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Así estamos | Reinosa

Reinosa tiene su propio 'eccehomo'

Uno de los querubines del retablo barroco de la Parroquia San Sebastián no ha sido objeto de la más sutil de las restauraciones

En la parroquia de San Sebastián de Reinosa hay un querubín diferente. Pasa desapercibido, incrustado sin volumen, a la izquierda en el guardapolvo del imponente altar mayor. Pero su rostro, a través de su hieratismo y enigmática mirada, le delata como un infiltrado y el más joven de sus rollizos compañeros de cuatro alas del coro angelical.

Es moreno, peina flequillo de pico, tiene los ojos almendrados tirando a oscuros, la nariz difusa y su desganada boca es de color carmín. Pero lo que le caracteriza aún más es el par de mofletones bien sonrosados, curtidos por el viento norte de las cotas altas, que le asemejan más a un 'macario' imberbe que al resto de angelotes de pelo rubio ensortijado que le acompañan.

Sabemos que esta iglesia, declarada BIC desde 1983, es el mejor ejemplo de arquitectura barroca de la comarca y que se construyó entre los siglos XVI y XVII sobre una antigua capilla. En el exterior destaca su fachada en sillería con su tímpano y la esbelta torre rematada por una balaustrada. Su estructura se divide en tres naves separadas por pilares, la bóveda de crucería refleja su influencia gótica y más cerca del cielo se levanta su cúpula de linterna.

También que su altar mayor, de estilo churrigueresco con columnas salomónicas, alberga interesantes tallas como son las del santo al que rinde culto la iglesia, las de San Pedro (izquierda), San Pablo (derecha) o la Virgen (remate), y que su espectacular riqueza en dorados se atribuye a la donación de este preciado metal por parte del ilustre reinosano Francisco de Güemes y Horcasitas, conde de Revillagigedo y virrey de México.

Lo que aún no hemos logrado saber es cuándo se produjo esta restauración de estilo libre que, por mucho que se esconda en lo alto del coro angélico, una vez vista con teleobjetivo, le saca los colores hasta al propio querubín.

Una imagen en redes sociales de una fotógrafa reinosana nos puso al corriente de esta situación, y para conocer de primera mano la historia de este ‘fake' hemos intentado hablar con la parroquia pero no hemos tenido suerte. No porque no nos hayan querido atender, sino porque no ha coincidido que se hayan puesto al teléfono. Aun así, intentaremos saber su origen, cuándo se produjo, el grado de satisfacción de los responsables del encargo una vez contemplaron el resultado y, si es posible, su autor, cuya técnica y escuela puede haber influido incluso en Cecilia Giménez, autora en 2012 de la restauración del 'Eccehomo' del Santuario de Misericordia de Borja (Zaragoza), que trascendió a icono artístico del siglo XXI.