El 10 de marzo de 2020 era martes. Las celebraciones del 50 Aniversario transcurrían a un ritmo incesante (directores de cine, científicos, pintores, deportistas de élite, escritores, etc.) y aquel día el famoso cocinero Floren Bueyes acompañado del presidente Revilla presentaba su creación culinaria ante un salón de actos repleto de público con casi quinientos alumnos. Fue la última vez que pudimos llenarlo. Tres días más tarde, la Consejería de Educación nos anunciaba un parón obligado en las clases por un período mínimo de 15 días. El resto de la desgraciada historia la conocemos de sobra. Mejor no insistir sobre ella.
Ha pasado algo más de año y medio y parece que se presiente el ansiado final de toda este infortunio. España lleva varias semanas desescalando a buen ritmo y varias comunidades autónomas no imponen ya ningún tipo de restricción a la población, más allá del uso de mascarilla en interiores. Sin embargo, la vuelta a la normalidad en los centros educativos va más con más lentitud para preservar esa seguridad de la que hemos hecho gala durante toda la pandemia. Ha sido un gran esfuerzo de todos, a pesar de que éramos conscientes de la inexplicable paradoja social que suponía que, de la puerta para fuera del centro, las medidas de precaución, en demasiadas ocasiones, brillaban por su ausencia.
Hemos iniciado el curso 2021/22 aún con la guardia alta. A pesar de que más del 90% de las ochocientas personas que conformamos la comunidad educativa del IES Montesclaros estamos vacunados con la pauta completa, las medidas anti-covid siguen activas. Se toma la temperatura todos los días, se mantiene la distancia interpersonal de seguridad dentro del aula, el lavado de manos a las entradas de las clases sigue siendo obligatorio y algunas actividades complementarias que implican la mezcla de grupos, de momento, no se realizan por precaución. Es un último esfuerzo. Una cautela que nos tiene que llevar sin contagio alguno hasta la finalización del primer trimestre. Nos hemos marcado en el calendario la fecha de la vuelta de las vacaciones de Navidad (allá por el día 10 de enero), como el reinicio paulatino de nuestra normalidad: el reto de regresar a nuestro mejor pasado para recobrar esa actividad multidisciplinar que nuestro instituto tenía antes de esta pandemia.
Recobrar la vida escolar y cultural de la que nuestro centro hacía gala con una actividad académica sin ataduras, con el desarrollo de nuestros proyectos de innovación y con la vuelta a nuestro ambicioso programa de actividades complementarias y extraescolares que otorga identidad propia al centro y por la que trabajamos todos los días para que seguir a la vanguardia de los centros educativos de nuestra región.