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Del tiempo y los días

Señas de identidad: San Mateo

Señas de identidad: San Mateo

Carroceros en el ferial.

Dedicado a todas las peñas y a todos los que hacen San Mateo posible

La fiesta actúa como transformadora de los días comunes, es una ruptura de todas las rutinas, de lo cotidiano, basado en el trabajo o las tareas, porque es tiempo de solaz, de cambio de las normas. Relacionarse, compartir y formar parte del entramado de la fiesta es lo que se persigue al prepararla, la gente, los pueblos se unen por y para la celebración, bien como espectadores o como auténticos protagonistas.

Las fiestas conforman parte de nuestra memoria como comunidad y desde siempre esos acontecimientos se ha transmitido de generación en generación, desde los recuerdos individuales hasta confluir en un recuerdo común, en el que se unifica lo visto y vivido por multitud de individuos para configurar nuestra historia.

El origen de esos recuerdos y vivencias era difícil de rastrear para el antiguo estudioso de la historia, pero afortunadamente desde ya hace muchas décadas contamos con un soporte que ayuda a fijar la memoria, la individual y la de todos, como es la Fotografía. Reinosa también debe mucho a esa fuente, ya que gracias a ella sabemos cómo éramos: Julio García de la Puente, Casto de la Mora, Boyet, Perico e Isidoro, Gumer (Antonio Gutiérrez y Antonio Merino), Celis, Barriuso, Renato, Alberto, Eugenio, Eduardo... y tantos otros, anónimos, que han fijado y pulido en imágenes ese espejo donde nos reflejamos. Allí nos buscamos, buceamos en nuestros recuerdos, hallamos abuelos y padres, primero en blanco y negro, después en color y ahora como archivos digitales guardados en el smart phone. La fotografía y el vídeo nos permiten completar lo que las lagunas de la memoria nos intentan ocultar.

Es cierto que las fiestas sirven para sociabilizar y olvidarse de las rutinas, pero hay fiestas además que son verdaderas fronteras que hay que cruzar. Son los ritos de pasos, de una etapa a la siguiente, de la pubertad y la adolescencia a la juventud y de ahí a la madurez y después a la vejez y la muerte. Todas ellas son parte fundamental de nuestras vidas y se reflejan en la cultura, en la civilización, en los ritos cristianos, judíos, musulmanes o paganos, además de los rituales de iniciación de los grupos y hermandades, pandillas o instituciones que tienen sus propias normas de celebración.

Este es el caso de Reinosa y los "ritos de paso" no escritos de San Mateo y sus fiestas y ferias. Se ha hablado mucho de la falta de una base educativa sólida, de la falta de implicación y responsabilidad por parte de los chicos que elaboran las carrozas, se dice que hoy los adolescentes no tienen ese grado de "implicación" con la sociedad de su entorno, con las tradiciones. Ahora la socialización, desde hace no demasiado, se produce de otra forma. Los vientos del cambio nos han ido convirtiendo en otra sociedad muy diferente a la de los años 90 o la primera década del siglo XXI. Es normal, los tiempos cambian y nos cambian. Ahora esos ritos consuetudinarios marcados por la edad y la obligación se han trastocado; los padres de los más jóvenes se sienten, así mismo, muy jóvenes, y eso ha transformado ciertos paradigmas en la adolescencia, como salir de noche, cenar fuera, o permanecer hasta más tarde dando un paseo por Reinosa.

San Mateo para muchos chicos de antes era mudar y crecer, estar y sentir la fiesta, el ocio, el verse como protagonista de algunas escenas de la ciudad de nuestra juventud e incluso de madurez.

San Mateo en la niñez, corriendo por primera vez ante los terribles cabezudos. Las jóvenes reinas y damas, accediendo a otra esfera de la sociedad, por unos días... Las pandillas escolares trasformadas en peñas, y el sempiterno subir y bajar del ferial, trabajar, zanganear también, y sentir que tenían en sus manos y en su esfuerzo el verdadero corazón y protagonista de las fiestas reinosanas: la noche de las carrozas.

Hacer la carroza era el gran rito de paso de muchos de nosotros, significaba una patente de corso que permitía hacer cosas impensables en otros periodos del año. Por eso siempre la fiesta tiene algo de trasformadora y provocadora. Las fiestas de San Mateo alargaban las horas de llegada a casa. Y como siempre era el momento ideal para "el ligue", para el escarceo, los primeros besos y quien sabe que otros dramas propios del amor, como la traición o la frustración. En el juego del amor no hay nada escrito acerca del éxito o el fracaso. La fiesta como un primer acercamiento también al rito de paso más universal: los primeros cigarros y la bebida. Ser mayores era eso. Ahora los modos han cambiado y las fiestas se suceden a lo largo de todo el año y también los motivos para trasnochar desde muy jóvenes y no es un hecho aislado en una semana de septiembre.

San Mateo es tradición, memoria, experiencias y sensaciones que se fraguan en la noche mágica y especial que es la noche de las carrozas. Esa noche todos nos hemos imaginado, alguna vez, durante los meses anteriores, que iba a ser la gran noche, que iba a ser el estallido maravilloso, la materialización del sueño de todo un año pensando en ella, en la fiesta. Cada uno de nosotros recordaremos algún San Mateo especial, cerraremos los ojos y la memoria nos acercará ese recuerdo.

San Mateo tiene que seguir asumiendo esas transformaciones, quizá deba seguir siendo uno de esos ritos de paso tan necesarios e importantes que nos han configurado como individuos. La tradición es nuestra identidad y aunque el Día de Campoo es quien se ha arrogado la defensa de esa identidad más rural, en una fiesta donde los valores de otros tiempos impregnan nuestro entorno y nuestra comarca, las carrozas son el otro eje de esa identidad. Lo identitario en las carretas es la masa madre de Campoo, el origen del mundo rural y también su progresivo cambio hasta el de hoy, mientras las carrozas envuelven un universo más urbano, que bebe del presente.

Pensemos que entre todos estamos forjando la memoria de nuestra ciudad. Reinosa puede ser diferente en el futuro, pero será lo que nosotros queramos crear... Eso es el ejercicio que conforma la identidad de un lugar: la unión de la memoria de todos y la creación de un recuerdo colectivo.

San Mateo y sus ritos. San Mateo y sus fiestas. San Mateo y sus sueños y magia...

Deseo que todo eso sea para ustedes como cantó Raphael:

Hoy, para mí, es un día especial

Hoy saldré por la noche

Podré vivir lo que el mundo nos da

Cuando el Sol ya se esconde...


¿Qué pasará? ¿Qué misterio habrá?

Puede ser mi gran noche

Y al despertar, ya mi vida sabrá

Algo que no conoce...