Actualmente tienen un extraordinario éxito las sagas fantásticas o de ciencia-ficción entre el público juvenil, pero también las disfrutan los adultos. Entre todas las que se publican sobresalen, por su calidad y sus planteamientos, Los juegos del hambre, la saga Divergente o Juego de tronos, esta última ambientada en un territorio legendario cercano a la Edad Media pero con componentes fabulosos y situaciones que en muchos aspectos tienen reminiscencias de la novela fantástica más famosa e imitada de todos los tiempos El Señor de los Anillos.
Hoy quisiéramos destacar algunos de los títulos que triunfaron mucho tiempo atrás, en la época dorada de este tipo de literatura, y que tienen unos argumentos originales e interesantes que a todos aquellos que ahora descubren la novela fantástica o el cercano género de la ciencia-ficción (que se especializó en historias en las que primaba el desarrollo de la tecnología y la ubicación de su argumento en un mundo futuro) pueden resultarles muy atractivos.Dune, es una novela escrita en 1965 por Frank Herbert, fue un gran éxito desde su publicación y se convirtió en la precursora de las interminables sagas que ahora despiertan el interés de los lectores. Sin duda alguna, el primer episodio fue el más logrado de los cinco títulos publicados por el autor. En esta serie aparecen muchos elementos de carácter épico y, aunque situada en un futuro lejanísimo, la estructura social y política recuerda el sistema feudal, donde cada planeta del sistema galáctico, con un gobierno imperial corrupto y decadente, funciona como un feudo casi independiente y cuya economía está centrada en el comercio de un elemento, la especia o melange, que produce en quien la toma el don de la presciencia. La lucha por controlar ese comercio ha consolidado en la galaxia un sistema de castas, como la Bene Gesserit, una especie de orden femenina a cuyas componentes se las llama las Reverendas Madres y que poseen extraordinarios poderes basados en el consumo de la especia, o la Cofradía Espacial y los navegantes que dirigen y controlan el comercio y se desplazan por la galaxia de forma instantánea como consecuencia de una mutación. Junto a estos se encuentran los nobles independientes que luchan unos contra otros y se protegen de los abusos y las artimañas de los poderosos que desean dominar el comercio de ese preciado bien, en torno al cual, gira la vida de todos y cada uno de los grupos sociales de ese mundo múltiple y disperso, y que se produce fundamentalmente en un pequeño y árido planeta, Arrakis o Dune, planeta de los Atreides, protagonistas de esta serie.
El cineasta David Lynch llevó al cine la historia, en 1984, en una película barroca y complicada que fue bastante criticada por los seguidores de la saga, y ciertamente, cabe decir que resulta difícil de entender sí no se han leído previamente los libros de Frank Herbert. Aunque la película solo desarrolla el argumento de Dune, la primera de las novelas, nunca se continuó con el proyecto de rodar las siguientes, salvo como miniseries de escasa transcendencia, y hasta hoy, ningún otro director importante se ha interesado por esta historia que recrea un mundo de intrigas, deseos, poder y ambición en un espacio a la vez cercano y extraño que resulta muy sugerente y sorprendente incluso en nuestra época.