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Análisis

El Pantano del Ebro y el cambio climático

La Confederación Hidrográfica del Ebro no puede seguir gestionando los recursos del Pantano del Ebro como si el cambio climático no existiese, debiendo actuar consecuentemente

Hace tiempo leí que una de las mejores formas de comprobar el cambio climático era observar la evolución de los pantanos, y el Pantano del Ebro no es una excepción. Ya en mi anterior trabajo "Por qué el Pantano del Ebro acumula menos agua que otros embalses", respondía a esta pregunta indicando que la causa principal se debía a las características del Pantano del Ebro (enorme superficie y una profundidad máxima muy reducida) combinadas con unas condiciones climáticas prolongadas cada vez más secas, con falta de precipitaciones, lo cual propicia además una mayor evaporación del agua. Hay quien defiende que en la reducida ocupación del Pantano del Ebro no hay causas climáticas, y otros plantean "dudas razonables". Para aclarar la cuestión, considero que lo mejor es analizar la evolución de los datos oficiales de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), correspondientes al Pantano del Ebro y al río en Arroyo, a la salida del embalse, pudiendo considerarse este trabajo como una continuación del que publiqué anteriormente.

Para una mejor comprensión de los GRÁFICOS 2 y 3, sugiero su impresión en papel o la visualización combinada con el texto en dos dispositivos electrónicos. El GRÁFICO 2 representa la evolución de la ocupación del Pantano del Ebro en % de volumen (eje vertical de la izquierda) y en hm3 (eje vertical de la derecha), en los últimos 5 años naturales subdivididos en trimestres (los años hidrológicos, en cambio, se inician el 1 de octubre). El GRÁFICO 3 muestra la evolución del caudal en m3/s del río Ebro a la salida del Pantano, también para los últimos 5 años. Vamos a hacer un análisis comparativo entre ambos GRÁFICOS. En el GRÁFICO 2 se observan las oscilaciones, con ciclos anuales, de la ocupación diaria del Pantano, que conforman una línea ondulada con tendencia claramente descendente. En el GRÁFICO 3 también se evidencia la periodicidad anual de las variaciones de caudal diario en la salida del Pantano.

Comparando ambos GRÁFICOS se observa, como es lógico, que las máximas ocupaciones (2º trimestre de cada año) ocurren cuando los caudales de salida son mínimos (el 4º trimestre del año anterior más los 1º y 2º de ese año). Por el contrario, la ocupación mínima del Pantano sucede al terminar el 3er trimestre, coincidiendo justamente con el período de máxima desocupación de salida o desembalsada (3er trimestre), que es precisamente cuando más demanda hay aguas abajo. Como excepción, durante el 1er trimestre de 2019 tiene lugar también un elevado caudal de salida, probablemente por razones técnicas ya que, a pesar de ello, el nivel de ocupación del trimestre siguiente (2º de 2019) superaba el 94%, el máximo registrado en los 5 años.

Después de esta detallada explicación y observando los dos GRÁFICOS, hay una cuestión a destacar: mientras la caída de la ocupación cíclica del Pantano es progresiva (GRÁFICO 2), el caudal de salida en cambio es bastante similar de 2019 a 2022 (GRÁFICO 3). Sucede que las aportaciones de agua se han ido reduciendo, los períodos de sequía aumentando con la lógica evaporación, y para similares desembalsadas anuales, la recuperación del Pantano se ha hecho imposible. En el año 2023 quedaba ya tan poca agua en el Pantano, que el caudal máximo de salida en el 3er trimestre de ese año no llegó a 20 m3/s, aproximadamente la mitad de años anteriores, dejando el nivel del embalse en un bajísimo 20%. En consecuencia, las afirmaciones de quienes dicen que "desde el año pasado están soltando mayor caudal de agua" y que "ese año lo han vaciado más que nunca", son absolutamente falsas, ya que, por el contrario, es cuando menor caudal se ha desembalsado. Tampoco puede argumentarse como causa de la reducción de ocupación del Pantano del Ebro la cantidad de agua que se trasvasa desde él a la cuenca del Besaya, puesto que ese volumen apenas ha variado en el tiempo, incluso se ha reducido últimamente.

Así pues, el desequilibrio entre los caudales de salida y los niveles de ocupación del Pantano en estos 5 años puede explicarse, como he indicado, por la sequía y la falta de aportes y de precipitaciones. Ante ese cambio en las variables climáticas, ¿la Confederación Hidrográfica de Ebro (CHE) ha actuado correctamente? No, en absoluto. Este organismo dispone de muchísima información (lógicamente, más de la que he empleado yo en este análisis) como para conocer la evolución y tendencia de la ocupación del Pantano del Ebro, debiendo haber puesto los medios necesarios para mejorar su gestión. Considero que la CHE es responsable de no haber reducido progresivamente el caudal de salida de agua al río Ebro en verano, desde hace varios años, y de no dar prioridad al aseguramiento de un adecuado nivel de ocupación del Pantano, frente a los intereses a corto plazo de regantes, compañías eléctricas y demás beneficiaros. La CHE y otras confederaciones no pueden seguir gestionando los recursos de las cuencas hidráulicas como si el cambio climático no existiese, debiendo actuar consecuentemente en base al análisis de los datos. Si ahora, ya avanzado el mes de febrero y con las montañas sin nieve, el Pantano apenas supera el 30% de ocupación, ¿qué reservas tendrá a mitad de año, al inicio de la desembalsada? Preferiría equivocarme, pero es probable que apenas supere el 40%, lo que equivaldría al más bajo de todos estos años por esas fechas.

Hay también quien afirma, en alusión al nivel de ocupación del Pantano, que "a nosotros (los campurrianos) nos da igual que esté al 100% o que esté vacío; ¡para el provecho que le sacamos!" Estoy en total desacuerdo con esta opinión, y no lo digo pensando tanto en su aprovechamiento aguas abajo como en los intereses de nuestra comarca. El Pantano del Ebro supuso un gran perjuicio para Campoo, pero una vez que se construyó no debe llegar a una degradación extrema, como sucede sobre todo en otoño. No exagero si tenemos en cuenta que el concepto de "umbral de embalse muerto" se refiere a llegar al 11% de su capacidad, y el 25 de octubre de 2023 el Pantano del Ebro se encontraba al 20%, esto es, a más de 9 m por debajo de su nivel máximo posible. Considero que el Pantano del Ebro tiene un gran valor medioambiental que se debe proteger y un potencial turístico, cultural y deportivo que se debe aprovechar.

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