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Opinión

HAYQUE

HAYQUE

Necesitamos hacer algo ciudadano, como comunidad, que nos desafíe, nos motive, nos agregue y nos una

Voy a intentar "hilar" una idea que lleva rondándome desde hace tiempo. Tal se nos ocurra, entre todos, una buena receta para dinamizar el pueblo y la comarca. Os comparto aquí varias historias aparentemente anecdóticas e inconexas, pero que dan que pensar: un informe de la ONU, dos pueblos italianos y uno gallego, un país nórdico y un reino del Himalaya.

Empecemos por Ceregnano, un pueblo italiano del Veneto donde, hace diez años, su alcalde decidió crear una "Concejalía de la Felicidad" y puso al frente de ella a una cocinera local porque, según aquel mismo alcalde, es la profesión que mejor sabe hacer feliz a la gente. La felicidad, claro está, no es algo que se pueda lograr a golpe de ordenanza pero en la centralita telefónica municipal ya suena el "Himno de la alegría" de Beethoven mientras te mantienen en espera. Desde entonces ¿ha crecido la felicidad media de sus habitantes? Pues probablemente no mucho, pero Ceregnano ya es un icono en el mapa de la felicidad mundial. La maniobra ha logrado poner al pueblo en el mapa, multitud de reportajes se han hecho eco de la ocurrencia, el turismo se ha disparado y mucha gente lo visita buscando, tal vez, esa "vibración feliz" que dicen tener en el aire allí. Por su parte, el municipio pontevedrés de Oia ha sido el primero, en España, en seguir el ejemplo de Ceregnano y una de las primeras iniciativas de su "feliz Concejalía" ha sido componer un "consejo de ciudadanos" (de ciudadanas sobre todo) con gente joven y mayor (joven sobre todo) con ganas de ayudar y proponer ideas que mejoren la vida en el pueblo.

La ONU elabora anualmente un "Informe Mundial de la Felicidad" empleando como parámetros el PIB per cápita, la esperanza de vida saludable o el apoyo social. Pero la felicidad es mucho más que eso y resulta un concepto, en gran parte, "inmedible". Finlandia, según el informe de la ONU, es el país más feliz del mundo. Yo viví allí año y medio y los finlandeses me parecieron gente bastante sosa y triste. Ellos mismos se reconocen así. Tienen un país precioso y, efectivamente, gozan de un nivel de vida alto pero no sentí apenas "alegría de vivir" en sus gentes. Cuba, en cambio, es según el ranking de la ONU el lugar más infeliz del planeta. Efectivamente, a los cubanos les faltan un montón de cosas y las pasan canutas para llegar a final de mes, pero, por muchas carencias que padezcan, la alegría de vivir que transmiten gana por goleada a la de los finlandeses.

Según este mismo informe, Suecia es el 10º país más feliz del mundo. En Suecia, sin embargo, la mitad de la gente vive sola y uno de cada cuatro suecos muere en soledad sin nadie que repare en su pérdida o reclame el cadáver ni su patrimonio. Y es que la felicidad no se limita a variables economicistas: la cultura, la educación, las tradiciones, la actividad de la sociedad civil, los valores sociales y, en fin, lo intangible pesan tanto o más que los parámetros estrictamente materiales. Así, fomentar la solidaridad, el asociacionismo y la responsabilidad social entre la ciudadanía produce mucha más felicidad que, por ejemplo, el disponer de aceras bien enlosadas. Además, casi siempre, nos sentimos felices por comparación. Es decir, nos medimos con nosotros mismos (a lo largo de diferentes momentos vitales) o con nuestros vecinos (casas vecinas, barrios vecinos, comarcas vecinas, provincias vecinas, países vecinos) y estimamos si nuestro grado de bienestar es mayor o menor. La conclusión más extendida es que no es más feliz quien tiene un mayor bienestar material sino quien disfruta de un régimen de afectos más fuerte. La mayor felicidad no la aportan el bienestar intelectual, ni económico, ni físico, sino el social, el relacional.

