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Cuadernos de Campoo

Las iglesias rupestres de Valderredible

Las iglesias rupestres de Valderredible

Una nueva entrega de Cuadernos de Campoo sobre un patrimonio único

INTRODUCCIÓN

Este artículo se refiere a las iglesias rupestres de cronología altomedieval conservadas en el extremo meridional de Cantabria, más concretamente en el término municipal de Valderredible. El estudio de estos vestigios arqueológicos debe ser abordado, como mínimo, bajo un triple enfoque: las razones ambientales que explican su presencia limitada a esta comarca dentro de Cantabria, la historia de las investigaciones arqueológicas e histórico-artísticas que han permitido su conocimiento, catalogación y puesta en valor y, finalmente, una referencia al contexto histórico en que se produjo su aparición.

LAS ROCAS SOPORTE DE LAS IGLESIAS RUPESTRES

Se trata, dentro del municipio de Valderredible, de dos tipos de litologías bien definidas, con una característica común: la escasa cohesión de ambos tipos de rocas, materiales pétreos de carácter blando, que permiten su fácil excavación manual disponiendo únicamente de herramientas simples, como picos, palas y equipamiento similar.Más frecuentemente nos encontramos ante cavidades de uso litúrgico talladas en las areniscas granudas de sedimentación continental de facies Wealdense, del Cretácico Inferior.

Depositadas en medio continental engloban dentro de su masa pétrea numerosos y pequeños cantos rodados de cuarzo, cuarcita y otras rocas silíceas de procedencia continental, aglutinados por un cemento de matiz arenosa que es la causante de la escasa compacidad del material. Es ésta particularidad la que simplifica notablemente la excavación, talla y labrado de las iglesias y demás manifestaciones rupestres. En Valderredible este tipo de materiales se presenta en bancos y paquetes de considerable potencia, formando estructuras plegadas de buzamiento general hacia el sur. A éstas se les superpone, por el sur, el sinclinal de Sargentes de la Lora (Burgos), sobre él está formado el sinclinal colgado de la Lora de Sargentes que cierra por el mediodía el horizonte del Valle. Estos materiales pétreos han sido afectados desde la formación de la Cordillera Cantábrica (mitad de la Era Terciaria, 30-45 millones de años aproximadamente) por un proceso erosivo continuado que ha tenido por protagonista el conjunto de cursos fluviales que vierten sus aguas al Ebro, principal río de la comarca, antes de que se adentre en las parameras calcáreas del Norte de Burgos. Este doble proceso (formación de los relieves y posterior desmantelamiento erosivo) ha configurado un paisaje de valles y vallejos, de pendientes y laderas generalmente poco abruptas, sobre las que descollan las crestas areniscosas de mayor dureza relativa. Han resistido la incidencia de la erosión y conforman a escala del Valle los puntos dominantes del relieve comarcano, dominando las vegas y valles a media altura de las laderas, siempre por debajo de las calizas turonenses de la Lora que forman los escarpes de la cuesta meridional. Los frentes acantilados de las crestas y peñas areniscosas constituyen en la mayoría de los casos el emplazamiento de nuestras iglesias. El otro tipo de materiales en que se labran las iglesias rupestres son las tobas calcáreas formadas durante la segunda mitad del Terciario en las resurgencias por las que manan al exterior las aguas drenadas a través de las redes de galerías (cuevas) formadas en las parameras calcáreas. Este tipo de litología no es infrecuente como soporte de algunas iglesias rupestres en lugares cercanos de la inmediata provincia de Burgos; no obstante, dentro del sur de Cantabria su uso se registra tan sólo en el conjunto eremítico del Tobazo en Villaescusa de Ebro, donde el río abandona Valderredible para iniciar su recorrido por el cañón calcáreo que constituye buena parte de su valle en Burgos.

