El lunes pasado al sintonizar RNE preguntaban ¿qué recuerdas con cariño de las tardes de primavera?, e instintivamente me acordé del croar de las ranas en La Mina Fontoria, las Canteras de Matamorosa, El Pozo Pozmeo...
Miles de ranas proclaman su amor a los cuatro vientos mientras las hembras intentan seleccionar al mejor de los "cantantes" entre el barullo. Se entremezclan tenores y barítonos en unos conciertos que se alargan durante estas fechas y que si el viento está calmado se oyen a larga distancia. Pero entre todas las especies hay una que prefiere la vegetación de las charcas y más concretamente los juncos, esta ranita además tiene un croar más suave, es la ranita de San Antón (Hyla arbórea).
La ranita de San Antonio es pequeña y alargada, de cabeza ancha y dedos terminados en discos adhesivos. A lo largo de cada flanco corre una línea lateral negra bordeada de blanco, hecho que la diferencia de la ranita meridional en la que la línea sólo se alarga hasta detrás de los ojos (Hyla meridionalis). La piel es lisa y de un verde hierba en el dorso, mientras que el vientre resulta ligeramente granuloso y de un gris pálido. En la garganta el macho posee un saco vocal que se hincha y adopta la forma de una vejiga cuando croa.
De entre las especies de ranas ibéricas es la especie con un ciclo de vida más independiente del agua, lo que no quiere decir que no necesite ambientes húmedos para vivir. Por eso pasa gran parte del tiempo entre la vegetación, en las ramas o en hojas de arbustos. Pero es en la época de "freza" (período reproductor) cuando son más visibles y audibles.
Una vez el macho haya conseguido atraer a una hembra con su llamada y durante la noche. La hembra deposita paquetes con alrededor de 800 a 1000 huevos, los cuales son fecundados externamente por el macho, realizando el denominado amplexo axilar, aunque no es raro que a una hembra se le unan varios machos. A veces se encuentran machos y hembras muertos en los entornos de las charcas en época de freza, ese fenómeno puede ser fruto de ahogamiento, al impedirles respirar el número de pretendientes que se asocian en la cópula.
La puesta quedará unida a la vegetación lacustre y unos 15 días después de la puesta nacerán los renacuajos, cuya metamorfosis completa dura unos 3 meses. Siendo muy pequeñas al abandonar la charca (2 cm.) y no alcanzando la madurez sexual hasta los 4 años, momento en el que volverán a la charca a reproducirse. En los meses de verano multitud de pequeñas ranitas de San Antonio buscarán cobijo en la vegetación circundante de las charcas para desarrollarse y escapar de la depredación. Una vez llegado el invierno buscarán cobijo bajo tierra, bajo rocas o simplemente al abrigo de los arbustos para hibernar.
La situación mundial de los anfibios es preocupante ya que el cambio climático global así como el desarrollo y proliferación de un hongo (Batrachochytrium dendrobatidis) a consecuencia del aumento de temperatura mundial, está diezmando las poblaciones. Por ello es importante conservar nuestras zonas húmedas como garantía de un entorno saludable y de un paisaje natural heredado que pretendemos perdure.
Os recomiendo un paseo entre dos luces por las charcas para tener el privilegio de escuchar a las ranitas de San Antón y al del "concierto anfibio".