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Deporte | Reinosa

La 'resiliencia' de Mireia

La catalana Mireia Miró, campeona de España y subcampeona del mundo de Esquí de Montaña, acude a Reinosa, dos semanas después de anunciar su retirada

Ha tocado el cielo dos veces en la Pierra Menta, la prueba de esquí de montaña más prestigiosa del mundo, una carrera de cuatro etapas con un desnivel acumulado de 10.000 metros. Desde que es profesional ha sido la campeona de España Individual; vencedora de la Copa del Mundo en 2011, subcampeona en 2012; y ganadora en numerosas pruebas míticas como la Sellaronda, Adamello o Lagorai-Cima D´Asta. Unas veces sola y otras con su compañera Laetitia Roux. 

Mireia Miró (Barcelona, 1988) anunció hace dos semanas su retirada del esquí profesional por una lesión que arrastra desde hace dos años. Ya no disfrutaba igual. Lejos de ser una despedida triste, Mireia evita cualquier dramatismo y se muestra ilusionada con la nueva etapa que afronta. Ahora, fuera de esa vorágine que la llevaba a competir en invierno esquiando y en verano corriendo -800 horas de entrenamiento y 40 competiciones al año-, lo ve todo con más perspectiva. Siempre desde la montaña, pero con tiempo para formarse, realizar viajes pendientes, conocer nuevos lugares o compartir más tiempo con los suyos. Tiene una capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, es decir, la resiliencia, su palabra favorita.

La esquiadora comenta que su inicio como profesional "no se decide, viene solo". Una tarde aburrida frente al ordenador, consultando las web de la Federación Catalana de Alpinismo y Escalada (FEEC) la sirvió para tantear aquellas modalidades que eran de su agrado. Por descarte llegó al esquí de montaña. Se presenta a las pruebas y logra una plaza en el Centro de Tecnificación en Font-Romeu, en la zona francesa de los Pirineos. Allí comienza una aventura profesional en la que su proyección se dispara y consigue numerosos campeonatos en muy poco tiempo.

"Cuando empecé nadie vivía profesionalmente del esquí de montaña. Era un sueño utópico poder ganarse a sí la vida. Yo me planteaba cómo podía esquiar a la vez que continuaba con mis estudios, y la solución la encontré en los Pirineos". En Font Romeu, con dos becas -una por deportista de alto rendimiento y otra por residencia- puede compaginar el esquí con los estudios de STAP, un equivalente a INEF, en la especialidad de Deporte Adaptado.
Confiesa que "el esquí es una parte de mí". Y subraya que a pesar de dejar la competición seguirá vinculada a la montaña, "es primordial". Asegura que mientras pueda esquiar continuará haciéndolo.

Además de la temporada de esquí, Mireia participa en numerosas carreras de montaña en verano. Al principio, "eran una motivación, porque para un deporte de resistencia, y dada su temporalidad, hay que entrenar todo el año y mantener la forma. Entonces, saber que tenías una carrera en la que competir te obligaba a salir a entrenar".
Durante sus tres años como deportista profesional de alto nivel ha vivido en los Alpes pero cada vez en un país, Suiza, Francia e Italia. "Al final acabas aborreciendo el mismo sitio, me quedan muchos lugares, personas y diferentes modos de vida por conocer".

En cuanto a la repercusión mediática de los deportes minoritarios, confiesa que no le concede mayor importancia, "practicamos este deporte porque nos gusta, y esa debe ser la principal razón. Si lo haces por fama no vas a durar mucho. Los deportes al máximo nivel son muy exigentes y lo haces porque realmente te gusta. Los reconocimientos bienvenidos sean, pero desde luego no es algo que afecte al día a día".

Nueva etapa.

Mireia reconoce que siempre le ha gustado "hacer cosas nuevas". Ya sean sus inicios en las artes marciales con 9 años, el esquí desde su adolescencia, submarinismo en las recientes vacaciones que ha disfrutado o, últimamente, salto en paracaídas y salto base desde pared.

Ahora, tiene en mente un proyecto de esquí de montaña dirigido a la formación para jóvenes y adultos. Aún está por concretar. Además, afronta esta nueva etapa con numerosos retos personales.

Con 25 años, pretende retomar otros aspectos de su vida personal que estaban descuidados, "cuando eres deportista de alto nivel vives al cien por cien por el deporte. No he podido seguir estudiando y quiero seguir formándome".
Recientemente, y con la pierna rota -como ha venido a Reinosa-, ha hecho un curso de quiromasaje en Barcelona. De cara a la nueva temporada ha decidido fijar su residencia en los Pirineos para estar más cerca de los suyos. "Cuando estás fuera esquías mucho pero no ves a nadie. Ahora lo veo con más perspectiva, antes no quería perder ni un día de entreno, hacía coincidir el viaje para poder entrenar ese mismo día antes o después de coger el avión".

Es una persona exigente, pero sobre todo con ella misma. Para ella, "la competición no es solo un resultado, es mucho más; saber que estás explotando tus posibilidades y lo estás haciendo lo mejor que puedes", y precisa, "pero cuando es tu trabajo, y tienes que hacerlo cada día con problemas físicos que te generan una serie de impedimentos, es más más duro. Aguantas durante cierto tiempo y esperas poder volver a arrancar, pero después de dos años así no es igual porque estás más pendiente de los problemas físicos que de disfrutar con lo que estás haciendo", apunta en relación a su reciente retirada.

Solo tardó en escribir la carta de despedida media hora, "ya había tomado mi decisión lo tenía asumido, no quería que fuese triste, sino transmitir optimismo, que sigo teniendo ganas de hacer cosas nuevas, que la competición es una etapa y que mi vida no se acaba aquí".

No pone la cruz a la carrera donde se produjo la primera lesión grave, "porque antes o después me hubiese sucedido, no tuve paciencia para recuperarlo bien, pero creo que ahora me pasaría igual. Cuando compites tienes ganas de seguir así. Lo fui arrastrando, surgieron algunos problemas asociados, vas compensando para no forzar y al final no sabes por dónde empezar para ponerle solución".

Aunque siente envidia sana cuando ve a sus compañeros que se preparan para la nueva temporada, Mireia Miró vive su nueva situación ilusionada y con optimismo. "Es una decisión que si no hubiese estado segura, no la hubiese tomado, y es la buena", concluye.