LA HISTORIA DE LAS INVESTIGACIONES

La investigación sobre estas iglesias, en Cantabria, es relativamente corta y se reduce a las últimas cuatro décadas. El primer investigador que se interesó por algunas de las iglesias rupestres del Valle fue Francisco Iñiguez Almech (1) que dio a conocer por vez primera las iglesias rupestres de Cadalso y Santa María de Valverde. Poco más tarde fue dada a conocer la iglesia rupestre de Arroyuelos por el equipo integrado por J. González Echegaray, M. Carrión Irún y A. Pérez de Regules (2). A finales de los años sesenta M. Carrión Irún y M.A. García Guinea (3) dieron a conocer las iglesias rupestres de Campo de Ebro y Cezura-San Andrés de Valdelomar. Por último, en 1982 se dieron a conocer las de localización más reciente: las del Tobazo (Villaescusa de Ebro) y la dudosa de San Martín de Valdelomar (4).

LAS IGLESIAS RUPESTRES

San Andrés de Valdelomar-Cezura Dentro del término de esta localidad se encuentra una gran cueva, de planta aproximadamente triangular, excavada en las areniscas wealdenses, a la derecha y por encima de la carretera que, partiendo del enclave palentino de Cezura, bordea Monte Bernorio. Visible desde ella, se trata de una cavidad, inicialmente natural, modificada por las tallas de los eremitas que acondicionaron su interior. Por encima de ella, casi totalmente destruidas por la erosión, se aprecian los fondos de dos lauras o eremitorios colgados. Uno más, inexplorado, se abre sobre la pared septentrional de la entrada. Toda su base está ampliamente modificada, presentando en su parte más profunda un rebaje rectangular de interpretación problemática.
El frente septentrional de la misma peña muestra otros habitáculos, en este caso explorados y cartografiados, que guardan relación con el complejo eremítico (3)(5).

Santa María de Valverde

Es una de las primeras iglesias publicadas en el Valle; fue dada a conocer por Francisco Iñíguez Almech (1). Está excavada en una peña de arenisca sobre la que se asienta una espadaña románica. Tiene tres vanos, que permiten el paso al espacio litúrgico subterráneo, de los cuales uno adopta forma de arco ojival dovelado.Tiene dos naves separadas por pilares de sección cuadrada y la cubierta está formada por bóvedas, que imitan, lejanamente, las formas de la bóveda de cañón con lunetos. Esta disposición actual es el resultado de algunos cambios respecto a la original. Para Iñíguez, el presbiterio debía estar separado por un arco de herradura e intercomunicado con la covacha donde se encuentra actualmente la pila bautismal. Hacia el norte la línea del ábside y baptisterio se han prolongado por otras tres capillas retocadas en época moderna. Carrión Irún y García Guinea (3) recogen estos mismos datos, completados en 1986 (6) y 1988 (7).Por encima de la peña se conservan restos de una necrópolis de la que se conservan varios sarcófagos de arenisca junto a la entrada.

El Infantado de Covarrubias debió ser poseedor del dominio de esta iglesia, ya que con el nombre de Santa María la Sotarraña se agrupan varias iglesias localizadas en el Alfoz de Alfania (8), en cuyo fondo documental se registra su donación en 978 y en el que continuaban en 1222. También esta denominación aparece en la documentación de Santa María la Real de Aguilar de Campoo en los años 1173 y 1180 (9).

Campo de Ebro

Detrás de la iglesia de esta localidad se encuentra la iglesia rupestre, quizás dedicada a San Miguel, como la parroquia de la localidad actualmente en culto. Se trata de una iglesia de una sola nave, de planta rectangular alargada, con restos de un pilar central suprimido -del que se observan restos en el techo- y que al parecer la dividían en dos. Su testero tiene planta cuadrangular, con las esquinas redondeadas, mientras su techo se aproxima imperfectamente a las formas de la bóveda de horno. El arco triunfal que une ambas partes es de medio punto irregular. Presenta un banco corrido, labrado a lo largo de todas las paredes. Los vanos del mediodía se completan con un muro de fábrica más moderno que el espacio excavado, construido en sillería (3)(7).

