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Campurrianos | Reinosa

"El ciudadano y la policía de Reinosa siempre han tenido una relación cercana"

  • "Antes se robaba para subsistir y ahora se roba para vivir bien"

  • Javier Mantilla, exjefe de la Policía Local de Reinosa

Modesto Javier Mantilla nació en Villasuso (Campoo de Yuso), se crió en Requejo y estudió en Valladolid antes de pasar sus últimos treinta y nueve años como Jefe de Policía Local de Reinosa. Fue el jefe más joven de España con 25 años y posiblemente el más veterano. Se ha jubilado hace dos semanas y habla en tiempo presente con el plural mayestático. Reconoce que no se ha quitado la "cortina" de policía local y que la vista se le va sin querer cuando ve algo que le chirría. Lo asume como unas vacaciones. Ha cambiado el uniforme por ropa más deportiva pero viste con los mismos colores. Echa la vista atrás y piensa en lo mucho que ha cambiado la forma de trabajar, la sociedad y la manera de delinquir. "El progreso ha influido en todo pero sigue siendo el juego del gato y el ratón". Continúa haciendo rondas, pero ahora a quien vigila es a su nieto por los parques.

-Después de 39 años como Jefe de Policía Local de Reinosa, ¿cómo se encuentra ahora que se ha jubilado hace dos semanas?

-Como si estuviese de vacaciones. Intento quitar esa cortina, no pensar en el trabajo ni en si soy mayor o soy joven, en qué voy a hacer ahora... sigo con mis actividades diarias y aficiones que son muchas: caminar, ir al monte, mi casa de Fontecha, en breve comenzar la temporada de caza menor, y sobre todo cuidar de mi nieto por las mañanas y disfrutar de mi familia, que por particularidades de este oficio no he podido hacerlo lo suficiente.

-¿Se puede dejar de ser policía?

39 años en este puesto son muchos años. Cuando has tenido relaciones con todas las instituciones locales y los ciudadanos es difícil abstraerse del trabajo al que has dedicado toda la vida, y sobre todo por las características de vigilancia de policía que no puedo evitar fijarme cuando veo alguna irregularidad. Todavía no lo he borrado y no sé si se podrá.

-Con 25 años fue el Jefe de Policía Local más joven de España ¿en qué momento decide ser policía?

Desde mi niñez me atraía la idea de policía nacional o secreta, con el tiempo me preparé esta oposición de policía local y hasta ahora. La verdad es que mi vocación viene desde bien pequeño.

-¿En qué ha cambiado su trabajo desde sus comienzos hasta ahora?

-En muchos aspectos, sobre todo medios técnicos y tecnológicos. Cuando ingresé en el Cuerpo no teníamos vehículos y teníamos que hacer las rondas con nuestros propios coches. Llegamos a comprar una emisora de aficionados en Andorra con el dinero de nuestros bolsillos para utilizarla en la comisaría. Ahora el que viene ya encuentra todo montado. Hasta teníamos que hacer los partes y diligencias con papel y bolígrafo, pero todo cambió rápidamente en cuestión de dos años. Una evolución paralela a la de la sociedad de los últimos años setenta.

-¿Y en la calle?

-Por el año 75, al margen de cuestiones políticas en las ciudades, la situación era más o menos tranquila. No se vivía la noche como se vivió a partir de los ochenta. No había mucha delincuencia pero en esa época a raíz de la gran lacra que fue la heroína se disparó y aumentó el número de delitos. Las personas que tuvieron la desgracia de caer en la droga necesitaban dinero para su consumo y comenzaron a producirse más incidencias; robos en coches, tirones de bolsos, carteras, establecimientos, etc. Era una cadena. Hasta tal punto que en el año 1983 llegamos registrar 83 detenciones, cuando previamente eran de unos 10 o 12 al año.

