Información elaborada por la Fundación Oso Pardo y que se puede consultar aquí
Los osos cantábricos, y en general los osos europeos, no son agresivos. Después de muchos siglos de convivencia con las actividades humanas, los osos han aprendido a evitar contactos con las personas y, con su excelente sentido del olfato y del oído, detectan generalmente con bastante antelación el posible acercamiento de una persona y se alejan discretamente del lugar, sin que en la mayor parte de los casos la persona llegue a darse cuenta. A pesar de la estrecha convivencia entre osos y personas en la Cordillera Cantábrica, solamente se han registrado cinco casos de ataques en los últimos veinticinco años, incluido el producido hace unos días en Villaescusa (Campoo de Enmedio), y ninguno de ellos con consecuencias fatales.
En estos pocos casos, el factor desencadenante ha sido la presencia muy próxima de los humanos, que motivó la respuesta defensiva del oso consistente en un ataque breve y rápido para hacer frente al peligro y una huida inmediata. Hay que tener en cuenta que un oso puede ser peligroso si está herido, si se trata de una hembra con cachorros, si ha sido hostigado por perros o si ha sido sorprendido en su osera o comiendo una carroña.
El incremento de la población de osos que se está produciendo en los últimos años puede suponer una mayor probabilidad de encuentros con personas, sobre todo porque ahora también hay cada vez más gente interesada en recorrer los senderos y caminos o acudir a la montaña para ver o fotografiar fauna y paisajes.
Aunque el riesgo de ataque es pequeñísimo, siempre es bueno conocer las mejores pautas de comportamiento ante un encuentro con un oso.
-Si nos encontramos con un oso a corta distancia y el oso no nos ha detectado, lo mejor es retirarse despacio sin alertar al oso y sin correr.
-Si el oso nos ha localizado, hay que conservar la calma, hablar suavemente con voz normal al animal e ir alejándonos despacio, permitiendo que nos identifique como un humano y mostrando que no somos un peligro para él. Si el oso está caminando hay que dejarle paso libre, no obstaculizar su camino ni las posibles vías de huida. Nunca echar a correr ni gritarle o amenazarle porque eso puede desatar su reacción agresiva defensiva. Si se trata de una hembra con oseznos no hay que interponerse entre la madre y sus crías.
-Si el encuentro se produce durante una acción de caza, se debe dejar al oso vía libre para huir, sin gritarle ni llamar su atención. Si llevamos arma se recomienda no disparar al aire, ya que puede reaccionar con un ataque.
-Si el oso se siente amenazado puede reaccionar con una carga disuasoria, una respuesta habitual que consiste en una pequeña carrera amenazante que se frena antes de llegar a nuestra posición. Aunque puede resultar difícil, hay que mantener la calma, continuar en nuestro lugar, hablando suave y moviendo las manos pausadamente, para ir retirándonos despacio cuando relaje su atención sobre nosotros.
-En una situación extrema y muy improbable, que el oso nos ataque, lo mejor es tumbarse boca abajo o en posición fetal, con las manos sobre el cuello protegiendo la cara y la cabeza y permaneciendo inmóvil. Si llevamos mochila puede ser una protección adicional. El oso hará un rápido ataque defensivo y en cuanto perciba que el peligro ha sido neutralizado huirá. Conviene mantenerse inmóvil hasta estar seguro de que el animal se ha ido.
-Si vemos un oso a distancia segura, disfrutemos de la observación tranquilos, y no intentemos en ningún caso acercarnos al animal para hacer una foto o verlo mejor. Siempre a distancia.
Un mito muy extendido afirma que el oso se pone de pie para atacar: si el oso se levanta sobre sus patas traseras, posiblemente solo intenta identificarnos y mejorar su campo de visión, ya que su vista es mediocre. En ningún caso ponerse de pie es una actitud agresiva.
Evitar situaciones de riesgo
Para prevenir encuentros desagradables en las áreas oseras hay que evitar situaciones de riesgo. Así, si caminamos por una zona con presencia frecuente de oso, y sobre todo si hemos detectado cerca signos recientes como huellas o excrementos, es aconsejable hablar y hacer algún ruido, avanzando despacio y con atención, para evitar un encuentro fortuito y dar tiempo suficiente al oso para localizarnos y alejarse.
Tampoco conviene entrar en zonas de vegetación cerrada o en roquedos donde se sospecha que puede haber osos, jabalíes o alguna otra especie de fauna encamadas. Y cuando vamos con perros es necesario llevarlos atados o muy controlados, ya que muchos incidentes son provocados por un perro que detecta y alarma al animal, regresando inmediatamente junto a su dueño con un oso enfadado detrás. Conviene alejarse también si vemos u olemos una carroña, o advertimos la presencia de aves necrófagas, y está absolutamente desaconsejado dejar restos de comida que puedan atraer a la fauna, y mucho menos proporcionar comida intencionadamente a los osos. Por último, nunca debemos intentar acercarnos a una osa con crías o acceder a una zona en la que se haya detectado recientemente la presencia de una hembra con cachorros.
No es infrecuente que algunas personas, sin autorización para ello, utilicen cámaras automáticas para fotografiar fauna, y sabemos de personas que han utilizado cámaras y cebos para fotografiar osos. Esto es muy peligroso, y puede provocar incidentes graves con el animal y/o la habituación de los osos.
Adoptando estas mínimas precauciones, podemos disfrutar sin ningún problema de la magnífica naturaleza que afortunadamente tenemos en la Cordillera Cantábrica, con el oso como máximo exponente de naturalidad.