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Economía | Campoo

"Campoo necesitaría 1.150 empleos más, 800 de ellos para jóvenes"

  • "Hacen falta políticas que permitan reforzar las ventajas comparativas actualmente existentes"

  • Marcos Fernández Gutiérrez, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Cantabria

Marcos Fernández Gutiérrez es profesor de Economía Aplicada de la UC (Premio extraordinario al mejor expediente de su promoción),ha sido investigador en la Universidad de Barcelona, la Universidad de Milán y la Universidad de Exeter (Reino Unido), pero confiesa que "si tuviera que elegir un lugar en el mundo, ese sería Campoo". Sus orígenes familiares son vallucos y campurrianos y siempre que tiene tiempo sube a disfrutar de la naturaleza que tanto le gusta. Tiene el enorme mérito de asimilar y hacer entendibles cifras ininteligibles, pero asegura que lo suyo es "predecir el pasado no el futuro", y "el que diga lo contrario tiene que ver más que con una pitonisa que con un economista".

Esta semana ha estado en Reinosa para impartir una conferencia titulada 'La economía de Campoo: el camino recorrido y los caminos por andar', con motivo de la exposición de la historia de CCOO en la comarca. Aquí nos habla de declive y de expectativas, de tendencias demográficas, de responsabilidades o del peso de la industria y del sector servicios. Analiza la radiografía del tejido económico campurriano y, recordando Galeano, anima a "caminar hacia el horizonte aunque este se aleje a cada paso que damos, porque al menos, ya habremos avanzado".

-¿Cómo valora la economía de Campoo respecto al conjunto de Cantabria?

-La economía de Campoo y el Sur de Cantabria ha sufrido un tremendo declive en la segunda mitad del siglo XX respecto al conjunto de Cantabria, lo cual se refleja en una gran pérdida de peso en la actividad económica, el empleo y la población regional. No obstante, la parte de la economía comarcal que ha resistido tras ese declive es, en líneas generales, altamente productiva. Existen, además, muchas oportunidades adicionales por explorar.

-¿En la charla que ha impartido recientemente en Reinosa nos habló de caminos andados y otros por recorrer, ¿de qué tendencia venimos y hacia dónde vamos? 

-La tendencia fue horrible en las décadas de los 50, 60 y 70, por el éxodo rural, y de los 80 y 90, por el declive industrial. La comarca perdió más del 40% de su población entre 1950 y 2001, mientras el conjunto de Cantabria la incrementó en casi un tercio. Entre 1980 y 2003 perdimos unos 3.000 puestos de trabajo, de más de 8.000 a apenas 5.000, mientras en Cantabria el empleo aumentó un 10%.

El siglo ha arrancado con una tendencia diferente. La economía de la comarca ha ido a un ritmo similar al del conjunto de Cantabria y de España, creando empleo a tasas parecidas en la época de expansión y, posteriormente, resistiendo algo mejor la crisis. Quiero pensar que esta nueva tendencia continúe y se profundice en las próximas décadas, pero queda mucho por hacer.

- ¿Cuál es el principal motor económico de la comarca?

-Sigue siendo la industria, a pesar de su deterioro en los años 80 y 90. La industria emplea, directamente, a alrededor de 1.700 personas en la comarca, en torno a un tercio del empleo (casi el doble que en el conjunto de Cantabria). Además, hay que tener en cuenta los puestos de trabajo en el ámbito de los servicios que dependen directa (servicios auxiliares, reparación, limpieza) o indirectamente (por ejemplo, el trabajador de un supermercado cuyas ventas dependen de las compras del trabajador de la industria). Es de reseñar también que se trata de una industria altamente productiva y globalmente competitiva, lo cual es muy importante.

-¿Qué elementos diferenciadores posee Campoo respecto al resto de la región?

-Hay muchísimos y muy importantes. Un elemento muy relevante es que la población de la comarca se encuentra muy envejecida y faltan oportunidades de empleo. Esto se refleja en que, para igualar la media regional en puestos de trabajo por cada 100 habitantes, Campoo necesitaría 1.150 empleos más, y para igualar la estructura de la población por edades del conjunto de Cantabria le faltan 800 jóvenes.

-¿Cuál es el sector más importante para la economía campurriana? ¿Hay un equilibrio entre ellos o una fórmula en términos porcentuales para lograr un mejor desarrollo?

-El sector clave sigue siendo la industria, pero los servicios tienen cada vez un mayor peso. De hecho, la comarca tiene ya más personas trabajando en el sector servicios que en la industria, en línea con la tendencia general en este sentido. No hay una fórmula mágica para el desarrollo económico, pero es fundamental mantener y reforzar las fortalezas tradicionales (como es el caso de la industria siderúrgica) a la vez que el tejido económico se diversifica impulsando otras nuevas y complementarias.

-¿De qué adolece el tejido económico campurriano?

-Faltan sobre todo empleos en actividades de servicios altamente productivas, que atraigan a profesionales cualificados o al menos que permitan evitar que jóvenes originarios de la comarca muy bien formados se tengan que ir a otros lugares. Los servicios de alta cualificación constituyen el principal foco de creación de empleo en las economías avanzadas. En territorios como Campoo, la geografía y las malas comunicaciones generaron paulatinamente un aislamiento que dificultó enormemente el desarrollo de estas actividades. Pero todo esto ha cambiado mucho y las posibilidades actuales son mucho más amplias. Entre decenas de ejemplos que se nos pueden ocurrir, un arquitecto puede, actualmente, trabajar en el diseño de un edificio en Shanghai desde Reinosa, viajando a Madrid dos veces por semana y a China varias al año. Esto hace dos décadas era ciencia ficción, hoy es probablemente una utopía pero dentro de 10 o 20 años podremos ver cada vez más situaciones de este tipo. Eso requiere, por supuesto, que el territorio esté integrado y comunicado con el resto del mundo, para lo que la calidad de servicios como internet o el ferrocarril (al que aprovecho para mencionar), por ejemplo, es fundamental.