Ya en los noventa la delincuencia descendió porque se involucró más la sociedad. Todo ha cambiado, pero es que también ha cambiado el pueblo; las infraestructuras, naves industriales, comercios, la circulación, todo ha evolucionado y mejorado y con ellos los delitos y nosotros también tenemos más medios para atajarlos.

-¿En qué ha cambiado la manera de delinquir?

-Sigue siendo como el gato y el ratón pero ahora todo es más sofisticado. Es una carrera para ver quién va por delante. Aun realizándose robos convencionales, ahora es tecnología ha dejado un poco atrasados esos métodos. Se centran en los pisos, empresas, tarjetas de crédito, por internet, teléfonos móviles. Robos que antes no existían porque no había estos elementos. Afortunadamente Campoo no es una zona en la que actúen mafias organizadas habitualmente aunque a veces aparecen. Ahora es otra clase de robo; antes se robaba para subsistir y ahora se roba para vivir bien. 

-¿La cárcel es una solución para dejar de delinquir?

-Las cárceles no necesariamente mejoran la conducta del delincuente, hay casos puntuales en los que estas personas cursan estudios dentro de prisión y en un principio modifican su manera de comportarse, pero lo que una cárcel hace es que el infractor deje de cometer delitos.

-Desde su experiencia, ¿cómo percibe la relación entre el policía y el ciudadano?

-Aquí creo que tenemos suerte, existe cooperación. En el 90 por ciento de las incidencias es el ciudadano quien avisa cuando observa algún movimiento o situación que considera ilegal o simplemente para alertar sobre algún incidente que se produce.
En la última Junta de Seguridad los datos apuntaron a Reinosa como la ciudad más segura de toda la provincia, con la incidencia de delincuencia más baja, y eso desde luego también es labor ciudadana.

-¿Es Reinosa una ciudad cívica?

-Sí, aquí hemos tenido buen roce y confianza, el ciudadano y la policía de Reinosa siempre han tenido una relación cercana. El campurriano tendrás sus defectos, pero es noble y sensato y sabe reconocer cuando algo se hace bien o mal.

-¿Cuál es el momento más duro que ha vivido como policía?

-Los sucesos del 87, de los cuales no me gusta hablar, y el fallecimiento por causas naturales dos compañeros, Paco y Miguel Ángel.

-¿Qué espina le queda?

-No haber encontrado a dos niñas de Aguilar de Campoo (Verónica y Manuela) desaparecidas en Reinosa. Esa es la espina que mis compañeros y yo llevamos dentro.

-¿Y positivos?

-Es un trabajo bonito pero duro. Agradar y quedar bien con todos es imposible. Por nuestro trabajo siempre estamos corrigiendo y a las personas, diría que por naturaleza, no nos gusta que nos corrijan en nuestras conductas. Al final parece que el que no tiene razón es el hombre que actúa en base a la ley. Hay momentos buenos y malos. Está el tópico de que nos gusta multar y no es así, no nos gusta sancionar. El policía multa cuando no le queda otro camino. Y te encuentras de todo, gente que asume que ha cometido una infracción y gente muy soberbia.

La efectividad para corregir una conducta se produce cuando se sanciona, y lamentablemente es así. El policía es flexible, se puede dar un toque de atención, se levanta la mano...Preferimos educar antes que castigar.

-En 39 años alguna anécdota curiosa tendrá...

-Hace unos cuantos años, durante las fiestas de San Mateo y de madrugada, estabamos de patrulla y vimos que desde los balcones del ayuntamiento llovía una gran cantidad de papeles del archivo municipal. Perplejos, subimos por las escaleras hasta el último piso y nos encontramos con un anciano que nos alertaba de que en esa planta había una bomba y que para poner a salvo esos documentos optó por lanzarlos por el balcón. El hombre creyó se trataba de una bomba por el tic tac constante que oía dentro de un armario, pero lo que realmente escondía era el reloj del ayuntamiento...

