La lluvia obligó a modificar los planes de la XXVII Jornada de Voluntariado, que los responsables de la Hospitalidad Diocesana organizan cada año el último sábado de mayo. En vez de celebrar la misa, como es tradición, en la ermita de Los Cagigales, el acto religioso y el civil se desplazó al polideportivo de Matamorosa, cedido para esta ocasión por el Ayuntamiento de Campoo de Enmedio.
A esta jornada de convivencia asisten desde 1987 compañeros y amigos de Los Corrales, Santander, Castro Urdiales, Torrelavega y Cabezón de la Sal, junto con personas con alguna discapacidad y varios voluntarios de El Dueso.
El encuentro comenzó, como siempre, con la misa de agradecimiento, cantada por la ronda La Esperanza de Requejo. Seguidamente tuvo lugar la comida de hermandad y diversos juegos.