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Cultura | Campoo de Enmedio

El Mimbral, cantar al orgullo por la tierra con un golpe de muñeca

El Mimbral, cantar al orgullo por la tierra con un golpe de muñeca

La única agrupación de pandereteras campurrianas ha sido galardonada con La Flor de Nieve

En Fresno del Río siempre se han sentido orgullosos del folclore. De la cultura campurriana y del cancionero popular que ha pasado de boca en boca, percutido con la yema de los dedos desde la pandereta de la abuela hasta la de la nieta. Un acervo cultural denostado en otra época y que desde hace años goza de prestigio y se enseña e interpreta con orgullo.

Prueba de ello es 'La Flor de Nieve' que ha concedido recientemente la Peña Campurriana de Santander a El Mimbral por conservar y divulgar este patrimonio inmaterial que cuenta historias cotidianas a dos voces al son de la pandereta a 'la mano vuelta'. Vivencias que hablan del amor entre mozos y mozas que burlan lo establecido, de cortejos en balcones y desoír consejos familiares, de nueras y suegras mal avenidas, de salir de la iglesia para bailar en romerías, de bajar a la fuente a por agua o subirse a los pajares, de agarrarse de la mano y quitar y poner lazos.

El Mimbral es la única agrupación femenina de pandereteras de Campoo y está formado por las sopranos Raquel López, Beatriz Gutiérrez y Ángela Ruiz, y las contraltos Marga García, Erme Quintanal, Sandra García y Marta Gutiérrez. Siete mujeres que comenzaron esta aventura en 2005 cuando compartían clases en la Escuela de Folklore Luis García de Fresno del Río y prepararon 'Me voy mañana, me voy por verte', para el día de San José (patrón del pueblo). La experiencia fue muy positiva y después del éxito de la interpretación de esta jota 'a lo pesao' siguieron ensayando y preparando más canciones.

Ese primer paso las animó para trabajar en la recuperación de las tradiciones de la comarca y se sentaron con madres y abuelas para recordar la historia de sus ancestros a través de las canciones populares de su juventud. "Ahora hay más respeto y conciencia por el patrimonio y aunque la trasmisión se ha saltado generaciones y se han perdido irremediablemente testimonios orales, el folclore está en auge", opina Ángela, que también compone algún tema.

Su repertorio es amplio, también interpretan jotas 'a lo ligero' y 'a lo pesao', pasodobles, habaneras, montañesas y cómo no, campurrianas, "una canción 'tirada pa arriba' -como se decía antes-, recia, con un sonido retorneado lleno de variaciones, en el que hay que subir y bajar más, que requiere esfuerzo y es más difícil de interpretar que las montañesas", aseguran. Es cuestión de tener 'deje', algo así como el duende al flamenco pero en versión campurriana.

Y todo ello con 'El toque Mimbral', "nos basamos en lo puro, haciendo una interpretación fiel con nuestro estilo", consistente en un canto a dos voces, "para hacerlo más ameno", y en otras ocasiones de manera coral, uniéndose todas para empastar perfectamente al unísono.

"Hubo un tiempo en el que la pandereta era la única diversión -comentan-, un instrumento de calle que tuvo su auge a finales del siglo XIX y principios del XX, anterior al pito y tambor, y que en Campoo ha sido el más tradicional, concebido para ser tocado fuera de casa en fiestas y romerías y básicamente por mujeres". Dentro de los matices del estilo autóctono, las pandereteras subrayan que lo más característico es la manera de tocarla, "con el toque a la mano vuelta en los estribillos 'a lo pesao' o en los pasodobles.

Un cancionero en su mayoría anónimo, muy metafórico, cantado en primera persona del femenino, muchas veces con segundas intenciones y picardías, en el que además de andanzas personales y universales subyace el orgullo de pertenencia a un pueblo.

Entre Marga y Marta hay más de cuarenta años de diferencia. Distintas generaciones que comparten el gusto por el folclore. Marga, la mayor del grupo, señala que su padre era un entusiasta de la música y recuerda cuando se reunían los mozos en el portalón de su casa para cantar. Marta, la más joven, añade que en su familia el folclore siempre ha estado presente. Situación común a todas las integrantes de El Mimbral, que nunca han aparcado la pandereta desde que comenzaron a tocarla. Es una afición que han mamado, de la que se han nutrido y han valorado lo suficiente como para hacerla llegar a escenarios tan importantes como el Teatro Monumental de Madrid, la Ofrenda de Frutos en las Fiestas de El Pilar en Zaragoza, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, el Auditoriun de Santander, el Palacio de Festivales de Cantabria, un buen número de casas regionales de todo el país o sus colaboraciones con Luétiga, Landeral y en el documental 'Raíz', además de su participación en La Primavera Ronda del Espolón, las actuaciones en el Centro de Mayores de Reinosa y numerosas romerías de la región.

En cuanto a la salud de la música campurriana en la actualidad, desde El Mimbral consideran que "se ha conservado el gusto y se canta con sentimiento", en una de las zonas donde "posiblemente hay más afición y riqueza musical de todo Cantabria, una tierra con muchos grupos y muy buenos solistas que se refleja a la perfección en el Día de Campoo".

Una escuela para aprender, valorar y enseñar

La Escuela de Folklore Luis García de Fresno del Río, creada en 2001, fue la primera de estas características en toda Cantabria y lleva el nombre del fundador de las rondas La Valleja y el Ligueruco (1966) que este año celebra su cincuenta aniversario. De estas siete músicas que comenzaron en la escuela, han pasado a 108 pandereteras en la actualidad y lo llevan a gala. Ahora, ven recompensado su esfuerzo en la divulgación y conservación de las tradiciones.

"Un orgullo que valoren nuestro trabajo y más viniendo de la gente cercana", afirman. Se trata de "amor por el folclore sin ningún beneficio más allá de disfrutar con nuestras tradiciones y nuestra cultura".