En otra ocasión, recuerdo que estaban los torreones del ayuntamiento en obras y teníamos preso en el calabozo a un grupo de delicuentes. Teníamos que compaginar nuestra labor dentro de las dependencias con las de vigilancia en la calle y, cuando estábamos fuera, los delincuentes a base de golpear fuertemente la puerta la rompieron y salieron por otra que comunicaba con esos torreones y salieron por el tejado, ya que por las reformas no tenía cubierta. Al cabo de unas horas conseguimos dar con ellos y los encontramos deambulando por Los Cagigales en Villacantid.

-Además de corregir y sancionar también tendrán otras funciones.

-No solo realizamos una labor de vigilancia. Por citar algunas labores, también regulamos el tráfico, realizamos atestados por accidentes, protección de autoridades y edificios locales, cumplimento de ordenanzas; en espectáculos públicos nos encargamos de las licencias y autorizaciones, de la prohibición de entrada o participación de menores, infracciones de horarios, protección de vigilancia y prevención de violencia en estos eventos; en materia de protección de seguridad ciudadana somos responsables de la identificación personal y detención si es oportuna, seguridad en vía pública, entrada y registro de domicilios, tenencia y consumo de drogas, mendicidad y venta ambulante; en medio ambiente controlamos los ruidos y los residuos sólidos urbanos; y en cuestión de tráfico, circulación y seguridad vial realizamos trabajo administrativo, bandos, cumplimiento de actas y acuerdos, inspección urbanística, ruina de edificios, contactamos con los propietarios para informales del estado de conservación del inmueble, etc...Estamos abiertos las 24 horas y también en la calle y la gente también viene a nosotros cuando no tiene otro sitio donde acudir.

-Entre otras condecoraciones, le han entregado la Medalla al Mérito en el Trabajo y la Cruz de Servicios Distinguidos de la Policía Pocal, ¿qué supone ser jefe de policía para usted?

Es una profesión para la vives y te debes, ayudas a la gente. A mí me ha gustado vivir para el pueblo, un lugar tranquilo donde se pueda disfrutar, que vaya por su camino. Un jefe deber ser humano, útil y respetable. Debe garantizar la convivencia y las libertades de los ciudadanos. Es la persona que sirve a la sociedad en puesto de mando, silenciosamente, sin protagonismos y cediendo al gobernante la capitalización del trabajo bien hecho, compartiendo silenciosamente con él los errores y dirigiendo con objetividad, lealtad y discreción los distintos servicios municipales, garantizando la estabilidad de la Administración en los momentos de crisis internas y en los naturales procesos de cambio de gobierno que se producen cada cuatro años.

-¿Ha tenido que usar su arma?

-He desenfundado en muy pocas ocasiones, cuando era estríctamente necesario y sin peligro, pero nunca he disparado. Ahora mismo solo me viene a la cabeza una ocasión en la que desenfundé; cuando un atracador entró al Banesto y cogió de rehenes a varios trabajadores de la sucursal, pero que fue reducido al poco tiempo entre la Guardia Civil y nosotros.

-Es socio fundador de la Asociación de Jefes de Policías Locales de Cantabria y desde 2003 ocupó su presidencia, ¿con qué objetivo la constituyeron?

-Lo constituimos para trabajar por el bien común del Cuerpo, mejorar las relaciones entre los estamentos potenciando el trabajo en equipo, y creo que hemos conseguido trabajar conjuntamente en beneficio de la sociedad.

-¿Ha vivido alguna vez una injerencia política en su gestión?

-Nunca hemos tenido problemas con los diferentes alcaldes de la ciudad ni hemos estado politizados. Hemos cumplido las órdenes que recibíamos de cada uno, y cada uno tenías su propias ideas, y nosotros éramos -y somos- los encargados de ponerlas en marcha.

-¿Qué balance hace de sus cuatro décadas como Jefe de la Policía Local de Reinosa?

- He tratado de hacer las cosas lo mejor posible en mi trabajo. Estar ahí y velar para que todo marche lo mejor posible y mejorar la ciudad. Nunca se consigue al cien por cien y aunque todo es mejorable, estoy satisfecho.