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Cultura | Reinosa

La realidad más fantástica de Alberto Gallo

La realidad más fantástica de Alberto Gallo

Repaso a la trayectoria del polifacético artista campurriano

Alberto Gallo pinta para transmitir alegría y echar demonios fuera. "Una necesidad vital" a través de una mirada jovial y melancólica. Retrata las escenas y los rincones que le marcaron durante su infancia en Reinosa. Si la estampa le agrada, es fiel a ella, si no se conserva, hace memoria y la edifica con más colorido que antes, y si no le encaja lo que hay, se lo inventa. Libertad creadora. Justicia pictórica para recuperar la ciudad que le arrebataron.

Recuerda que con tres años le regalaron un bic rojo y otro azul. Al contacto con el papel le impresionó "cómo brotaban los colores", que se deslizaban caprichosos por el folio y cuya "magia no se acababa nunca". Poco más tarde descubre los cómics; historias con texto e imágenes sobre exóticas culturas con pirámides, templos y vaqueros que abren su mente a un imaginario al que se asoma desde su casa natal de Reinosa y donde traslada las vivencias que le marcan de su entorno.

Para alimentar esa fruición por los relatos lejanos se convierte con cinco años en un osado dibujante de tebeos artesanales, que cambia a sus amigos por un puñado de historias de las que se vendían en el quiosco.

Su obra está cargada de personajes recurrentes. Una algarabía de posguerra en la calle y el mercado, por las plazas, tiendas, callejones y soportales en las que no falta la figura de la castañera, Cipriano el jardinero de Cupido, Fernandito el aparcacoches o Pano el de la casa del corregidor. "Gente que marcaron un época que me impresionó", puntualiza.

También se vale de elementos ajenos a esa "arqueología urbana" de Reinosa como son los circos ambulantes (Amor, California...) y los titiriteros que acudían a la ciudad, con los que se escapaba para ver cómo trabajaban y les ayudaba a cambio de la promesa de unas pesetas que nunca llegaron.

Gallo utiliza tanto el lápiz, como el ‘rotring' con el que trazaba en la Farga o el tizón, acuarela, acrílico, oleo con pigmentos, pastel, acuarelas o cerámica. "La técnica es inacabable" y pretende ser lo más original posible. De formación autodidacta, opina que la creatividad es innata y se ve a simple vista. "Pintar te hace superar situaciones, es terapéutico, permite que te evadas y debe ser como una digestión". Aun así, no ha experimentado lo que otros artistas llaman "el sufrimiento creativo" y prefiere reflejar en su pintura un "ambiente animoso".

Ir y venir y al final, hacer lo que uno quiere

En la adolescencia quiso estudiar Bellas Artes pero era muy caro y optó por una formación más técnica y enfocada al mundo laboral. Con 13 años se fue a Córdoba a estudiar oficialía industrial en la especialidad de moldeador-fundidor, donde fue de los primeros de su promoción y consiguió beca los tres cursos que allí estudió. Después se desplazó a Alcalá de Henares para preparar ingeniería técnica y al año siguiente comienza la carrera de Aparejador en la Universidad Laboral de Sevilla. Allí permanece un curso y abandona los estudios en una época en la que le ocupaban más sus inquietudes artísticas y culturales que las académicas.

Son años de estudio que forman parte de lo que él es en la actualidad y de los que guarda "un grato recuerdo", especialmente de la compañía itinerante de teatro a la que pertenecía en Sevilla. Como anécdotas, tuvo de profesor de dibujo técnico al político Alfonso Guerra y coincidió en la capital andaluza con el también pintor campurriano José Espurz cuando estudiaba Arquitectura. "Alguna juerga nos hemos corrido...", confiesa con secretismo de estudiante.

Vuelve a Reinosa, se casa, es padre y la mili le "corta los vuelos". Es destinado a Vitoria y Burgos. A su vuelta se asienta en Reinosa, es padre nuevamente de una niña e ingresa como trazador-delineante en la Farga-Casanova. Con el paso de los años se convierte en directivo de la empresa afincada en la capital campurriana y en 1995 es nombrado gerente por el consejo de la fábrica. Abandona el cargo un año después y pide la cuenta. Se olvida del estrés y desde entonces se dedica a una "vida contemplativa" cargada de inquietudes y actividad cultural.