Cadalso

Se trata de una iglesita rupestre de una sola nave, a la que Iñíguez Almech (10) había atribuído dos naves. Este extremo fue corregido posteriormente por M.A. García Guinea y M. Carrión Irún (3).Consta de una sola nave de planta rectangular, cubierta por una bóveda de cañón imperfecta, apuntada en algún tramo, con una altura media de 2'5 mts. El arco triunfal adopta una forma de arco de medio punto, de 2'4 mts. de luz por 2'4 de flecha. La cabecera está constituida por un ábside trapezoidal, casi rectangular, que se cubre con una bóveda de formas imperfectas. En la pared meridional de la peña se abren los vanos que dan acceso e iluminan el interior: la puerta de arco de herradura, 1'9 m. de alto por 0'90 de ancho; junto a las dos ventanas, Una tiene su hueco redondeado, con derrame hacia el interior; la segunda, más al Este, tiene una forma rectangular, que se derrama hacia el interior. Su exterior se remarca por fuera por una línea grabada que simula el trazado de un arco de medio punto. Sobre la peña existen, al menos, dos tumbas de oquedad excavada en la roca de adulto, a juzgar por sus dimensiones (1'75 m. de longitud por 0'50 de ancho a la altura de los hombros). Una de ellas tiene labrada un reborde perimetral para el encaje de la tapadera.


Arroyuelos

La iglesia se encuentra situada en el extremo noroccidental de la localidad y estuvo dedicada a los Santos Acisclo y Victoria, según los datos que aportaron González Echegaray, Carrión Irún y Pérez de Regules (11), primeros autores que trataron sobre la iglesia. Esta consta de dos plantas: la inferior tiene su cabecera rematada en planta ultrasemicircular (arco de herradura), mientras por el otro extremo se cierra con un contrabside que prolonga la nave hacia el oeste y se remata en media circunferencia irregular. La nave interior está formada por dos ampliaciones de la nave principal, de trazado perpendicular a su eje y que proyectan su frente rematados en arcos de medio punto, que descargan sobre un pilar de sección cuadrada que marca la separación entre ambos espacios. El arco triunfal tiene un vano común a ambas plantas y rematado en arco ultrasemicircular o de herradura. La planta superior tiene un acceso desde los pies de la nave principal a través de la escalinata que alcanza el nivel de este piso, excavado entre la pared meridional de la nave principal y el exterior de la roca donde se sitúa la cavidad. Constituye, pues, una especie de tribuna elevada respecto a la nave principal por el mediodía. Se comunica con ésta por medio de dos arcadas, rematadas en sendos arcos de medio punto, aunque el más occidental de ellos es de trazado irregular. Con el exterior se hubo de comunicar por los vanos cegados que se sitúan sobre la puerta de entrada. Tanto el pilar central que separa los espacios de la nave interior de la planta baja como las paredes tienen abundantes huecos y mechinales para encastrar vigas de soporte de una estructura de madera, situadas a una cota similar al de la tribuna tallada en piedra. Por ello se ha apuntado (12) la posibilidad de que existiese un piso de madera que completase esta segunda planta sobre las dos naves del piso inferior, aún cuando el detalle de su estructuración está por conocer de modo detallado. En el exterior de la iglesia rupestre, junto a la entrada, existe una necrópolis de tumbas excavadas en roca, antropomorfas y de bañera. El número total de sepulturas de las que quedan huellas es de 7, una de ellas con moldura para encajar la tapadera; otra es infantil a juzgar por sus dimensiones. La orientación de todas ellas es la cristiana de este-oeste, con la cabecera hacia el ocaso.


