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Análisis

El impacto económico del Pantano del Ebro (II): Beneficios generados aguas abajo y pérdidas ocasionadas a nuestra comarca

El impacto económico del Pantano del Ebro (II): Beneficios generados aguas abajo y pérdidas ocasionadas a nuestra comarca

Foto: Vive Campoo

Análisis del economista Marcos Fernández y el ingeniero Rafael de Andrés con motivo del 70 aniversario de la construcción de la obra hidráulica

En la primera parte de nuestro análisis sobre el impacto del Pantano del Ebro en nuestra comarca, publicada la semana pasada en Vive Campoo, nos centramos en explicar la historia de la construcción de esta obra. Destacábamos cómo pudo realizarse a un coste relativamente bajo, fundamentalmente por dos motivos: por un lado, porque no requirió una infraestructura particularmente costosa, sino una presa de escasa altura que, eso sí, hubo de anegar una superficie considerable para embalsar la masa de agua pretendida; y, por otro lado, porque las indemnizaciones a los propietarios de casas, empresas y tierras anegadas fueron escasas y tardías, mientras que las compensaciones e inversiones en la comarca inicialmente planteadas nunca llegaron. Se habían proyectado inversiones en la colonización de 1.000 hectáreas de terrenos baldíos próximos, junto con la construcción de 250 viviendas; actuaciones para favorecer el desarrollo industrial, incluyendo la colocación y vivienda para unos 300 ó 400 obreros; y el desarrollo de infraestructuras, con una red de nuevas líneas férreas y carreteras que incluirían la conexión entre ambas orillas del Pantano mediante el Puente Noguerol y líneas regulares de barcas, además de la unión ferroviaria entre Las Rozas y Reinosa mediante un ramal del tren de La Robla. Nada de ello llegó nunca a hacerse realidad. Sí, en cambio, las consecuencias negativas del Pantano. En esta segunda parte, vamos a estimar el impacto que tuvo el Pantano del Ebro en nuestra comarca, considerando sus efectos en la pérdida de población y de actividad económica. A partir de ello, extraemos una serie de conclusiones orientadas a mejorar las perspectivas de futuro de las zonas afectadas por esta obra, aún a la espera de recibir una justa compensación.

El Pantano del Ebro generó grandes beneficios en otras regiones de España, aguas abajo del río, favoreciendo su desarrollo económico, al impulsar decisivamente la generación de riqueza agrícola, el desarrollo industrial y la producción de energía eléctrica. Permitió, además, prácticamente acabar con las riadas y avenidas del río que, periódicamente, generaban daños a una extensa zona. Para hacernos una idea de la importancia que suponía - y supone - el Pantano del Ebro, en la Revista de Obras Públicas Nº2240 del año 1918 ya se decía que éste fue imprescindible para la construcción del Canal de Lodosa, la cual previamente "... no pudo ser acometida por falta de alimentación, siendo autorizada cuando surgió la posibilidad de crear el embalse de Reinosa, y con ello creará una riqueza comparable con la que debe su existencia al Canal Imperial de Aragón." . Los aprovechamientos del Pantano fueron descritos con detalle por la Confederación Hidrográfica del Ebro en una publicación del año 1947, con motivo del cierre de sus compuertas: "la utilidad del Pantano del Ebro desde el punto de vista agrícola radica en la gran importancia de los regadíos alimentados con aguas del Ebro. Su extensión en las provincias de Logroño, Navarra, Zaragoza y Tarragona es de unas 110.000 Ha. Todos estos regadíos son más o menos beneficiados por el aumento de caudal durante el estiaje, en cuya época las necesidades de los habituales cultivos de la vega alcanzan su máxima intensidad. El máximo beneficio corresponde a las zonas dominadas por los canales Imperial de Aragón y de Lodosa, con unas 60.000 Ha de regadío que queda asegurado en todo tiempo." En cuanto a la utilidad del Pantano desde el punto de vista industrial, este documento señalaba, respecto a la capacidad de generación de energía hidroeléctrica del río, que "la energía permanente actual es de 140.000 CV y la que tendrá el Ebro, en su régimen transformado, de 324.000 CV." Ya en los años 60, haber hecho posible la ampliación de todos los saltos existentes en el tramo medio del río Ebro hizo aumentar la energía producida en unos 170 millones de Kwh.

