Los púgiles se tantean en paralelo con la cabeza a media altura, se miran de reojo y disimulan ramoneando unos brotes de la vegetación cercana intercalando algunos berridos. De repente se comienzan a colocar enfrentados, corren al encuentro y... un sonido sordo se escucha en el valle. Los machos de ciervo chocan y entrelazan sus cuernas a la espera del favor de las hembras.
Esta escena se repite a lo largo de septiembre y primeros de octubre en muchas sierras ibéricas, puesto que ha llegado el periodo de celo o berrea, pero en la Cordillera Cantábrica con sus mares de nubes y su cercanía al mar, es un momento mágico.
Los ciervos rojos (Cervus elaphus) o también llamados venados, son el mayor ungulado salvaje presente en la península pudiendo llegar a pesar los machos los entre 80 y 160 Kg. que en el caso de las hembras es de entre 50 y 100Kg. Su capa es de un color pardo homogéneo y presentan un escudo anal de color blanco sucio. Presentan un aspecto estilizado en el que resaltan unas orejas amplias, siempre atentas al entorno. Los machos, a diferencia de las hembras, presentan cuernas, que no cuernos, de origen óseo que renuevan cada año.
Las cuernas se comienzan a formar tras la caída de las anteriores, a partir de los meses de abril y mayo. Al acabar de formarse, están cubiertas por un tejido vascularizado conocido como terciopelo, que se quitarán contra la vegetación en el conocido como descorreado. En el proceso de formación de la cuerna los machos se apartan al bosque o zonas de vegetación densa, donde en compañía de otros machos pasan todo el proceso.
Estas cuernas adquirirán un color más claro o más oscuro en función de la vegetación contra la que descorreen. Ya que el color no es más que la mezcla de los restos de sangre del terciopelo y la sabia de la vegetación contra la que se rascan para desprenderse del mismo. Así los venados de nuestros lares adquieren esa coloración al rascarse contra escobas, brezos y tojos. Los cuernos se componen de las siguientes partes; roseta en su base, luchadera (primera punta), contraluchadera (segunda punta), candil (tercera punta) y corona (conjunto de puntas más altas), aunque hay múltiples variaciones. A pesar de haber mucha discusión al respecto, parece obvio que una buena genética junto a una variada alimentación permiten desarrollar mayores cuernas.
Con la cornamenta limpia de terciopelo, a finales de julio o agosto, estos grupos de machos se disgregan y comenzarán a agrupar a las hembras para el celo. Las hembras por el contrario, pasan el año entero en grupos de madres con crías. Los partos ocurren en Mayo y Junio, dando a luz una cría, raramente dos, que al nacer muestran punteaduras blancas sobre la capa parda. Estas crías permanecerán escondidas durante el día a la espera de que la hembra regrese de alimentarse y les dé de mamar. La hembra puede entrar en celo en el mismo año.
La alimentación se basa en herbáceas, brotes y hojas de arbustos e incluso líquenes y cortezas de árbol en épocas de escasez, como el invierno. Esta alimentación puede causar daños en la vegetación, donde la especie es abundante.
Llegados a Septiembre, comienza la berrea. La testosterona de los machos alcanza altos niveles y con ello comienzan a agrupar a sus rebaños de hembras. Bramidos, carreras y enfrentamientos se sucederán para demostrar al resto quién es el más fuerte. Los machos apenas comen durante este periodo, lo que sumado al esfuerzo físico de la reproducción hace que muchos perezcan en el invierno.
Por el contrario las hembras pastan expectantes, algunas incluso flirtean con los machos cercanos, apareándose con ellos en un descuido del macho dominante con lo que aumentará la diversidad genética de la descendencia. Parecen conocer que toda la población de ciervos del norte peninsular proviene de unos pocos ejemplares reintroducidos en las décadas de 1960 y 70, ya que la especie fue extinta en los años 40 del siglo pasado.
Los primeros fríos ya se hacen sentir por octubre y apagan los amoríos de los ciervos hasta el año siguiente. El invierno se cobra muchas víctimas y sólo los más fuertes llegarán a la siguiente berrea.