Villaescusa de Ebro

En el lugar del Tobazo, que tiene este nombre por el afloramiento de toba formado en la resurgencia del sistema calcáreo del mismo nombre, hay tres cuevas artificiales que aprovecharon y remodelaron un cavernamiento natural preexistente de escasas dimensiones (13). De las tres sólo una, la central, tiene carácter claramente litúrgico. Su planta es cuadrada; en su pared izquierda tiene una hornacina rematada en arco de medio punto, con una cruz latina grabada en su fondo. La cabecera, orientada el Este, tiene planta rectangular, unida a la nave central por un arco triunfal de medio punto; adopta la forma de una gran hornacina de cuya pared de fondo sobresale un machón destinado a soportar la mesa del altar. Una cruz griega de brazos iguales grabada sobre la pared de fondo del oratorio completa el espacio litúrgico. El acceso a éste se realiza por un vano rematado en arco rebajado y que se sitúa en la esquina NO de la nave. A la izquierda del vano aparece una tumba de bañera excavada en roca bajo arcosolio. Esta iglesia central se comunica también con las otras dos que forman el conjunto por medio de conductos naturales. La primera, más al occidente, es una cueva natural remodelada, en cuyo fondo se ha labrado un cubículo de planta rectangular de 1'5 m. de longitud por 1'7 m. de anchura. Su planta está regularizada y comunica con el exterior por medio de una escalera de tres peldaños que salva el desnivel. La otra cueva, nº 3 y situada más al este, se orienta en sentido N-S. El acceso es un arco irregular de 2 m. de flecha por 1'9 de luz. A la izquierda de la entrada se conserva un reborde tallado en roca, demasiado estrecho para ser un banco corrido, que podría corresponder a restos de tumbas excavadas en roca desmanteladas por la erosión. La estancia a la que da paso tiene planta rectangular, con dos cubículos rectangulares rematados por bóveda de cañón: uno en la pared derecha y otro en el fondo, opuesto a la entrada en el extremo del eje de la estancia.

LAS CUEVAS ARTIFICIALES DE INTERPRETACION DUDOSA

San Martín de Valdelomar

En la salida del pueblo hacia el Este, al sureste del caserío, existe una cueva artificial de una sola nave, con orientación N.NO-S.SE, de casi 20 mts. de longitud, por una anchura de 4 m. Se remata forma que recuerda a un ábside. Su pared izquierda tiene una hornacina o nicho tallado en roca, a unos 0'80 m. sobre el suelo. El suelo presenta huecos labrados que podrían haber servido de base a un entarimado de madera, así como canales tallados verticalmente para encajar el cierre de la cueva. El acceso se efectúa a través de una escalera formada por bloques, a manera de peldaños, empotrados en una diaclasa o grieta natural. Se proyecta hacia el exterior, norte, mediante tres huecos manera de ventanal (13).
Rebollar de Ebro

En el frente norte de la peña donde se abre la ermita de Santa María se abre una cueva artificial de planta rectangular, respecto a la cual García Guinea (14) aventuró su posible condición de iglesia rupestre no concluida.

LAS IGLESIAS SEMIRRUPESTRES

Puente del Valle

En la Peña de San Pantaleón de esta localidad existe una importante necrópolis formada por tumbas excavadas en roca, estudiada en diversos trabajos (15). En su extremo occidental existe una plataforma rocosa tallada, en la que se delimita un probable espacio litúrgico, formado por una sola nave rectangular y un ábside también rectangular. Sus dimensiones máximas serían 8'5 m. de longitud por 3 de anchura. El acceso está formado por una escalerilla tallada en roca, de la que aún es apreciable uno de los peldaños.

OTRAS IGLESIAS RUPESTRES EN LA PERIFERIA DE VALDERREDIBLE

Montesclaros

Los orígenes legendarios del monasterio de Nuestra Señora de Montesclaros están relacionados con la aparición de una imagen de la Virgen en una cuevecilla a modo de pequeña capilla, tallada en roca, a la que iba frecuentemente un toro que se separaba de la manada al pastar por los montes. Este fenómeno llamó la atención del pastor que le siguió, encontrando cueva e imagen (16).Todos los antecedentes medievales del actual convento de Montesclaros, permanecen mal estudiados y por este desconocimiento no es fácil detallar los orígenes del monasterio o centro de culto. La existencia de sarcófagos fechados a finales del siglo XIV nos habla de la existencia de un centro de culto con prestigio comarcal en este momento. La existencia de señales de picado en la cueva de la Virgen similares a los conocidos en otras iglesias y eremitorios de la comarca, tampoco permite excluir un inicio del uso religioso del lugar en fechas correspondientes a la Alta Edad Media.PALENCIA* Periferia de Bernorio.
San Martín de Villarén.