Según datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro, actualmente existen en la cuenca del Ebro 906.000 Ha de regadío. El sector primario genera más de 2.300 millones de euros anuales y unos 71.000 empleos directos, mientras que la industria aporta cerca de 19.000 millones de euros y más de 250.000 puestos de trabajo directos. El número de saltos hidroeléctricos en la cuenca es de 457, con una producción del orden de 9.400 GWh anuales, lo cual supone un valor de mercado superior a los 1.000 millones de euros al año. El Pantano del Ebro, situado en la cabecera del río, contribuye notablemente a estas cifras.

En contraste con todos estos beneficios, es inevitable preguntarse cuál habría sido el futuro de nuestra comarca y, en particular, de los municipios más afectados por el Pantano, si éste no hubiera llegado a construirse, o si hubiera estado acompañado de compensaciones suficientes para paliar su impacto negativo. La tabla 1 y el gráfico 1, a continuación, describen la variación de la población en los municipios afectados por el Pantano y en otras zonas de la cuenca del Ebro entre 1930, una década antes de que se reiniciaran definitivamente las obras, y 1981, tres décadas después de la inauguración del Pantano. Dividimos los municipios afectados en dos grupos: los más afectados, donde se perdió más terreno, edificaciones y tejido productivo, que comprende los territorios de Campoo de Yuso, Las Rozas de Valdearroyo y Arija; y los otros municipios afectados, donde se incluye Campoo de Enmedio y los municipios burgaleses de Alfoz de Santa Gadea y Valle de Valdebezana.

Los municipios más afectados por el Pantano perdieron el grueso de su población entre 1930 y 1981: Las Rozas, más del 88%; Arija, casi el 87%; y Campoo de Yuso, más del 60%. En total, estos tres municipios perdieron el 79% de sus habitantes entre 1930 y 1981 (solo entre 1940 y 1960, más del 49%). En cuanto a los otros municipios afectados, el Valle de Valdebezana y Alfoz de Santa Gadea perdieron, respectivamente, el 75% y el 71% de su población entre 1930 y 1981, mientras que la merma para Campoo de Enmedio fue muy inferior (-11%), gracias al desarrollo de otras industrias cercanas. El agregado de estos tres municipios perdió el 45% de su población en el periodo analizado.

Mientras, en otras zonas de la cuenca del Ebro la evolución de la población en el mismo periodo 1930-1981 fue mucho menos desfavorable. Los municipios cántabros no afectados por el Pantano perdieron, en promedio, alrededor del 20% de su población, mientras que la caída para los municipios burgaleses no afectados fue del 24%. En las siguientes provincias que atraviesa el Ebro, la población en la cuenca del río se incrementó sustancialmente: La Rioja (más del 24%), Navarra (más del 53%) y Zaragoza (más del 57%), y únicamente cayó en torno al 7% en Tarragona. En el total de los municipios de la cuenca situados en provincias por las que pasa el río, la población aumentó más de un 42%. En el conjunto de la cuenca del Ebro, el incremento rondó el 23%.

Tabla 1. Evolución de la población en los municipios afectados por el Pantano y en otras zonas de la cuenca del Ebro


Fuente: elaboración propia a partir de datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro
Los datos corresponden exclusivamente a los municipios cuya capital se sitúa dentro de la cuenca del Ebro. El total de las provincias de la Ribera del Ebro incluyen también los municipios correspondientes de las provincias de Palencia y Álava

Gráfico 1. Variación de la población en la cuenca del Ebro, por provincias

 

Fuente: cálculo propio a partir de datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro.


