'U n i v e r s o s', el montaje multimedia de Sergio Balbontín y Julio Ceballos "es un masaje de esa zona del cerebro donde almacenamos las emociones"
Este sábado, a las 19.30 horas, en el Teatro Principal de Reinosa
Porque cualquier pérdida es una búsqueda. Porque nadie sabe qué pasado le espera. Porque quien no juega con fuego muere de frío. Porque escapar no significa ir a ninguna parte. Porque no hay respuestas que no habiten ya en nosotros mismos. Porque a menudo el corazón nos está pequeño. Porque los hombres cambian, pero nunca cambia el "Hombre". Porque escribir un poema es poner cada cosa en su sitio. Porque la caída es una parte del vuelo. Porque para comprender, primero, hay que saber mirar. Porque nadie es culpable de sus sueños. Porque nunca está cumplido el tiempo de una sonrisa. Porque nunca es tarde para cambiar de vida. Porque nuestros miedos tienen el mismo tamaño que nuestras esperanzas. Porque taparnos los oídos no acalla los tambores.
'U n i v e r s o s', la última propuesta de Sergio Balbontín y Julio Ceballos, trae al Teatro Principal de Reinosa este sábado 26 a las 19:30, una mirada al mundo en el que hoy vivimos y en el que a menudo corremos el riesgo de "desalmarnos".
La historia que da a luz a este proyecto comenzó en el banco del parque de Cupido a principios del invierno de 1998 y prosigue durante 17 años, a través de Viena, Shanghai, un programa de radio y varios libros en conjunto.
Por eso 'U n i v e r s o s' es un viaje. Un guiño a lo desconocidamente conocido. Un reclamo a la conciencia. Una llamada a la sensibilidad. Un señuelo pero, también, una trampa que atrapa más de lo que aparenta. Un artefacto del que se sale con más preguntas que respuestas. Una emocionada ventana al mundo.
Porque el mundo está en constante movimiento. Porque es fácil perder si estamos quietos. Porque todo está ahí, tras nuestros párpados. Porque se avecinan grandes cambios. Porque cada noche alguien arriesga la vida por amor y resucita. Porque la memoria tiene sus trampas. Porque no hay lugares de los que uno se vaya para siempre. Porque ser joven es hacerse viejo más despacio. Porque todo el mundo se siente solo excepto los idiotas.
Y porque uno se cree que ya no necesita el corazón, pero es éste un objeto extraño que cuanto más vacío, más pesa.
