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Cultura | Reinosa

Sinfonía inacabada en una suite francesa

La vida cotidiana de los franceses bajo la ocupación alemana

La recomendación de hoy es un fragmento de una ambiciosa obra literaria titulada Suite francesa que pretendía plasmar la vida cotidiana de los franceses bajo la ocupación alemana, sin embargo, del planteamiento original, Irene Némirovsky su autora, solo pudo llevar a cabo una pequeña parte, sus planes literarios, su vida y sus sueños se perdieron en un campo de concentración, después de que su país de adopción la entregase a sus enemigos para que la asesinaran junto a su pueblo en Auschwitz. De nada le valió su fama de gran escritora o el prestigio social, ni siquiera contó con el apoyo de su propia madre que se desentendió de su destino. Y ese trágico final hace que las páginas que leemos tengan mayor profundidad y nos retumben en la mente mientras intentamos comprender nuestras reacciones, la maldad, la mezquindad del género humano o el porqué algunos de nosotros frente al abismo de la guerra y la incertidumbre, respondemos con un escudo de miserias y vileza.

Suite francesa fue publicada ya en este siglo después de que una de las hijas de la escritora, venciendo su tristeza, abriese un cuaderno de su madre en el que suponía que estaban reflejados sus últimos días y, para su asombro, encontró esta obra incompleta y perfecta y una de las primeras que tratan -escrita en el momento en que sucedían los acontecimientos narrados- sobre la entrada del ejército alemán en París (Tormenta en junio) y la convivencia pacífica entre conquistadores y conquistados, en un pequeño pueblo de la zona rural (en una segunda novela corta titulada Dolce). En el manuscrito también se encontraron notas sobre las tres siguientes partes que tenía pensado escribir, junto a su estructura y multitud de detalles y pensamientos.
Además de la calidad literaria de Irène Némirosvky, ya demostrada en su juventud, anterior a la guerra, se apodera de nosotros al leer su prosa una sensación extraña, descorcentante, conseguida mediante un recurso expresivo que destaca el horror sordo y oprobioso de la inminente entrada de los alemanes en París y la huida de sus habitantes acarreando sus pertenencias y bloqueando las salidas de la ciudad, cargados de miedo e incertidumbre, frente al luminoso y espléndido día, uno de los últimos de la primavera, con la naturaleza despertando feliz del sopor del invierno e ignorante de la amenaza que oprime a los hombres. La escritora se recrea en los detalles de sus muchos personajes -es una novela coral- a los que dibuja, con ternura a unos y con saña a otros, describiendo sus reacciones frente a la desaparición de una etapa y el vacío sin matices de su existencia futura.
En la segunda parte, Dolce, vemos, una vez ya ocupado el país, la convivencia entre los alemanes y los franceses, su desconfianza y miedo iniciales, y, sin embargo, su progresivo entendimiento y la constatación, por parte de los campesinos franceses, de que esos soldados, tan jóvenes, tan parecidos a ellos, en realidad podrían ser sus hijos, novios o amigos, y solo las espantosas circunstancias de su presente les han convertido en enemigos.
La escritora trata a los alemanes con comprensión, sin asomo de rencor, como seres humanos, con sus grandezas y miserias y atrapados en esa espiral de iniquidad que atravesó el mundo en mitad del siglo XX.
Cabe destacar que la obra, dormida durante tantos años, fue ganadora, a título póstumo, de varios y muy importantes premios y ha sido desde su publicación un éxito desde el punto de vista de los críticos y de los lectores, y que como consecuencia de ello, las principales novelas de su autora han sido reeditadas y valoradas por el público actual.

Suite francesa
Irène Némirosvky
Barcelona, Salamandra, 2004