Luis Javier Mencía, ganadero de Soto (Campoo de Suso) asegura que los lobos, buitres y zorros le han matado desde mediados de marzo casi una veintena de animales. "He perdido trece potros, dos lleguas y dos vacas y en un 90 por ciento de los casos ha sido por el ataque de estos animales", asegura el vecino de la localidad campurriana, que añade a la lista de agresiones otros cinco potros más que fueron heridos pero que en esta ocasión lograron salvar la vida.
"Nunca antes se había producido una situación igual", sostiene, y es que según Luis Javier estos ataques no se producen en el puerto o en fincas alejadas al pueblo, sino en pleno casco urbano. "En una ocasión, los zorros atacaron a dos de mis yeguas mientras parían y poco pudimos hacer por salvar a la madre y a la cría". Además, subraya que aunque el puede ser el más afectado por los ataques, "son muchos más" los damnificados por idénticos motivos y no solo en su pueblo sino por todo el Valle.
De esos 13 potros muertos, el ganadero precisó que solo ha podido certificar la muerte de cuatro de ellos, mientras que en el resto de los casos "ha sido imposible demostrarlo", ya que cuando los responsables de verificarlo llegaron, los animales carroñeros solo había dejado el esqueleto de las víctimas.
Además, y lo más preocupante a su jucio, es que estos ataques se produjeron my cerca del casco urbano de la localidad campurriana, concretamente en su nave construida en las fincas de Sobrecasa y Sonsoto. De hecho, ni la presencia humana ahuyentó a los buitres para comerse a los animales muertos y ellos mismos tomaron las fotografías en un estado de impotencia mientras los carroñeros ni se inmutaban.
En una ocasión, el ganadero llegó a contabilizar cerca de medio centenar de buitres apostados en los tejados de las casas colindantes con la cuadra para comerse a los potros. "Nos ven y no huyen, ¿y si un día un niño está jugando en el patio o en esta zona mientras suceden estos ataques...?no sabes que puede pasar...", alerta el ganadero ante una situación que le genera preocupación e incertidumbre.
Por otra parte, estas agresiones también suponen "un importante varapalo económico" para su dueño, al no poder percibir la indemnización correspondiente por la muerte de su ganado porque no puede demostrar las agresiones en sus animales, ya que en algunos casos solo quedan los huesos al poco tiempo de matarlos lo cual dificulta o hace imposible la autopsia.