El gráfico 2, a continuación, permite aproximar el impacto que tuvo el Pantano del Ebro en la pérdida de población en los municipios de su entorno. En él, se observa la evolución, entre 1900 y 1991, de los habitantes de los tres municipios más afectados, de los otros tres municipios afectados y, como referencia para la comparación, de los municipios de la cuenca del Ebro no afectados de Cantabria y de Burgos. Las cifras de población se analizan en relación a sus valores en el año 1930, tomado como referencia (igual a 100).

Como se observa, hasta 1930, la población en los dos grupos de municipios afectados por el Pantano creció notablemente, a un ritmo muy similar al de los municipios cántabros no afectados, y muy superior a los municipios burgaleses no afectados. Entre 1930 y 1940, en cambio, mientras en los dos grupos de referencia la población se mantuvo bastante estable, en los municipios afectados por el Pantano comenzó a observarse su disminución, ligada al anuncio y comienzo de la obra y a la incipiente emigración derivada de ella. Entre 1950 y 1960, con la finalización y puesta en funcionamiento del Embalse, la caída de la población se aceleró sustancialmente, en particular en los tres municipios más afectados. En las décadas posteriores, la pérdida de habitantes en los municipios afectados por el Pantano siguió siendo más intensa y fue más prolongada que en los dos grupos de referencia. El impacto negativo de esta obra sobre la población, por tanto, se prolongó durante décadas, por los efectos a largo plazo de la emigración y el envejecimiento que generó, afectando también a otras actividades (como el comercio) en los municipios afectados y en otros colindantes.

Gráfico 2. Evolución de la población en los municipios afectados por el Pantano del Ebro y en municipios no afectados de la cuenca del Ebro de Cantabria y Burgos (datos de 1930 = 100)


Fuente: cálculo propio a partir de datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro

La tabla 2 muestra el impacto estimado del Pantano en la pérdida acumulada de población. En la tabla, se indica el intervalo correspondiente a los valores mínimo y máximo estimados, que reflejan el cálculo de cuántos habitantes no habrían perdido los municipios afectados por la obra si su población hubiera evolucionado igual que en los municipios de la cuenca del Ebro cántabros o burgaleses no afectados. Al final del periodo analizado, en 1991, la pérdida de población acumulada como consecuencia del Pantano en los tres municipios más afectados se estima en torno a los 4.000-4.200 habitantes; para los otros tres municipios afectados, ronda los 2.200-2.600 habitantes. En total, el Pantano del Ebro habría dado lugar a una pérdida de entre 6.200 y 6.800 habitantes.

En la tabla se recoge también una estimación de las pérdidas económicas derivadas del Pantano, en millones de euros actuales, calculada a partir de la pérdida de habitantes y del PIB por habitante de España en cada año, expresado en euros actuales. El impacto económico negativo del Pantano se habría ido incrementando paulatinamente, conforme se acumuló la pérdida de población y se incrementaron las capacidades productivas del país. A comienzos de los años noventa, habría alcanzado una cifra de entre 104 y 113 millones de euros anuales. Desde el anuncio y comienzo de la obra hasta la actualidad, el impacto negativo total acumulado generado por el Pantano sobre la actividad de los municipios afectados superaría los 5.500 millones de euros, a precios actuales. Esta pérdida acumulada resulta unas 165 veces superior al coste que supuso la obra (siempre, a precios equivalentes), 205 veces superior a las indemnizaciones pagadas, y 90 veces superior a la suma de ambos conceptos. Para ilustrar la magnitud de la cifra, cabe señalar que equivale a unas 230 veces el presupuesto de la mejora realizada hace década y media en la carretera de Reinosa a Corconte, a unas 5 veces el coste de la Autovía de la Meseta y a unas 15 veces el de la extensión del AVE desde Aguilar hasta Reinosa que acaba de anunciarse.

Tabla 2. Estimación de los efectos del Pantano en la población y la economía de los municipios afectados. Intervalos mínimo y máximo de acuerdo a los dos escenarios considerados.


