La vicepresidenta regional y consejera de Universidades e Investigación, Medio Ambiente y Política Social, Eva Díaz Tezanos, ha afirmado hoy que el proyecto Lamizal, la iniciativa puesta en marcha hace catorce meses de manera conjunta por el Gobierno de Cantabria y la asociación RIA para descontaminar el agua residual mediante la capacidad de las plantas, es un "excelente ejemplo" de cómo invertir en I+D+i puede revertir en la sociedad.
Díaz Tezanos ha realizado el primer balance del proyecto, junto al director general de Medio Ambiente, Miguel Ángel Palacio, el presidente de la asociación RIA, Diego Cicero, y el subdirector general de Aguas, José Fernández. Todos han coincidido con la vicepresidenta en destacar la solución "sostenible" que ofrece Lamizal para mejorar la calidad de vida de los cántabros y el entorno natural, respetando en todo momento el medio ambiente. "No sólo se han cumplido todos los objetivos planteados hasta ahora, sino que se han superado las expectativas inicialmente puestas en este proyecto", se ha congratulado Díaz Tezanos.
La vicepresidenta ha elogiado la capacidad de esta iniciativa para dar "soluciones a los retos y problemas a los que nos enfrentamos, aportando mejores fórmulas de gestión de los recursos naturales de los que dependemos, y generando iniciativas empresariales de vanguardia, capaces de generar un nuevo tejido productivo y nuevos nichos de empleo y riqueza".
También ha aprovechado su intervención para insistir en la apuesta del Gobierno de Cantabria por proyectos como Lamizal, que apuestan por la investigación, el medio ambiente y la equidad social. En este caso, se trata de una iniciativa que desarrolla humedales artificiales a partir de plantas autóctonas y su uso para la depuración de aguas residuales a través de la fitoremediación, un proceso basado en la capacidad de las plantas para descontaminar el agua.
Tras destacar el buen rendimiento ofrecido por la primera depuradora biológica con la que se puso en marcha el proyecto hace un año, Díaz Tezanos ha anunciado la puesta en marcha de nuevas fitodepuradoras. La siguiente se construirá el año que viene en la Hermandad de Campoo de Suso para depurar las aguas residuales de los pueblos de la cuenca del río Guares, dando servicio a una población de unos 200 habitantes repartida entre la Hoz de Abiada, La Lomba y Entrambasaguas. "Resultará de vital importancia para asegurar la calidad del agua del río Híjar, en el que se encuentra la captación de agua para el abastecimiento de toda la población de Reinosa", ha subrayado la vicepresidenta. Además, se están proyectando depuradoras de similares características en Campoo de Yuso y Valderredible.
Buen rendimiento
Por su parte, el presidente de la asociación RIA, Pedro Cicero, ha resaltado los grandes resultados cosechados por la primera fitodepuradora que ponen en marcha en Cantabria porque "hemos pasado de cumplir en el primer año los niveles mínimos exigidos para poblaciones de 250 habitantes a lograr los niveles más exigentes para núcleos de población de más de 2.000 habitantes". Y ha apuntado que la situación tiene visos de mejorar aún más porque la planta con la que trabajan, carex paniculata, aún no está "completamente desarrollada".
Cicero ha destacado que durante estos primeros catorce meses se ha logrado reducir la carga contaminante de manera "muy notable" en parámetros indicadores de contaminación orgánica como los sólidos totales en suspensión, que alcanzaron un 100 por cien de depuración, o la demanda biológica y química de oxígeno, que osciló entre el 75 y el 80%.
Ventajas frente a las depuradoras convencionales
Con una previsión de desarrollo de cuatro años, el proyecto Lamizal se inició hace un año con la construcción de un lamizal en Valdeprado de Liébana, con un coste de construcción de 50.000 euros para una población de 70 habitantes, frente a los 150.000 euros que costaría una depuradora convencional. Además, su coste de mantenimiento es de 262 euros al año, frente a los 2.730 euros al año de una depuradora convencional.
"Tiene un impacto mínimo de construcción, el consumo energético es cero, no utiliza productos químicos, apenas produce lodos o residuos, sirve como sumidero de CO2 y se integra en el paisaje, generando microhábitats de interés para la biodiversidad", ha enumerado entre sus virtudes la vicepresidenta.
Lamizal está destinado a la depuración de las aguas residuales de los pequeños municipios y núcleos de población de menos de 250 habitantes; negocios de hostelería ubicados en zonas aisladas; estabulaciones ganaderas, y pequeñas queserías. Además, sus costes de construcción son menores que en las depuradoras convencionales. En concreto, entre un 60 y un 80% menos, y una vez que están construidos su coste de mantenimiento se reduce hasta casi el 90%, ya que su mantenimiento puede correr a cargo del personal propio de los ayuntamientos.
Tras invertir durante el ejercicio pasado 50.000 euros para diseñar este tipo de instalaciones en negocios de hostelería emplazados en zonas de montaña y litoral, este año se destinan 55.000 euros para impulsar fitodepuradoras en los pequeños núcleos de población de hasta 200 habitantes. La previsión es que durante 2018 se destine esta misma cantidad con el fin de seguir extendiendo el proyecto por Cantabria.