Se trata de una iglesia rupestre de dos naves y sendas cabeceras rectangulares, cubiertas por bóvedas de cañón con, al menos, un pilar de separación entre naves, del que sólo se aprecian vestigios en la cubierta. Tiene un vano de iluminación en el muro sur del testero derecho. Los arcos torales son, en ambos ábsides, de medio punto. La entrada se abría en la esquina SO, apareciendo en la actualidad desfigurada por desplomes de la roca (17).Tanto las naves como los ábsides presentan bancos corridos a lo largo de la pared, así como restos de revoque de mortero, como los que han aparecido en otras iglesias. En este caso se conserva apreciable parte de la decoración, que reproducimos del calco de L.A. Monreal Jimeno. A los pies de la nave aparece una estancia independiente, actualmente unida con la nave por el derrumbe del sector de la boca, que contiene la inscripción consacratoria

ERA ¿DCCCV? IN HONORE S(an)C(t)I MARTINI


La lectura de la datación ha venido siendo controvertida, Carrión Irún y García Guinea (3), descubridores de la cavidad la leyeron como DCCCV (Año 767 d.C.). Eduardo Van den Eynde Cerutti (18) rebajó considerablemente la cronología proponiendo la lectura del primer numeral como T (Mil), con lo que la datación se situaría en la era 1125 (Año 1.67 d.C.). Más recientemente Monreal Jimeno (17) la leyó DCXXV (Año 587 d.C.). lo que impide atribuirle una cronología precisa, siendo como es, la única inscripción consacratoria dentro de este tipo de templos en la zona campurriana y elemento de primera importancia para su correcta datación.

Pomar del Valdivia

En el lugar conocido como "Ormita Peña" existen restos de una iglesia rupestre de planta rectangular, con cabecera también rectangular, destruida mediante una voladura para evitar que los gitanos se alojasen en ella (19).

BURGOS

Presillas de Bricia

La iglesia de San Miguel se encuentra a un kilómetro al NE de la localidad, publicada por el equipo encabezado por el mismo equipo que estudio la iglesia de Arroyuelos (20). Posteriormente fue incluida en varios catálogos arqueológicos referidos a la provincia de Burgos (21).Es, como Arroyuelos, una iglesia rupestre de doble planta. Consta de tres naves, cuyas cabeceras se separan por dos pilares. Los ábsides son poco profundos, diferenciándose el central y el izquierdo respecto al derecho. Aquellos son de cabecera plana y éste la tiene semicircular. Cada uno tiene su respectivo altar, bloque prominente que avanza desde la pared de fondo de los testeros respectivos, con otras tantas oquedades para reliquias. El pilar cuadrado que separa el testero de la nave central respecto al ábside izquierdo recibe sendos arcos de medio punto peraltado, cuyo modelo ha de inspirarse, necesariamente, en los habituales en el prerrománico asturiano de mediados del s. IX. Resulta paradójico que el arco de herradura, claramente empleado en la planta y el alzado de la cercana iglesia rupestre de Arroyuelos, no aparece aquí en manera alguna. Dentro de la misma peña se encuentra la llamada "Cueva de la Vieja", estancia excavada de planta cuadrangular, con las esquinas redondeadas. Presenta en su centro una oquedad rectangular de 1'30 por 0'80 y una profundidad de 0'40. Una segunda oquedad, ovalada y de dimensiones algo reducidas está excavada en la esquina derecha. Su entrada se efectúa a través de una escalinata de tres peldaños que salva el desnivel respecto al exterior. El conjunto se completa con un banco corrido situado en la pared del fondo.

La interpretación de este espacio ha sido equívoca, ya que unos han estimado que podría tratarse de una Sala Capitular, mientras otros autores han sugerido el uso de este espacio como baptisterio.

