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Deporte| Campoo de Enmedio

La soledad del corredor de fondo

Fotos: J. Villán.

Manuel Pérez Nestar, vigente campeón del ultratrail de La Herradura de Campoo, intentará repetir mañana el triunfo

Corre porque se siente libre, olvida los problemas de la vida y se evade del trabajo. Cuando llega a casa exhausto, después de entrenar durante más de tres horas subiendo montes, bajando cuestas y atravesando bosques se siente orgulloso. Una ducha y la satisfacción por rascar cada día unos minutos al crono. Se sacrifica para lograr resultados, ha pasado de comer lentejas con chorizo a medir la leche que toma. Manuel Pérez Nestar (1976, Cervatos) es el vigente campeón de ultratrail de La Herradura de Campoo, una carrera de montaña de 55 kilómetros que recorre nuestra cordillera coronando más de 10 picos que superan los 2.000 metros.

"Nunca tienes que pensar lo que estás haciendo ni lo que te queda, hay que concentrarse en otras cosas y evitar que la cabeza sea consciente del sufrimiento que llevas", recomienda el campurriano para logar completar este tipo de pruebas.

Dice que "hay mucho Cristiano Ronaldo en el atletismo", huye del "glamour y el escaparate" que rodea a este deporte y renueva sus zapatillas cinco veces al año y solo cuando están reventadas. Pantalón corto tanto en invierno como en verano, una camiseta que transpire y un Casio de lo más básico para medir simplemente la hora de salida y la de llegada.

Viene de ganar la semana pasada el Trail de Los Carabeos y su meta para la Herradura es bajar de las 5:36 horas a las 5:30 horas, completar el recorrido a 10 kilómetros por hora de media. "Vamos a ver qué podemos hacer", asegura que su rival es el tiempo y el objetivo es mejorar su marca personal, "ganar es secundario". Confiesa que partir como favorito le genera más presión que motivación y lleva preparando esta carrera seis días por semana desde hace tres meses. La mayoría de las veces cambiado el recorrido; casi siempre desde Cervatos hasta el molino eólico de Celada Marlantes, Palombera, Fuentes y Saja o al Endino por Fuente Arenosa.

Hace dos años que Manuel compite con el club Reinosa Running. "Siempre me ha gustado participar pero es más difícil apuntarse que correr", este fue uno de los principales motivos para federarse y así no tener que preocuparse en inscribirse a título personal en la diferentes pruebas del calendario de carreras de montaña. Participa cada temporada en media docena de ellas y ha irrumpido en el panorama regional de atletismo como un gran fondista "diésel" en las pruebas con un recorrido que oscila entre los 50 y los 80 kilómetros, las modalidades en las que se siente más cómodo.

"Un buen amigo y un gran deportista siempre me dijo que el triángulo del éxito en el atletismo es entrenar, descansar y alimentarse". Ahora se lo toma más en serio, desde el Reinosa Running le han hecho un plan específico de alimentación y entrenamiento. Vigilar la cuchara le ha costado bastante y alguna vez ha pensado en tirar la toalla, asegura con humor.

Trabaja para una empresa en Gerdau y entrena cuando el relevo se lo permite, en ocasiones por la mañana y otras veces a partir de las cinco de la tarde. Ha cambiado el bocadillo de salchichón de las nueve la mañana en la fábrica por tres dátiles y una manzana, y aunque su tentempié es de lo más triste sus resultados son de los más gratificantes: vencedor del trail La Gurriana, Segures, La Herradura, Los Carabeos, tercero en los 116 kilómetros del El Soplao o cuarto en el Desafío Cainejo de los Picos de Europa.

Su siguiente reto es participar en la modalidad de 87 kilómetros de la cuarta edición del Desafío Cantabria de San Vicente de la Barquera, y no se quita de la cabeza ir y volver a Potes corriendo por el monte. Un desafió plausible como el día que se puso a prueba y bajó corriendo desde Cervatos hasta la estación de Santander para volver a casa acto seguido sin perder el tren.

Las cualidades de Manuel Pérez Nestar como atleta fueron patentes desde bien pequeño, cuando en el patio del colegio Casimiro Sainz de Matamorosa recorría un kilómetro en 3:23 minutos. Enseguida le plantearon ingresar en un equipo y con 14 años se apuntó al Forjas y Aceros, donde permaneció durante unos tres años. "En mi casa no teníamos muchas facilidades, el trabajo como ganaderos de mis padres no les permitía llevarme a entrenar y yo tampoco me lo tomaba muy en serio", recuerda. Pero Manuel nunca dejó de correr. Siempre por su cuenta y disfrutando de su libertad por las cumbres de Campoo. Fue hace tres años cuando junto a unos compañeros del trabajo decidieron fundar un equipo para participar en carreras de montaña y el gusanillo del atletismo competitivo se le volvió a despertar. Ahora lo enfoca de una manera más profesional, pero siempre a nivel personal y para batir sus marcas, sostiene.

Este domingo volverá a la ermita del Labra para intentar cumbrear los picos de Campoo el primero y calzarse de nuevo la herradura de campeón. Muy a su pesar le mirarán como el rival a batir y le volverán a decir aquello de "dónde vas con esas zapatillas que no son para trail", Manuel irá a lo suyo y durante esas cinco horas y media en las que pretende completar la carrera intentará no pensar en los 55 kilómetros que está recorriendo.