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Actualidad | Reinosa

El Impluvium proyecta una imagen general "rotunda y potente"

El Impluvium proyecta una imagen general

El Colegio de Arquitectos de Cantabria concede el Premio Ortega Alloza 2018 al centro sociocultural reinosano

El Colegio de Arquitectos de Cantabria otorgó en la tarde de ayer el premio Ortega Alloza 2018 al Impluvium de Reinosa, el centro sociocultural construido por los profesionales Carlos García Fernández y Begoña de Abajo Castrillo.

Según el fallo del jurado, integrado por Moisés Castro Oporto (presidente), Eduardo Ruiz de la Riva, Domingo de la Lastra Valdor, Antonio Cruz Villalón, Luis Pedraz Derqui (vocales) y Mar Martínez Díez (secretaria), se ha valorado "la claridad de una imagen general rotunda y potente, una cuidada elaboración constructiva que mantiene una gran coherencia en sus detalles con la idea generatriz, durante todo el desarrollo de proyecto y la obra". Para los profesionales evaluadores, "se destaca la elección de la idea de Impluvium como lugar de encuentro ciudadano en el contexto histórico y cultural de Reinosa y su comarca. La acertada elección y hábil empleo de los materiales consiguen dotar al edificio del carácter, la escala y la fortaleza adecuadas al uso que sustituye, el mercado de abastos desaparecido, en el contexto de la arquitectura tradicional de la zona y dentro del área histórica de Reinosa".

Al premio del Colegio de Arquitectos de Cantabria, el Impluvium suma la Mención de Honor del Colegio de Arquitectos de Madrid y el reconocimiento de los lectores de la revista especializada alemana Detail.

El edificio

El Impluvium es una gran cubierta con estructura de madera laminada compuesta por piezas cortadas en taller y ensambladas en obra sobre los restos de un antiguo mercado de abastos, demolido tras un incendio. La cubierta, junto con las cuatro cajas de servicio que emergen del suelo, conforman la infraestructura necesaria que permite que se produzcan múltiples eventos, tanto de manera espontánea como programada, bajo un mismo techo.

La planta cuadrada del centro comunitario se organiza mediante la colocación estratégica de las cajas mencionadas y un patio que polariza los espacios interiores. Dicho patio se encuentra descentrado para fomentar la aparición de lugares diferenciados en la planta. A su vez el suelo se hunde en el centro, desplazándose con respeto al cerramiento para generar zonas estanciales sombreadas en verano y un banco corrido que recibe la radiación directa a través del vidrio en invierno.

La planta baja está en continuidad con el lugar, extendiendo el espacio público hacia el interior y conectando visualmente la totalidad del edificio con la calle. Por el contrario, la estrategia utilizada en sección permite la existencia de una entreplanta colgada de la estructura principal que presenta un mayor grado de privacidad. Su localización en el perímetro le da un carácter más lineal y una escala más individual, y permite aprovechar la iluminación natural, matizándola mediante una celosía de madera que rodea el edificio.

La variedad de situaciones espaciales, en y en torno al patio, alrededor del vacío o enfrente del edificio, generan una gran flexibilidad de usos sin perder la especificidad de los diferentes escenarios.