Montejo de Bricia

Junto al nacimiento del río Nava se encuentra la llamada "Cueva de la Tía Isidora" (22), iglesia rupestre de una sola nave de planta rectangular, cubierta con una forma que imita la bóveda de cañón fajonada. El hueco correspondiente al arco triunfal presenta en la actualidad forma trapezoidal, aunque debió estar adintelado. La cabecera es de planta rectangular con cubierta de cañón; el altar es de nicho rematado en arco de medio punto; tiene otras dos hornacinas talladas en las paredes de los lados, que rematan en arco de medio punto imperfecto. La entrada presenta actualmente forma trapezoidal elevada respecto al nivel del suelo. Cuatro mechinales tallados en la pared sobre el vano ponen de relieve que existió un pórtico sostenido con vigas de madera.

INTERPRETACIÓN Y CRONOLOGÍA

Resumir el estado de la cuestión acerca de las interpretaciones que los diferentes autores exige hacer algunas consideraciones acerca del mundo de las iglesias rupestres, exige poner de relieve los siguientes extremos:
1º.- La aparición de este tipo de manifestaciones no constituye un fenómeno aislado de nuestra región o de las comarcas más cercanas, sino que se integra dentro de un conjunto más extenso, cuya vinculación preferente se orienta hacia el Valle del Alto Ebro, entendiendo por tal todo el tramo del curso fluvial que discurre entre su nacimiento en Fontibre hasta las Conchas de Haro en las puertas de La Rioja. Al eje principal del Ebro hay que añadir los valles de buena parte de sus afluentes. Incluso este área, se desborda claramente en La Rioja y en Navarra, hacia el Sureste y Este, respectivamente, como ha estudiado la magnífica síntesis de L.A. Monreal Jimeno, ya citada. No es tampoco un fenómeno privativo de los núcleos originarios de Castilla y Navarra, sino que Galicia, León, Cataluña, la Castilla del Duero, Andalucía y otras regiones vienen siendo zonas donde progresivamente el mapa de fenómenos rupestres relacionados con lo eremítico se va incrementando poco a poco.

2º.- La función religiosa cristiana de estas construcciones excavadas en roca parece algo fuera de toda duda en función de los detalles comentados en las respectivas descripciones. Más polémica es si nos encontramos exclusivamente ante centros eremíticos y monacales o, si por el contrario, han podido sumar a esta función su condición de templos parroquiales. Dentro de los situados en el término de Valderredible la primera posibilidad aparece clara en el caso del Tobazo o en el "Cuevatón" de Cezura, rodeados de celdas y covachas utilizadas como morada y, posteriormente, como enterramiento. El caso de Cadalso, en culto actual, pero no relacionado con núcleo de población actual o pasado, también apunta a su posible origen en la búsqueda de lo yermo y apartado, como vía hacia la espiritualidad ascética.En los casos de las iglesias de Arroyuelos y en la burgalesa de las Presillas de Bricia, la propia configuración de los monumentos, con tribunas sobre la(s) nave(s) apunta a un deseo de diferenciar espacios para la celebración litúrgica, que quizás deba relacionarse con su función no exclusivamente monacal. La proximidad de la iglesia de Arroyuelos al caserío de la localidad abunda en esta posibilidad. La relación iglesia rupestre-parroquia-poblamiento aparece más clara que en ningún otro caso en el de Campo de Ebro, donde el templo de fábrica se construye inmediatamente ante la rupestre. No hay aquí tampoco las covachas eremíticas y sepulturas que aparecen en otros lugares. Esta misma impresión ofrece también la iglesia de Santa María de Valverde, respecto a la que las fuentes documentales atestiguan una continuidad de uso cultual que enlazaría con el presente. Aquí si encontramos tumbas excavadas en roca, no visibles en la actualidad, y una o dos celdas en las cercanías que nos hablan del contexto monacal de sus comienzos. La dualidad de funciones parece también bastante clara en este caso.

