Una caja con un rótulo que indica su contenido: MEDICINAS Y FOTOS.
Esta es una metáfora exacta, completa y perfecta del cambio, del traslado de un lugar a otro, para empezar o continuar una vida.
En geografía humana se denominaría migración, éxodo, movimiento pendular poblacional, pero dentro del corazón se sigue llamando pérdida, sobre todo si donde se ha vivido es el hueco que siempre se ha conocido y habitado, tal vez como pasó en Medianedo, en La Magdalena, en ese pantano de partidas forzadas.
La fotos marcan esos momentos vividos y les otorgan precisión, aunque a veces, en un diálogo con el recuerdo no cuadran con el encuadre mil veces visto o imaginado. Las medicinas suelen ser el remedio del dolor o de la nostalgia, o simplemente de la angustia.
Irse, rotular las cajas como féretros, como los entomólogos clasifican las nuevas especies de mariposas.
La MUDANZA, tiene esa cualidad de catálogo en el que se ordena lo nuevo a lo que te enfrentas y la foto de lo que dejas atrás. La melancolía al abandonar un lugar ya vacío, encerrando los recuerdos en embalajes, supone que la tristeza se vaya añadiendo, como las tiras de precinto marrón, a la propia vida y al lugar que dejas. El camión se va llenando de esos objetos que conforman nuestro mundo.
Los operarios van cargando y ordenando los bultos, acumulando los lustros y las décadas pasadas, y ahora compruebo que una caja de medicinas y fotos, mezclando restos de antiguos dolores y recuerdos, tienen su significado como también la mudanza, sea cual sea, es el final y el comienzo de algo... Las mudanzas del alma son las que más duelen, por eso se guardan las medicinas junto a las fotografías que nos permiten recodar donde estuvimos y quienes fuimos.
Uno se va, muchas veces para no volver, pero otras se vuelve, casi siempre, sin poder revivir lo vivido.
Reinosa se llena de esas cajas rotuladas y de casas con rótulos que indican que alguien se puede mudar allí. El problema es que hay más rótulos que cajas que se apilan en una acera esperando su nuevo hogar.
La mudanza es movilidad, es cambio, voluntario u obligado, por trabajo, por desamor o por amor. Tal vez, cuando en la furgoneta se cerró la puerta, en su interior comenzaron a vivir los objetos que se desplazaban de un lugar a otro.
Tal vez Reinosa se haya convertido en esa gran furgoneta que se va llenando de cajas y despedidas...
Pero en ese instante de mudanza, el sol resplandeció...
"El pasado te sigue cuando cambias de piso
y tu casa no está en ningún lugar(...) J. Margarit"
*Daniel Guerra de Viana (Reinosa, 1969): Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Cantabria. En los años noventa codirigió la revista universitaria Catacumba. Su prolífica obra está recogida en numerosas publicaciones así como en periódicos. También ha sido editor y el coordinador de Cuadernos de Campoo entre los años 2000 y 2013, una publicación indispensable que durante más de 15 años compiló y dio a conocer la historia, la geografía, el arte, la etnografía, etc. de Reinosa y la comarca campurriana. Laboralmente fue el coordinador general de la revista "Guía Cantabria del ocio", editada por la revista "Usado Cantabria"; profesor en el colegio San José-Niño Jesús de Reinosa; o jefe de estudios de la Escuela Taller de Reinosa hasta 2002. Posteriormente imparte clase en diferentes IES de Cantabria, entre ellos el de Nuestra Señora de Montesclaros.*
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