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Sociedad | Campoo de Enmedio

“Madrid o Milán pueden ser mi sueño, pero no mi objetivo”

“Madrid o Milán pueden ser mi sueño, pero no mi objetivo”
  • Vanessa Gutiérrez, modelo

  • "Me gustaría ser modelo de superación"

Tiene 18 años, es de Nestares y estudia primero de Magisterio de Educación Primaria en Valladolid. En el primer cuatrimestre ha sacado una matrícula de honor, se considera una persona competitiva y aplicada, es locuaz y desmonta el tópico de la ‘guapa tonta'. Adora a su gato, a sus dos perros y es defensora a ultranza de los animales. Lleva a gala ser escorpio; pasional e intensa, cercana al lado oculto, entregada y buena por las buenas y peor por las malas.

A Vanessa Gutiérrez le agasajan con piropos en la calle, desde el coche y en las redes sociales; alaban su personalidad y sus fuertes rasgos, su larga melena morena y una seductora mirada marrón con tonos verdes. En contadas ocasiones le han faltado al respeto por internet con comentarios con cierto tufillo a rencor o envidia. Hasta un galán mexicano la propuso que lo dejara todo y se fuera a su país para, ni más ni menos, comer todos los aguacates que quisiera, y ella, cortésmente, declinó la oferta. Está más centrada en sus estudios, de los que habla con sumo interés, su vida personal y su trabajo como modelo.

Con una trayectoria meteórica en el mundo de la moda; sesiones de fotos, desfiles y eventos que la mantienen ocupada día sí día no, ha decidido abrirse una cuenta en Facebook con un perfil más profesional para desvincular, en la medida de lo posible, su vida personal de la de modelo. Asegura que responde a todas las personas que le escriben mensajes y se siente halagada por aquellos comentarios que realzan más su persona que su cara bonita.

Vanessa recuerda cuando dedicarse a la moda le parecía "imposible". Un tímido comienzo en un desfile benéfico en el instituto de Reinosa, el empujón de un amigo para probar suerte en el mundo del estilismo al que siguió un book ‘accidental' de la fotógrafa campurriana Andrea Jiménez, que surgió a raíz de la invitación de una amiga suya para hacerse una sesión de fotos, a la que finalmente la primera no pudo acudir y solo se presentó Vanessa, y que tuvieron una gran repercusión en las redes sociales.

Desde ese momento hasta ahora, la campurriana no ha parado de posar para numerosos fotógrafos, promocionar productos en eventos y desfilar con garbo pero con los pies en el suelo, sin descuidar a los suyos y sus estudios.

Asegura que el trabajo de modelo, "aunque en ocasiones se piense lo contrario", es sacrificado. En su caso, son muchos minutos para atravesar Valladolid en autobús de punta a punta, salir a la carrera para perder la menor cantidad de clases posibles en la facultad y también tener el piso de estudiante adecentado. Horas probándose ropa, largas sesiones de maquillaje y posando; un brazo arriba, una pierna cruzada, sonrisa, caída de ojos, ahora inocente luego pensativa, seductora...cuidados y trucos de belleza para lucir siempre impecable, una alimentación sana, pero sin obsesionarse, "también me ceno mis hamburguesas", confiesa.

 

Proyección a ritmo de pasarela

Si su ritmo de vida es frenético, sus logros como modelo en poco más de un año desfilan con la misma intensidad: Top Model Cantabria 2014 y Top Model Elegancia Nacional 2015, premio ‘Belleza Absoluta' de la agencia Gaudi Models y ahora finalista junto a otras tres candidatas en el certamen Miss Internacional Castilla y León, que en caso de ganar competiría a nivel nacional y si saliese elegida entre el resto de candidatas nacionales participaría en uno de los concursos de belleza más importantes a nivel mundial, Miss Internacional.

Son reconocimientos que no han pasado desapercibidos en el panorama de la moda y que la han abierto las puertas para trabajar con tiendas y diseñadores como Hadi Katra, Rosa Faia, Pepa Serrano, El Armario de Vicky, Estefanía Luyk, Pablo y Mayaya y ahora para varias sesiones de El Corte Inglés en distintas ciudades castellanoleonesas. Todo ello desde la mirada cómplice de quienes ella considera cariñosamente sus fotógrafos: Andrea Jiménez, Ángela Zegarra, Miguel de la Rúa o Javier Retuerto.

Vanessa opina que en su profesión, "como en todas", hay intrusismo laboral; oportunistas y embaucadores con todo tipo de intenciones, pero ella ha tenido "suerte", se ha rodeado de "gente seria y profesional" y el ambiente entre sus compañeras y rivales, "en la mayoría de los casos", es muy agradable.

Preguntada por el ideal que busca la moda actual, Vanessa opina que el canon ha cambiado y que "ahora, más que la belleza, se busca la personalidad de la modelo". Sus medidas son 85/61/92, su altura es 1'74, asegura que nunca ha tenido problemas para desfilar por su peso y afirma que "el 90/60/90 ni existe ni se busca". No se considera "esquelética". Se ve como una persona normal, aunque no niega lo evidente de su atractivo, y confiesa con timidez que le hace ilusión cuando vuelve a casa y oye un murmullo por la calle o en una cafetería que anuncia su presencia, "mira, la modelo..."

En el tiempo que lleva en este oficio ya ha tenido que "rechazar con educación" varios trabajos para centrarse en los que más le convencían. Sostiene que nunca ha pagado por una sesión de fotos. Está muy agradecida por el trato de los campurrianos y por la respuesta brindada cuando ha necesitado el apoyo y los votos para participar en los concursos. "Cuando vengo a Reinosa salgo de las tiendas cargada de bolsas", indica con rubor por la generosidad de varios comercios de la ciudad para dejarla toda la ropa que quiera en sus sesiones.

Hace memoria y comenta que de pequeña odiaba las fotos pero le encantaba desfilar por el salón. Explica que su madre, que hizo algunas incursiones en el mundo de la moda cuando era más joven, le apoya en esta aventura pero no la inició.

Sostiene que hay que tener valor para subirse a una pasarela ante las miradas atentas y los flashes, y asegura que la humildad y sencillez que hay que tener en el día a día se transforma en prepotencia cuando toca desfilar, "tienes que concentrar toda la atención del público y del jurado, creértelo, transmitirlo y seducir", apunta.

De momento, no se queda con algo en concreto de su trabajo porque afirma que todo le gusta: la ropa, las fotos, desfilar, las convivencias y experiencias, pero lo que sí la duele no es que critiquen sus trabajos, sino los ataques "más destructivos" de carácter personal que pretenden desprestigiarla, aunque sean aislados.

Antes de ponerse el casco y subirse a su scooter azul de 125 cc con aire retro, responde a la última pregunta sobre el tipo de modelo que le gustaría; se lo piensa unos segundos y afirma con convicción: "una modelo de superación", y se despide desde su moto de líneas curvas que la sienta muy bien.