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Cultura | Anievas

"La mitología no puede ser lógica y si es surrealista mejor"

Alberto Gallo firma este año el cartel la Fiesta de Interés Turístico Regional 'Un pueblo de leyendas' de Barriopalacio de Anievas, que se celebra este fin de semana

Pocas celebraciones le pueden pintar tan bien a Alberto Gallo. Su affaire con ‘Un pueblo de leyendas', la Fiesta de Interés Turístico Regional que tiene lugar cada mes de agosto en Barriopalacio de Anievas y que se celebra este fin de semana, se inició hace tres años, cuando el artista campurriano asesoró a la Comisión de Festejos en su organización. El resultado fue muy satisfactorio y en 2018 impartió un taller de pintura dirigido al público infantil, además de ser el pregonero de las fiestas con un romance teatratlizado e interpretado junto a José Manuel Martín y José Cuevas. Esta "mágica" relación se ha consolidado y para este año Gallo les ha obsequiado con un cartel para el que ha intentado "ser de lo más original que hay".

El resultado no desdice para nada de su intención: una bacanal verde en la que de un primer vistazo no se aprecia la riqueza de personajes y elementos que lo componen, pero adentrándose un poco en este bosque ilustrado, y fijándose con detenimiento, se observan todos los matices de una escena coral que homenajea a la mitología cántabra. Eso sí, al estilo Gallo: "añado a la mitología celta cosas y personajes que merece la pena incluir y no exisitán, resumo la fiesta a mi aire", sostiene.

Bajo esta libertad creadora y para que "se salga de madre", el pintor transforma el carácter de los personajes: "en la mitología hay muchos seres malignos, el Ojáncano es un genio que puede hacer que al día siguiente no amanezca, pero yo los hecho a todos buenos. Es como cuando los Piteros de Anievas venían a tocar a Reinosa el Día de Campoo por San Mateo, que todo el mundo se ponía contento".

Así, en esta fiesta pagana el Nubero no estropea ninguna cosecha, ni el Pecu tiene un saco para meter a los niños que habitualmente secuestra. La Ojáncana y el Ojáncano, tatuados y luciendo sus mejores joyas para la ocasión, ponen a todos a bailar al son de la pandereta y la Anjana, con una mirada felina, se tiene el pelo de negro. La fiesta suscita el interés de una bruja que no mide en su aterrizaje y se estampa contra un árbol. Un extraterrestre con escafandra venido en platillo volante acaba de establecer contacto con estos seres para apuntarse al sarao. Gallo, como anfitrión, invita al murmurador, un personaje venido desde Reinosa que se acaba de inventar. Sale el sol y la luna en contradicción y, por si hay alguna duda de lo que ponen en la barra, una pipa de fumar aún hecha humo en el suelo. Todo ello sin perder el sentido de la ubicación con el skyline de este acoger pueblo de fondo.

"No puede ser que en la mitología exista algo lógico, todo tiene que ser especial e irreal y si puede ser surrealista mejor", puntualiza Gallo y confiesa que este trabajo "ha sido un verdadero disfrute".