Fuente: cálculo propio, a partir de datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro, considerando dos escenarios alternativos (los municipios no afectados de la cuenca del Ebro en Cantabria y en Burgos). Impacto económico calculado a partir de los datos de PIB por habitante de España (Prados de la Escosura, 2003), obtenidos del libro "Estadísticas históricas de España", publicado por la Fundación BBVA.

El Pantano del Ebro constituye una obra clave para el desarrollo económico de España y, en particular, de los territorios situados en el curso medio de su río más emblemático. Pudo realizarse, en su momento, con el enorme sacrificio de un valioso territorio industrial y agrario del Sur de Cantabria y el Norte de Burgos, cuyos habitantes recibieron exiguas indemnizaciones, y donde las inversiones proyectadas a modo de compensación brillaron por su ausencia y lo han seguido haciendo hasta la fecha.

La obra del Pantano del Ebro se corresponde con la política de construcción masiva de infraestructuras hidráulicas seguida durante décadas en España, que ha conllevado notables perjuicios a zonas situadas en la cabecera de los ríos, con objeto de favorecer el desarrollo de otras zonas de los cursos medios y bajos, en general con mayor densidad de población y capacidad productiva. Sin embargo, con carácter particular, el Pantano del Ebro se hizo afectando a un área de la cabecera del río con un nivel de desarrollo productivo relativamente alto: de hecho, en 1930, según datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro, la densidad de población en los municipios afectados por el Pantano era de 37,6 habitantes por km2 (48,3 en los tres más afectados), frente a 26,5 en el conjunto de la cuenca.

El Pantano del Ebro provocó la masiva emigración de los habitantes de los territorios afectados y el desmantelamiento de su tejido económico y productivo, cuyos efectos se prolongaron durante décadas. De acuerdo con nuestras estimaciones, el Pantano provocó, entre 1930 y 1991, la pérdida de entre 6.200 y 6.800 habitantes en los municipios afectados (en torno a una tercera parte de la población actual de la comarca campurriana). La merma en el tejido productivo derivada de ello habría supuesto un impacto negativo que, en la actualidad, supera los 100 millones de euros anuales, dando lugar a pérdidas acumuladas superiores a los 5.500 millones de euros, unas 165 veces superiores (a precios equivalentes) al coste que supuso la infraestructura, y más de 205 veces superiores a las indemnizaciones pagadas.

Esta obra hidráulica es la consecuencia de una época, de una forma de hacer las cosas y del subdesarrollo económico y social de un país que no pudo, no supo o no quiso encontrar más alternativas. Actualmente, una obra con las mismas características y circunstancias resultaría económicamente inviable y socialmente inaceptable en relación a alternativas que no supusieran enterrar bajo las aguas un territorio tan valioso. En cualquier caso, la obra se hizo y su impacto negativo ya está generado; continúa acumulándose año a año y es irreversible. Las personas que desarrollaban su vida y sus actividades productivas en el territorio anegado, las fábricas y las actividades que desaparecieron como consecuencia del Pantano no van, en su inmensa mayoría, a volver. En esta situación, no queda más alternativa que, en primer lugar, conocer bien la historia y valorarla adecuadamente, a lo cual ha pretendido contribuir este trabajo; y, en segundo lugar, a partir de esa base, mirar al futuro tratando de aprovechar las oportunidades que, en un contexto económico y social muy diferente al que existía en el momento de la construcción de esta obra, pueden tener actualmente los municipios ribereños. El Pantano del Ebro, que permitió el progreso y el desarrollo de otras tierras, tuvo un enorme coste para las zonas afectadas, pero las compensaciones nunca llegaron y siguen por llegar. Ante ello, en el 70 aniversario de su puesta en funcionamiento, vuelve a resultar de actualidad la necesidad y el deber de compensar adecuadamente a nuestra comarca, potenciando las infraestructuras y los recursos que permitan impulsar su castigado desarrollo económico y social. De hacer, en definitiva, justicia con la deuda histórica contraída con aquellos pueblos que se sacrificaron para contribuir al progreso económico del país.