El nuevo gobierno de Cantabria ha señalado que la industria será uno de los objetivos fundamentales de su acción política. La disputa entre los dos socios de gobierno por el control de las competencias en la materia ilustra la relevancia que, al menos en cuanto a intenciones, tendrá la industria en esta próxima legislatura. En este artículo pretendo realizar un breve análisis de la importancia económica de la industria para nuestra comarca, utilizando datos tanto actuales como históricos. A este respecto, agradezco a CCOO de Campoo haberme facilitado los datos de su interesantísimo archivo histórico, recientemente puesto en valor a través de la exposición realizada en La Casona y en cuya inauguración tuve el placer de participar, con una conferencia sobre la economía de la comarca.
La industria ha perdido en las últimas décadas gran parte de su peso en España y en Cantabria, al igual que en los países de nuestro entorno. Como muestra el gráfico que acompaña a este artículo, en 1980 la industria representaba en torno al 27% del empleo tanto nacional como regional; en 2014, este peso ha caído al 16,4% en Cantabria y al 13,7% en el conjunto de España. En este periodo se han perdido unos 11.500 empleos en la industria en nuestra región, y más de 850.000 a nivel estatal. Diversos factores explican esta tendencia: la externalización de trabajos auxiliares a empresas de servicios (por ejemplo, la limpieza o la contabilidad); los avances tecnológicos, que permiten obtener en la industria incrementos de productividad generalmente más elevados que en otros sectores, lo que posibilita incrementar la producción sin incrementar el empleo; y la creciente internacionalización y competitividad global, que se han llevado por delante un gran número de empleos industriales tradicionales, si bien también han favorecido la implantación de nuevas actividades. Todo ello marca una tendencia a la terciarización de la economía que se observa en el gráfico: el sector servicios concentra ya tres cuartas partes del empleo en Cantabria y en España, ante un sector industrial en retroceso y un sector primario prácticamente residual. No obstante, la importancia de la industria continúa siendo enorme. Las actividades industriales tienen un enorme efecto de arrastre sobre la actividad y el empleo en otros sectores, como otras industrias y servicios auxiliares. Además, pagan salarios relativamente altos (según datos del INE, el salario medio en Cantabria es de unos 20.050 euros anuales, mientras que en la industria asciende a unos 26.700), por lo que tienen un notable efecto dinamizador sobre el consumo y el conjunto de la actividad económica. Asimismo, la inversión en el sector industrial es clave para la mejora tecnológica y productiva y, de esta forma, para el desarrollo de la economía. La industria tiene, además, un papel clave en el comercio exterior y, con ello, en la competitividad de la economía.
La importancia económica de la industria es especialmente notoria para la comarca del Sur de Cantabria, incluso a pesar del enorme declive sufrido en las últimas décadas. Como muestra el gráfico, en 1980 nuestra comarca contaba con unos 4.000 empleos industriales (en este caso, el dato agrega los correspondientes a la construcción), lo cual suponía alrededor del 50% del empleo en el territorio. El peso de la industria en la comarca era muy superior al del conjunto de Cantabria y de España y, de hecho, solamente comparable al que por aquel entonces tenía en el País Vasco. Desde entonces, si el declive general de la industria ha sido importante, en Campoo ha sido dramático, como consecuencia de la mal llamada "reconversión" industrial. Entre 1975 y 1994 se destruyeron más de 2.300 empleos en las grandes empresas industriales de la comarca (fundamentalmente Forjas y Aceros, pero también ABB, Farga y Ferronor), que no fueron sustituidos ni "reconvertidos" en otros. Fundamentalmente por ello, se perdieron alrededor de 2.600 empleos industriales en nuestra comarca, factor fundamental de su grave declive económico: el Sur de Cantabria cuenta actualmente con apenas 5.300 empleos, frente a los más de 8.000 con los que inició la década de los ochenta.
Pese a ello, la industria continúa siendo un puntal clave de nuestra economía. Aporta, actualmente, alrededor de 1.660 puestos de trabajo directos en la comarca, lo que supone más del 31% del empleo. Este peso de la industria es muy superior al que tiene en Cantabria (16,4%) y en España (13,7%) y, de hecho, en cualquier CCAA española (ilustrativamente, en el País Vasco es del 20,6%). Si a ello se le añaden sus importantísimos efectos sobre el empleo y la actividad del resto de sectores económicos, es notoria su enorme relevancia para la comarca campurriana. Nuestra industria, además, tras las negras décadas de los ochenta y los noventa, ha experimentado un periodo mucho más favorable en los últimos años. De hecho, mientras la última crisis ha destruido en torno al 15% del empleo industrial en Cantabria (con la pérdida de más de 5.000 puestos de trabajo sólo entre 2009 y 2014), la pérdida de empleo industrial en nuestra comarca ha sido del 9%. La industria sigue sosteniendo la economía del Sur de Cantabria y resulta fundamental para que la comarca haya resistido la última crisis mejor que el conjunto de la región y del Estado.
Sin embargo, la industria y la economía del Sur de Cantabria siguen teniendo por delante retos importantes. La industria afronta un contexto de internacionalización, reflejado en una enorme competitividad a nivel global. La evolución de la economía (como también de la tecnología) actual es vertiginosa, una situación a la que la industria tiene que adaptarse. Ya no vale con hacer las cosas bien; la clave radica en buscar fortalezas (por ejemplo, trabajadores muy cualificados, una favorable posición geográfica o unas buenas comunicaciones) a partir de las cuales especializarnos en hacer cosas en las que estemos entre los mejores del mundo (las denominadas "ventajas comparativas"). La industria campurriana demuestra haber sido bastante exitosa en ello. Son ejemplos ilustrativos que una empresa brasileña haya apostado por una fábrica emblemática de la comarca para producir acero de calidad, o que otra de nuestras empresas punteras tenga una destacada actividad en el sector de la energía eólica en países como EEUU, México, China o Egipto. No obstante, ante la cambiante realidad económica actual, es fundamental actuar continuadamente para mantener y consolidar las ventajas comparativas existentes y, en paralelo, para buscar otras nuevas. Lo recomendable no es pensar en nuestra economía como un vehículo de un solo motor, sino de varios. A este respecto, un elemento clave son los servicios y, en especial, los de alto valor añadido (aquellos que emplean a profesionales altamente cualificados), que han constituido el principal nicho de creación de empleo y de desarrollo económico en Cantabria y en España en las últimas décadas, y que han de ser también un elemento importante para nuestra comarca. Todos estos retos requieren de una acción decidida de las políticas públicas, el elemento clave para impulsar, dentro de este contexto económico, la equidad y el equilibrio territorial, entendidos como la igualdad de oportunidades para encontrar un empleo y poder vivir en el territorio, sin necesidad de emigrar. Se trata de un enorme desafío para las políticas del gobierno de Cantabria y, en especial, para nuestra comarca. Ojalá se pueda, dentro de unos años, hacer un balance positivo al respecto.
Marcos Fernández Gutiérrez es Profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Cantabria.
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Twitter: @marcosfdezgtez