El ocio no deja tiempo libre

Fue el primer artista en ganar un concurso de pintura rápida en Cantabria (en La Vidriera de Maliaño), su cartel para ilustrar las fiestas mateas ha sido galardonado varias veces y tiene en su haber más de 60 premios nacionales de pintura.

Recientemente, la primera universidad donde estudió (Universidad Laboral de Córdoba) ha elegido su propuesta como logotipo para los antiguos alumnos del centro. Pertenece a varios colectivos de artistas; forma parte del grupo de empresa de pintura durante los distintos nombres que ha tenido ‘La Naval' y a la Asociación de pintores y escultores de León. Participa habitualmente en exposiciones y colabora en variedad de proyectos. Tiene varios cuentos empezados y se está "animando con una película de animación".

Siempre ha compaginado su labor en la forja con su vertiente artística. Disfruta con lo que se sale del guion, la bohemia y la farándula. Con un grupo de amigos organizó la primera charanga para las fiestas de Reinosa en 1966 y la acogida "fue todo un éxito".

En los ochenta formó parte de esa ‘movida reinosana' con tintes de contracultura, surgida en torno a la asociación ‘El Convento', que bajo el mecenazgo de María José Fontela aglutinó en La casa del Marqués a varios artistas que marcarían en años venideros el panorama cultural de la comarca. Un poco menos transgresora que ‘The Factory' de Warhol pero con esencia campurriana. A su juicio, "hay que referirse imperativamente a ‘El Convento' para hablar de cultura en Reinosa en los años ochenta".

Ya en el siglo XXI su versatilidad se complementa aún más con su actuación en la desconcertante y surrealista película ‘Guerra sí, amor tampoco', de Jorge Gutiérrez, realizador de Izara tristemente desaparecido.

Con el paso de los años Gallo se centra más en los cuentos y las ilustraciones. Flirtea con el arte abstracto pero se asienta pronto en el impresionismo. Profundiza en esta corriente y acuña el término subimpresionismo e incluso crea un manifiesto. Explica en qué consiste y viene a la mente esa cita de Dalí recalcando que ‘le surréalisme c´est moi'. Gallo establece un paralelismo y expone que "es lo que subyace de una obra de arte impresionista que ya ha pasado por el tamiz del artista". Se toma las licencias del creador y matiza que es como una "prótesis para hacer lo que me da la gana con la realidad".

Trovador de imágenes

Tiene publicados más de media docena de cuentos ilustrados: ‘Los sueños de Pepino el Espantapájaros', ‘El día que me enamoré de la sota de copas', ‘El rescate del alquimista: historia de marionetas en Reinosa', ‘www.regalodenavidad.com', ‘La Vijanera: una historia de marionetas en el Valle de Iguña' o Patachín y el desfile de carrozas artísticas'.

No tiene prisa, pinta a fuego lento. "Si es poco, que sea bueno", pero confiesa que los cuentos se le van de las manos. Empieza con una idea que dibuja y escribe a la vez y al final se convierte en una obra con sentido narrativo a la que se le van añadiendo personajes.

Ver editado uno de sus cuentos es para él "una de las mejores experiencias de la vida". Le basta con que la editorial le ceda un buen número de copias para conservar y regalar. Esa vorágine creativa también aminora de vez en cuando. Disfruta "yendo a moras y endrinas", paseando por Campoo y Silió (donde reside) y estando ocho horas en la calle dibujando en los concursos de pintura rápida.

En cuanto a la impresión que se desprende de sus dibujos, explica que se apoya en lo bueno de la vida e intenta transmitir alegría, "retrato cualquier situación que me emocione". En todo momento es consciente que su pintura nostálgica edulcora en muchas ocasiones la realidad, "si profundizamos un poco puede emerger lo desagradable".

Pero esa libertad creadora más alegre es la que elige para retratar los años de una etapa que se escribió en blanco y negro pero con hambre de color. Ese tono al que recurre para recordar o inventarse la ciudad donde nació y hacer de ella un lugar más hermoso, divertido y habitable.