3º.- La cronología de este tipo de manifestaciones ha sido controvertida. Algunos autores (Iñiguez Almech o, recientemente, Monreal Jimeno) han abogado por el origen de estos templos en época visigótica, apoyándose para ello en algunas inscripciones de Álava y Palencia que parecen apuntar a cronologías anteriores al 711 en que se inicia la conquista árabe. Por lo que se refiere a la más cercana de éstas, la de San Martín de Villarén, ya hemos tenido ocasión de comentar la interpretación y lectura polémicas que rodean a esta inscripción. Pese a esta consistente hipótesis, los argumentos estilísticos y arquitectónicos que reflejan estas estructuras excavadas en roca se vinculan con más claridad con los "estilos" altomedievales: asturiano y mozárabe. La fuerza de estos vínculos en los casos de Presillas de Bricia, el primero, y Arroyuelos, el segundo, es incontestable. Algún vano de Santa María de Valverde, a pesar de las amplias reformas sufridas por el edificio apunta también es esa misma línea; el diseño ultrasemicircular se refleja también en la planta del pequeño nicho de la covacha colgada existente en sus inmediaciones. Las fuentes documentales de época altomedieval, dentro de su parquedad, también registran esta iglesia en contextos del s. X.
Si hubiéramos de inclinarnos por esta última posibilidad, la datación del eremitismo en el Valle habríamos de llevarlo a los momentos en que se inicia la repoblación de estas latitudes meridionales de la Cordillera Cantábrica. Dos hitos para su comienzo serían los años 800 y 804, en que se repueblan los distantes territorios de Taranco de Mena y Valpuesta, en el NE burgalés; en contextos más cercanos la fecha del 824 en que se repuebla Brañosera constituye un hito valioso. La conclusión del proceso debemos estimarla marcada por la recuperación y repoblación de Amaya, situada unos 35-40 kms. al Sur, en el año 860.

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

(1) IÑIGUEZ ALMECH, F., 1995, "Algunos problemas de las viejas iglesias españolas", Cuadernos de Trabajos de la Escuela Española de Arqueología de Roma, VII, pp. 9-180.
(2) GONZALEZ ECHEGARAY, J., CARRION IRUN, M. y PEREZ DE REGULES, A., 1961, "Las iglesias rupestres de Arroyuelos y Las Presillas de Bricia", Altamira, 1-2-3, pp. 1-25.
(3) CARRION IRUN, M. y GARCIA GUINEA, M.A., 1968, "Las iglesias rupestres de Repoblación de la región cantábrica", Congresso Luso-Espanhol de Estudos Medievais, Porto, p. 312-315. CARRION IRUN, M., 1973, "El Prerrománico en Santander", La Edad Media en Cantabria, Santander, pp. 39-57.
(4) BOHIGAS, R., IRALA, V. y MENENDEZ, J.C., 1982, "Cuevas artificiales de Valderredible, Santander", Sautuola, III, pp. 279-294.
(5) BOHIGAS, R., SARABIA, P., GARCIA, M., BRUÑA. I., JORDE, L. y BOHIGAS, L., 1986, "Aportación al catálogo de cuevas artificiales de la Cordillera Cantábrica", Boletín Cántabro de Espeleología, Santander, 7, pp. 118-120.
(6) BOHIGAS ROLDAN, R., 1986, Yacimientos arqueológicos medievales del sector central de la Montaña Cantábrica, t. I, A.C.D.P.S., Monografías Arqueológicas, 1, Santander, pp. 270.
(7) MONREAL JIMENO, L.A., 1989, Eremitorios rupestres altomedievales del Valle del Ebro, Universidad de Deusto, Bilbao, pp. 424 y láms.
(8) SERRANO, L., 1906, Cartulario del Infantado de Covarrubias, Valladolid, pp. 20 y 76.
(9) MERCHANT FERNANDEZ, C., 1982, Sobre los orígenes del régimen señorial en Castilla. El Abadengo de Santa María de Aguilar de Campoo (1020-1369), Málaga.
(10) IÑIGUEZ ALMECH, F., 1995, "Algunos problemas de las viejas iglesias españolas", Cuadernos de Trabajos de la Escuela Española de Arqueología de Roma, VII, pp. 32-33.
(11) GONZALEZ ECHEGARAY, J., CARRION IRUN, M. y PEREZ DE REGULES, A., 1961, "Las iglesias rupestres de Arroyuelos y Las Presillas de Bricia", Altamira, 1-2-3, pp. 1-25.
(12) VAN DEN EYNDE, E., 1985, "La época de Repoblación. Siglos VIII, IX y X", Historia de Cantabria. Prehistoria. Edades Antigua y Media, Eds. de la Librería Estudio, Santander, p. 331
(13) BOHIGAS, R., IRALA, V. y MENENDEZ, J.C., 1982, "Cuevas artificiales de Valderredible, Santander", Sautuola, III, pp. 288-289.
(14) GARCIA GUINEA, M.A., 1979, El Románico en Santander, Eds. de la Librería Estudio, Santander, II, p. 318. BOHIGAS, R., IRALA, V. y MENENDEZ, J.C., 1982, "Cuevas artificiales de Valderredible, Santander", Sautuola, III, pp. 288.BOHIGAS ROLDAN, R., 1986, Los Yacimientos Arqueológicos Medievales del Sector Central de la Montaña Cantábrica, t. I, Monografías Arqueológicas, A.C.D.P.S., 1, Santander, pp. 194-195.

