año pasado en las cornisas de los edificios que flanquean el parque) fueron echados de sus nidos en primavera y no están consiguiendo volver. Situación favorable para que no entre el pinto procedente del norte de Europa, que al ver a su pariente oscuro campar a sus anchas por el parque se unía a él, pero que ahora también percibe las copas y ramas del parque como un lugar inseguro y hostil por la presencia de sus depredadores.

Cupido no es buen lugar para dormir

Realmente, subrayan desde la empresa, estos halcones tienen una "función disuasoria y simulan ataques" para que los bandos de tordos huyan. El halcón lanario es el primero en actuar y lanza vuelos para ahuyentar a los tordos. Al anochecer, las águilas de Harris son las que atacan a los dormideros en los árboles. Al final, el estornino tiene que estar siempre alerta y decide huir a un lugar más seguro. Concretamente, están migrando a la zona ribereña del Ebro a su paso por Requejo, donde actualmente tienen su segunda opción residencial, después de descartar el año pasado la zona del Híjar entre Matamorosa y Reinosa.

Desde el ayuntamiento están "más que satisfechos" y aseguran que se está consiguiendo el objetivo, sobre todo "viendo cómo se encontraba el parque antes y cómo está ahora", señala el concejal Fernández Higuera, quien opina que también ha contribuido la poda para evitar que las aves dispongan de más ramas sobre las que posarse. "Hay que estar ojo avizor, pero Reinosa está prácticamente limpia de estorninos y su presencia ya es casi testimonial en algún edificio de la ciudad", asegura.