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Sociedad | Aguilar de Campoo

Plantas que dan vida

Plantas que dan vida

Lilas, romero, hipérico, retamas y otras especies que se adaptan bien a las bajas temperaturas y al rigor del invierno en la Montaña Palentina conforman un singular jardín-huerto, habilitado en la Residencia Tercera Actividad de Aguilar de Campoo

Lo que antes era una simple pista se está convirtiendo a base de tesón, cariño y esfuerzo en otra área más para el disfrute de los usuarios del centro gestionado por la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico.

Han sido ellos, junto con los trabajadores de la residencia, quienes, poco a poco, a lo largo de los últimos días han ido sembrando de color lo que antes era una pista de asfalto multiuso en la parte trasera del edificio. Romero, lilas, hipérico o retamas irán floreciendo y dando vida a este nuevo espacio, que otorgará a los residentes una oportunidad más para activarse, trabajar y conectar con el entorno.

Un grupo de abuelos, coordinados por algunos de los trabajadores, se encargaba de dar los últimos retoques a este parterre, sembrando en su parte central, lechugas, lombardas, puerros y otras verduras. Un huerto en altura, que quedará protegido por la zona ajardinada, cuyos frutos irán directamente a la cocina de la residencia para enriquecer la dieta de los usuarios.

"Siempre hemos tratado de hacer honor a nuestro nombre facilitando a los residentes la oportunidad de llevar a cabo diferentes actividades y tareas, que sirvan para fomentar su autonomía y su relación con el entorno", explica Marimar Espartero, directora del centro asistencial.

El jardín-huerto es una más de ellas y los responsables del centro han querido que los abuelos sean partícipes de principio a fin. "Han colaborado en la siembra de las plantas y los productos de la huerta y, nos ayudarán también a cuidarlas", comenta Espartero, quien asegura que para ellos es un modo de entretenimiento y conexión, no sólo con el entorno sino también con otros compañeros del centro.

Y es que, como en todas las huertas, la siembra de hortalizas, se convierte en la excusa perfecta para entablar conversación con el vecino, comparar las bondades de los productos sembrados o, si se tercia y, cuando crezcan, catarlos in situ.