Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso.
Puede obtener más información, en nuestra Política de Cookies.

Opinión

De pasiones y desengaños rurales

De pasiones y desengaños rurales

"Cuando el verde se convierte en hierba que segar, la idílica chimenea en leña que cortar y el chalet en un tejado con goteras, la cosa cambia y el lirismo pasa a ser cruda realidad"

El pueblo está de moda, y más ahora, donde la pandemia ha devuelto la mirada a un mundo sin colas y con la mascarilla a media asta en plena naturaleza. Pero las modas pasan, mientras que las casas, los campos, las ilusiones y algunos irreductibles perseveran.

Nuestros pueblos son verdaderos lujos cotidianos, donde para muchos de nosotros hay todo: tranquilidad, tradición, cultura, patrimonio, naturaleza y arraigo. Mientras que para otros no hay nada: ni Starbucks, ni 5G, ni media estrella Michelin. En ocasiones ni cantina queda.

La oda a la vida retirada, el locus amoenus, el glamour del campo, qué bonito todo, qué bien suena y se ve. Con sus vacas, sus verdes pastos, sus lirones, sus huertos... Pero para un rato, de paso o visita. Cuando el verde se convierte en hierba que segar, la idílica chimenea en leña que cortar y el chalet en un tejado con goteras, la cosa cambia y el lirismo pasa a ser cruda realidad.

Con qué ilusión, pasión, precipitación y temeridad compró la casona Jerónimo en Valderredible. Un fin de semana en la casa rural sirvió para abrirle los ojos. Aquello era lo suyo. Total, de Valladolid allí, un paso. ¡Qué fines de semana y vacaciones les esperaban! Un año de reparaciones, otro de paseos y de lecciones a los aborígenes, al tercero, las visitas se iban espaciando, la hija mayor no le veía la gracia al rupestre, al monte y a las verbenas de teleclub. Tras poco más de un lustro, la casa ni de Pascuas a Ramos abre las contraventanas...

Otros, por el contrario, han abrazado el valle como si hubieran sido concebidos en la casa concejo y se han mimetizado con el paisaje y el paisanaje. También tienen mérito. Desde la urbe se ve el mundo rural como algo sencillo, básico y a menudo simple. Nada más lejos de la realidad. Conocerlo e interpretarlo, requiere pericia y sobre todo tiempo, mucho tiempo. En la mayoría de los pueblos nos arreglamos con tres o cuatro apellidos y aunque lleves veinte años con casa en el Camino Real nº 7, siempre serás forastero, al estilo del Far West. Y eso a pesar de que quien más o quién menos en la tierra de los cántabros, a poco que rasque en la genealogía familiar, es más de pueblo que las amapolas.

Tal vez la clave se encuentre en saber verdaderamente qué es lo que se quiere o busca, y en las más de las ocasiones en no dejarte llevar por lo que quisieras que te gustará, pero que por mucho que lo intentas, no resulta.

Con todo, a mí la hierba recién segada me sigue encantando y la leña de roble me continúa calentando dos veces. Sin embargo, en la reparación de goteras no he salido a mi padre y se las dejaré a los que saben.

*Juan Carlos Cabria Gutiérrez es profesor de lenguas clásicas, escritor y divulgador de la cultura y el patrimonio de Cantabria nacido en Torrelavega en 1971. Esta tierra junto con la de toda su familia, Valderredible, han supuesto su mayor influencia a lo largo de sus veinticinco años de periplo investigador y literario. En 1997 publicó su primera obra, La mitología cántabra, a través de los mitos europeos. Le seguirían, Estelas cántabras, símbolos de un pueblo (2000), o Dioses, mitos, héroes y leyendas de Cantabria (2004), reeditada y ampliada en 2018. Coautor de Motivos decorativos y ornamentales en la arquitectura tradicional de Cantabria (2002), o de Cántabros. Origen de un pueblo (2012). 

Conferenciante y profesor en cursos sobre patrimonio y etnografía de Cantabria, así como habitual articulista de numerosas publicaciones, como Cántabros, Aguanaz o periódicos como La Realidad o El Diario Montañés. Destaca su relación con Valderredible, en el que ha centrado muchas de sus investigaciones, y en donde discurre gran parte de su vida.*

VIVE CAMPOO NO SE HACE RESPONSABLE DE LAS OPINIONES DE SUS COLABORADORES, NI TIENE POR QUÉ COMPARTIRLAS NECESARIAMENTE. SIMPLEMENTE, EN ARAS DE LA PLURALIDAD, INTENTAMOS OFRECER DIFERENTES PUNTOS VISTA AL CONJUNTO DE LA SOCIEDAD CAMPURRIANA A TRAVÉS DE VOCES AUTÓNOMAS SOBRE TEMAS ACTUALES.