Preguntado por las segundas dosis de la vacuna de AstraZeneca, Fernando Simón reveló días atrás su enfado, señalando que "se ha utilizado por parte de los diferentes grupos políticos y de los lobbies que tienen intereses en un lado y en otro". Así es. En esto, el popular y controvertido Doctor Simón tiene más razón que un santo.
Efectivamente, no se entiende que, en pleno sprint de la campaña de vacunación, haya saltado la polémica por las segundas dosis de los vacunados con AstraZeneca, al recomendar el Ministerio de Sanidad completar la pauta con Pfizer. Consigna que han seguido también Francia, Alemania, Canadá y Dinamarca por citar a algunas potencias europeas que tienen prestigio reconocido en el marco internacional.
En un primer análisis, nos podría parecer un despropósito más de esta Unión Europea que no ha sabido o no ha querido caminar en la misma dirección que la ciencia; pero, ¿cuál es la causa? Pues que a la ciencia la financian los estados y son las farmacéuticas las que cierran los contratos. Y éstos son tan multimillonarios que las segundas mandan más que los primeros. Aquí radica el principio de todos los desencuentros entre países del primer mundo que deberían seguir al unísono los dictados de la Organización Mundial de la Salud y, sin embargo, apuntan en demasiadas ocasiones en direcciones contrarias muy sorprendentes para los ciudadanos de a pié, que acabamos opinando sobre lo que no sabemos y nos enredamos en polémicas estériles y muchas veces bastante frívolas.
El gran problema, como insinuaba el Doctor Simón, no es tanto científico como político y es evidente que todos estos vaivenes se suceden por intereses económicos de unos y de otros. En el caso de la disyuntiva AstraZeneca & Pfizer, por mucho que se empeñen los gobiernos (incluido el nuestro), la verdadera razón de que no se haga caso a las recomendaciones de la Agencia Europea del Medicamento y de la OMS en relación a que quienes recibieron la primera dosis de AstraZeneca, es la falta de suficientes segundas dosis de AstraZeneca . La razón es muy sencilla. Como se han suspendido contratos con la empresa de Oxford y no se prevé disponer de las necesarias se cambia el paso y se vacuna con la que sí garantiza existencias.
Recordemos que originalmente, la compañía iba a distribuir más de 200 millones de dosis. Sin embargo, esta cifra ha quedado muy lejos de lo firmado en comparación con el gran rendimiento que está mostrando Pfizer, tanto en producción como en distribución. Casualmente la vacuna de Pfizer es casi seis veces más cara: 17 euros frente a los 3 euros que vale AstraZeneca. Saquen ustedes sus propias conclusiones y no lo demos más vueltas.
Lo demás: las polémicas entre vacunas, las vacunaciones a la carta, la elección de vacunas, las firmas de un consentimiento, etc. es una parte de la política. Lo dijo Clinton en aquella mítica frase: "La economía estúpidos, la economía". Son intereses. De momento, este mundo funciona así.
(Norberto García Moreno es maestro y licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Desde 1992 a 1996 fue director del colegio Casimiro Sainz y ahora lo es del IES Montesclaros de Reinosa, donde imparte clases desde 1996).
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