En materia de servicios de alta cualificación, no me olvido de los servicios prestados a los habitantes del territorio, que son fundamentales para la calidad de vida en el mismo y, en particular, de servicios públicos como la sanidad, la educación y la atención a personas dependientes, que han de ser elementos clave de la actividad económica y el empleo en esta comarca.

-¿Cuáles son sus puntos fuertes y los retos a los que hacer frente?

-Los principales puntos fuertes son, por un lado, las actividades económicas que dan lugar a ventajas comparativas muy asentadas, como es el caso de la industria siderúrgica. Y, por otro lado, el enorme patrimonio natural (agua, bosques, paisajes) y cultural. El reto es poner en valor todo ello para mantener la actividad actualmente existente y, en paralelo, crear nuevas oportunidades de empleo, pero siempre teniendo en cuenta que ello sirva para mejorar la calidad de vida de los habitantes del territorio y las oportunidades para poder vivir en el mismo.

-¿Es necesaria una reforma estructural, o a menor escala, para el desarrollo económico de la comarca?

-No creo en grandes reformas estructurales, aunque el término pueda estar muy de moda. Creo, eso sí, en cambios progresivos y graduales, pero siempre con una estrategia y unos objetivos claros a largo plazo.

-¿Qué políticas económicas hay que desarrollar para evitar el declive de las últimas décadas?

-Hacen falta, en primer lugar, políticas que permitan reforzar las ventajas comparativas actualmente existentes y estar muy atentos para irlas adaptando a los nuevos tiempos. Un ejemplo positivo: la industria siderúrgica altamente productiva y competitiva a nivel internacional, algo a mantener. Un ejemplo negativo: la estación de esquí, donde ya no vale con un elemento natural como que nieve mucho, sino que hace falta inversión y estrategia para tener una instalación que aproveche su potencial.

Son fundamentales, en segundo lugar, políticas que permitan detectar e impulsar nuevas ventajas comparativas, aprovechando los recursos y el potencial que pueda haber en la comarca y tratando de incorporar un componente de innovación. Un ejemplo: la generación de energía a partir de la biomasa de nuestros bosques. Y es clave, en tercer lugar (pero no por ello menos importante) la disponibilidad de servicios públicos e infraestructuras de calidad, por sus efectos de arrastre sobre el resto de actividades económicas. Todas estas cosas son las que están haciendo, en una economía global como la actual, los países con mejores resultados económicos. Es el caso de China, que viniendo de una situación de gran atraso económico ha pasado a ser una potencia muy relevante. Son cuestiones de las que tenemos mucho que aprender.

-¿Quién o quiénes tiene la responsabilidad y cómo deben hacerlo?

La responsabilidad es compartida. Se requiere, como elemento fundamental, contar con una estrategia de desarrollo económico a medio y largo plazo, que defina objetivos, fortalezas y debilidades. Esto no existe, como tampoco existe en España, y es buen momento para que nos pongamos a pensar en ello. Esta estrategia y su implementación requieren el impulso de las políticas públicas, pero es fundamental hacerlo contando con todos los agentes del territorio, incluyendo empresas, sindicatos, entidades locales y ciudadanía en general. Esto permitiría desarrollarla de manera integrada y coordinada, compartiendo objetivos, pero también aprender de distintas visiones y conocimientos de la realidad que pueden tener distintos agentes.

-¿Qué futuro augura a corto plazo para la comarca?

El futuro no está escrito y hay diversas trayectorias posibles. De ahí el título de mi conferencia: "los caminos por recorrer" (en plural). Quiero pensar que la economía de la comarca ya tocó fondo y que hay potencial no sólo para mantener los niveles de actividad económica y empleo actuales, sino también para recuperar buena parte del terreno perdido en las últimas décadas. Pero no será fácil, ni mucho menos automático. El prolongado declive genera una inercia negativa, aún reflejada por ejemplo en la pérdida de población o en la escasez de nuevas oportunidades de empleo. Para romper con esta inercia es indispensable un apoyo e impulso público decidido en sentido contrario.

La imparable proyección de un investigador

Marcos Fernández Gutiérrez es profesor de Economía Aplicada de la UC (Premio extraordinario al mejor expediente de su promoción), ha cursado Máster en Políticas Públicas por la Universidad Pompeu Fabra-The Johns Hopkins University con una beca de la Fundación La Caixa, y es Doctor en Economía por la Universidad de Cantabria; estudios por los que obtuvo el Premio del Consejo Social a la mejor tesis del año en Ciencias Sociales. Ha sido también investigador en la Universidad de Barcelona, la Universidad de Milán y la Universidad de Exeter (Reino Unido).

Ha realizado estudios como consultor para entidades como la Comisión Europea, el Ministerio de Educación, la Fundación ONCE y el Consejo Económico y Social. Fue impulsor y responsable del Gabinete Económico de CCOO de Castilla y León. Su trabajo se centra en el ámbito de la economía aplicada, la política económica y los servicios públicos