Cambio de tercio. Bután: uno de los países más pequeños del mundo. Un reino montañoso del Himalaya, sometido a continuas riadas y argayos, que ha decidido medir el grado de bienestar de su población en base a un concepto propio: el Índice de Felicidad Bruta. En este índice pesa mucho un parámetro: la vitalidad de la comunidad; esto es, la cantidad de actividades grupales, actividades colectivas, festividades y eventos comunitarios que se organizan.

Vuelvo a cambiar de tercio (pero seguid conmigo un poco más, ya casi llegamos al meollo del asunto). Fabio Zaffagnini, un paisano de Cesena (otra vez Italia). Esta vez, una localidad entre el Adriático y los Apeninos de apenas 100.000 habitantes. Allí, en Cesena, en el mes de julio del 2015, el amigo Fabio reúne en una campa a 1000 músicos interpretando, al unísono, la canción "Learn to Fly", uno de los himnos de la banda estadounidense Foo Fighters. 1000 baterías, bajistas y guitarristas de todos los rincones del país acuden a la convocatoria de Fabio...¿para qué? Para rendir homenaje a su banda favorita y mandarles un mensaje: "Eh, Foo Fighters, esto es Cesena, estamos aquí, sabemos que este sitio está fuera de vuestra ruta pero somos muy fans de vuestra música y queremos que vengáis a tocar a nuestro pueblo". Cuatro meses después unos Foo Fighters abrumados y emocionadísimos, comienzan en Cesena su gira mundial ante un público extasiado.

¿A dónde quiero llegar con este batiburrillo de ideas? ¿Qué tienen en común todos estos ejemplos más o menos deslavazados? En todos estos casos a alguien se le ha ocurrido hacer algo novedoso, innovador, llamativo y relativamente sencillo en su ejecución, que ha puesto de relieve algo intangible pero valioso. Algo que, con toda seguridad, se le había ocurrido antes a alguien pero que nadie había tenido las agallas, el tiempo, la paciencia o las ganas de poner en marcha. Algo inspirador pero imposible de acometer en solitario. Algo que implica a buena parte de la población y la anima.

Cuando uno recorre localidades españolas de tamaño y características parecidas a las de Reinosa y comarca repara rápidamente en que las tradiciones, las fiestas, el tener un calendario anual de actividades compartidas, que fomente eventos culturales, valores solidarios y el asociacionismo, es muy potente. El "pegamento" que mejor mantiene viva a la población de un lugar y a su comunidad unida son los proyectos en común. Cuando no es un evento taurino, es una procesión de semana santa o del corpus cristi, la fiesta de la vendimia o de la cosecha de turno, un desfile de moros y cristianos, una comparsa de carnaval o una feria de referencia. Es importante, para una localidad, dar importancia a lo común. Disponer, en fin, de una misma hoja de ruta o, al menos, de diversos hitos en el calendario que motiven a la población, la inspiren y la mantenga "colaborando en", en "preparativos de", "en expectativa de" eso que comparten.

Creo que, en Reinosa y en Campoo, faltan en realidad muy pocas cosas esenciales. Nos falta, sobre todo, creérnoslo, tomar conciencia de lo que ya somos, de todo lo que ya tenemos y proyectarlo en algo común que nos agrupe y nos ilusione.

¿Qué tienen Reinosa y comarca que mantenga a la mayoría de sus ciudadanos inspirados durante todo el año? ¿La organización de qué actividad o la celebración de qué evento ilusiona e implica a la mayoría de la población de Reinosa y comarca durante todo el año?

Necesitamos hacer algo ciudadano, como comunidad, que nos desafíe, nos motive, nos agregue y nos una. Algo que provoque un cambio colectivo de mentalidad y cuyo logro nos haga sentirnos orgullosos de nosotros mismos. Un logro que potencie nuestra identidad y nuestro sentido de pertenencia. También nuestro optimismo. Una pequeña (o gran) gesta que no se le haya ocurrido nunca a nadie antes o que nadie haya tenido la valentía de acometer.

Ahí lo dejo. El próximo fin de semana sigo.