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Naturaleza | Campoo

El Pirineo de este a oeste y de abajo arriba, por Marta Alejandre

El Pirineo de este a oeste y de abajo arriba, por Marta Alejandre

La alpinista aragonesa inauguró la XIV Semana Cultural de Montaña con una ponencia sobre los 213 picos de más de tres mil metros que recorrió en 52 días por la cordillera

La alpinista aragonesa Marta Alejandre fue la encargada de abrir la XIV Semana Cultural de la Montaña, organizada por el Club Tres Mares-La Milana, con una ponencia sobre el reto que se planteó en 2010 junto a Juan Carlos Jiménez y Fernando Errekalde,de recorrer los 213 picos con más de tres mil metros que hay en los Pirineos, y que completaron en 52 jornadas con 40 de actividad.
Una aventura que comenzó el 1 septiembre y concluyo el 22 de octubre. Días durante los cuales sumaron "unos datos apabullantes" de 66.444 metros de desnivel positivo acumulado, pero que "en realidad el número más importante fue el más pequeño, el tres", en referencia a las personas que tomaron parte del proyecto.

Alejandre, que ha sido la primera mujer aragonesa en ascender un ochomil (el Dhaulagiri, con 8167 metros), aseguró después de acabar el reto "el cuerpo terminó más sano de cómo empezó, y que lo necesario fue un poco impulso para empezar y entrenamiento".

Durante su ponencia, la alpinista explicó las motivaciones que llevó a estos tres guías de montaña a lanzarse a recorrer el Pirineo de este a oeste, y comentó que lo que más les gusta es hacer aristas y crestear. De este forma enlazaron un pico tras otro recorriéndolos por las aristas q los unen, a través de escaladas que "no son difíciles, sí muy bonitas, aéreas y comprometidas a la vez, porque aunque el riesgo no es muy elevado una caída puede ser fatal".

Alejandre señaló que como reto deportivo lo enfocaron "sin prisa pero sin pausa", aunque hubo un par de días en los que coronaron hasta 16 tresmiles por jornada, en los que emplearon 12 horas diarias.

En cuanto al número de persona que participaron precisó que no fue al azar, porque a su juicio "tres es un número democrático para tomar decisiones", y también porque durante esos días iban a "estar muchas horas recorriendo un terreno muy delicado y para poder hacerlo lo suficientemente rápido no recurrían a la cordada". Asimismo, precisó que "llevar a dos personas que ponían los ojos sobre ti, valorando cómo ibas, nos permitía cuidarnos y era más difícil que cayera el ánimo".
La zaragozana apuntó varias claves para superar el reto: la logística, la concentración y motivación y las visitas de sus amigos a alguno de los puntos para sacarlos de la rutina.

En cuanto a la logística, puntualizó que se desplazaban con sus propias furgonetas, madrugaban mucho todos los días, realizaban la actividad y luego volvían al vehículo, preparaban la alimentación y se iban a descansar para preparar el siguiente día.
Asimismo, recordó que el denominador común de este proyecto "era disfrutar de la actividad", para lo que primaban ir ligeros de peso y no les importaba bajar a los valles para equiparse con el material necesario a cambio de poder desplazarse veloces por las aristas de los picos. Como curiosidad, apuntó que nunca usaron pies de gato, e hicieron todos los picos con botas, concretamente con dos pares cada que al finalizar acabaron destrozados.

Aun así, esta aventura también tuvo momentos complicados, y Alejandre confesó que en una ocasión se plantearon abandonar. Uno de los días tuvieron problemas con unas ‘agujas' en pedreras muy descompuestas, con un terreno difícil, y con unas nubes que no permitían ver bien la ruta a seguir, pero finalmente se sobrepusieron a las adversidades y continuaron con el recorrido.

"Hacía falta mucha concentración, no tanto por la dificultad sino por la cantidad de horas a través de terrenos descompuestos, en los que no te caes, pero si te ocurre un percance te juegas la vida", advirtió.

Entre otros momentos, destaca "el regalo" de poder disfrutar en soledad de la cima del Monte Perdido y del Parque Nacional de Ordesa, y confesó que una vez ascendieron el último pico, además de felicidad por lograr el objetivo, y después de 52 días de montaña, se plantearon "¿y mañana qué vamos a hacer?".

Por último, y preguntada por cuál de las 213 cumbres se decantaba, contesto que era difícil elegir uno en concreto y que "en los picos, más que por bonitos o feos, te quedas con las experiencias".