Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso.
Puede obtener más información, en nuestra Política de Cookies.

Los otros campurrianos | Campoo

Póker de urbanitas

Tórtolas turcas, gorriones, estorninos negros y palomas bravías, especies comunes en áreas urbanos. Fotos de Jonathan Rodríguez Ramiro.

Sección semanal sobre la fauna y la flora autóctona

Aparecen expectante, nos miran desde una rama cercana al suelo, se colocan estratégicamente alrededor nuestro como intuyendo nuestra facilidad para crear residuos, lo que para ellos supone la comida del día.

Una pipa, una miga del bocadillo o los gusanitos son un tesoro para nuestros vecinos alados que no dudarán en lanzarse a por ello sin ningún miramiento y enfrentándose si es necesario a otros "pesos pesados", en una pugna urbana. Gorriones comunes, palomas, tórtolas turcas y estorninos forman el póker de ases que cada día patrullan las calles y animan el alquitranado suelo.

Hoy hablamos de estrategias de vida, diferentes formas de afrontar una existencia entre especies de aves y como no podía ser de otra manera, el protagonista indiscutible es el gorrión común (Passer domesticus).

Su vida en grupos es una de las estrategias más estudiadas del reino alado, así hoy en día hemos podido llegar a saber que los machos que presentan un "babero" (mancha bajo el pico) de mayor tamaño se sitúan en un escalafón superior en la jerarquía de grupo o que sus asociación a las poblaciones humanas viene desde el Neolítico.

Basándose en este aprendizaje acerca de nuestras costumbres, los grupos familiares se asientan en las cercanías de los lugares de alimentación, compartiéndolas en muchos casos con otros grupos de gorriones aunque alternan en su devenir diario zonas urbanas con ambientes agrarios. Una estrategia de producción de dos o tres polladas al año con un número elevado de pollos hace de ellos unos candidatos idóneos a perdurar en el ambiente a pesar de la alta mortalidad juvenil.

Entre su dieta han aprendido a alternar semillas y fibras vegetales con desperdicios alimenticios. Su costumbre de forrajear ha hecho que desaparezcan de muchos ambientes urbanos al ingerir en su dieta plantas rociadas con productos químicos usados por los ayuntamientos en la limpieza de las calles. Así hoy en día la población mundial de gorriones está en serio declive y ciudades como Londres carecen de estos simpáticos vecinos.

Pero no todos los "urbanitas" estuvieron siempre en nuestro entorno, este es el caso de la tórtola turca (Streptopelia decaocto). Hacia finales de los 50 se vieron los primeros ejemplares de una especie que hoy en día ocupan prácticamente toda la península. Asociadas en parejas reproductoras y crías de años anteriores, su estrategia a diferencia de los gorriones se basa en la pervivencia de los pollos por lo que su cuidado se alarga durante la cría y sólo permite realizar dos puestas, aunque pueden criar a lo largo de todo el año si el clima es benigno. Aunque tímidas, estas tortolitas parecen que han venido para quedarse.

En el extremo contrario se sitúan las palomas bravías (Columba livia) que en otro tiempo fueron una especia asociada a roquedos y cañones fluviales y que hoy en día han encontrado en las ciudades un lugar idónea para vivir. Su estrategia se basa en la adaptabilidad, así son capaces de criar en cualquier sitio y alimentarse de casi cualquier resto orgánico lo que sumado al descaro y la facilidad para encontrar útiles nuestras edificaciones para andar la hacen otro componente imprescindible del ambiente urbano.

Pero a todos nuestros protagonistas de hoy parece que les han salido competidores, tanto autóctonos como recién llegados. Así estorninos pintos y negros (ya hemos hablado de ellos en una entrada anterior), gaviotas y en algunas ciudades más cálidas hasta cotorras argentinas, procedentes de escapes, pugnan por un espacio ecológico ya de por si pequeño.

El mantenimiento de una comunidad ecológica estable en nuestros ambientes urbanos evita en gran medida la colonización de especies alóctonas. Por eso cada vez que veis una pequeña pelea entre gorriones por una miga de pan, pensad que sois afortunados de que estas aves aún perduren en el entorno de Campoo y nos alegran la vida.