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Obituario

"Mari, la del kiosko"

"Tras aquel pequeño ventanuco, Mari se convirtió en la tercera persona -después de padres y profesores- a la que más veíamos en nuestro día a día. Formó parte de nuestra rutina, de nuestras prisas, de nuestros recreos y de esa etapa en la que todo parecía más sencillo"

Al encontrarme con la esquela de María Luisa Ruiz, "Mari, la del kiosko", mi mente me ha trasladado a la infancia. Imagino que lo mismo les habrá ocurrido a todas las personas que crecimos en Matamorosa o estudiamos en el Colegio Casimiro Sainz.

Recuerdo su gran coquetería: cada día lucía los labios pintados de rojo carmín y sus ojos claros detrás de unas bonitas gafas.

Tenía una infinita paciencia, soportando nuestras dudas sobre en qué gastar la propina que nos habían dado: si en las primeras Super Pop, en cromos, en chucherías o en alguna revista para aprender a hacer punto de cruz.

Y cómo olvidarlo: "Dame una fresa... una dentadura... un ladrillo de pica-pica... y dos regalices. Y la revista Pronto también". Frases que repetíamos una y otra vez, como si fueran parte de un pequeño ritual de nuestra niñez.

Tras aquel pequeño ventanuco, Mari se convirtió en la tercera persona -después de padres y profesores- a la que más veíamos en nuestro día a día. Formó parte de nuestra rutina, de nuestras prisas, de nuestros recreos y de esa etapa en la que todo parecía más sencillo.

Hoy, al despedirla, no solo se va la mujer del kiosko, sino un pedacito de la infancia de todo un pueblo.

Gracias, Mari, por tu paciencia, tu sonrisa y por acompañarnos en tantos momentos que entonces parecían pequeños y que hoy sabemos que fueron inmensos. Que descanse en paz.

El funeral se celebrará hoy, 22 de noviembre, a las 16.00 horas, en la Parroquia de San Sebastián de Reinosa, inhumándose a continuación en el cementerio de Matamorosa. Capilla ardiente: Velatorio de Reinosa (SALA Nº 3)