(15) BOHIGAS, R., IRALA, V. y MENENDEZ, J.C., 1982, "Cuevas artificiales de Valderredible, Santander", Sautuola, III, pp. 286-287 y 291.BOHIGAS ROLDAN, R., 1986, Los Yacimientos Arqueológicos Medievales del Sector Central de la Montaña Cantábrica, t. I, Monografías Arqueológicas, A.C.D.P.S., 1, Santander, pp. 191-193.
(16) MONREAL JIMENO, L.A., 1989, Eremitorios rupestres altomedievales del Valle del Ebro, Universidad de Deusto, Bilbao, p. 42, cfr. a A. CARRION, Real Convento de Nuestra Señora de Montesclaros, Tip. Ntra. Sra. del Rosario, Vergara, 1925, pp. 10-12.
(17) MONREAL JIMENO, L.A., 1989, Eremitorios rupestres altomedievales del Valle del Ebro, Universidad de Deusto, Bilbao, p. 35-38.ALCALDE CRESPO, G., 1990, Ermitas rupestres de la provincia de Palencia, Excma. Diputación Provincial de Palencia, pp. 32-33.
(18) VAN DEN EYNDE CERUTTI, E., 1985, "La problemática de la datación cronológica de las iglesias rupestres. Nueva lectura e interpretación de la inscripción supuestamente fundacional de San Martín de Villarén", Sautuola, IV, pp. 361-365.
(19) MONREAL JIMENO, L.A., 1989, Eremitorios rupestres altomedievales del Valle del Ebro, Universidad de Deusto, Bilbao, p. 38-39.ALCALDE CRESPO, G., 1990, Ermitas rupestres de la provincia de Palencia, Excma. Diputación Provincial de Palencia, pp. 33-34.
(20) GONZALEZ ECHEGARAY, J., CARRION IRUN, M. y PEREZ DE REGULES, A., 1961, "Las iglesias rupestres de Arroyuelos y Las Presillas de Bricia", Altamira, 1-2-3, pp. 1-25.
(21) BOHIGAS ROLDAN, R., CAMPILLO CUEVA, J. y CHURRUCA, J., 1984, "Carta arqueológica de la Provincia de Burgos. Partidos judiciales de Sedano y Villarcayo", Kobie, pp. RUBIO MARCOS, E., 1981, "Eremitas del Norte de Burgos", Kaite, 2, pp. 77-130.MONREAL JIMENO, L.A., 1989, Eremitorios rupestres altomedievales del alto valle del Ebro, Universidad de Deusto, Bilbao, pp. 50-52.
(22) BOHIGAS ROLDAN, R., 1982, Los yacimientos arqueológicos altomedievales del sector central de los Montes Cantábricos, Tesis Doctoral mecanografiada, Universidad de Valladolid, II, pp. 822-824.RUBIO MARCOS, E., 1981, "Eremitas del Norte de Burgos", Kaite, 2, pp. 77-130.
MONREAL JIMENO, L.A., 1989, Eremitorios rupestres altomedievales del alto valle del Ebro, Universidad de Deusto, Bilbao, pp. 58-59