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Actualidad | Reinosa

"El fracaso escolar no es culpa de las leyes, se debe al modelo de sociedad"

"Tiene que haber una mayor implicación de las familias en la formación de sus hijos" | "La cantidad de leyes educativas que ha tenido este país es una barbaridad pedagógica"

Norberto García lleva tres años como director del IES Montesclaros -un centro con más de 600 alumnos y 76 profesores, entre la ESO, FP, Bachillerato y PCPI-, pero el cargo no le coge por sorpresa, lleva en el instituto desde 1996, cuando se produjo la oleada de alumnos -hasta 1.400- con la implantación de la Educación Secundaria Obligatoria. Aproximadamente la mitad de ellos son de Reinosa y el resto de estudiantes de la comarca acude al centro en transporte escolar. 

Norberto García considera que el IES Montesclaros está entre los 6 mejores de Cantabria, la oferta de su FP Dual es un referente y un buen reclamo en tiempos de crisis. Para él, el objetivo consiste en ofrecer la mejor formación integral para los alumnos y concede una importancia relativa al Informe PISA, ese que dice que los españoles somos los últimos en matemáticas y bastante mal posicionados en comprensión lectora.

Cree que el fracaso escolar no es culpa de las leyes educativas que hacen los políticos. A su juicio es más complicado, la clave está en el modelo de sociedad que tenemos. Reivindica la cultura del esfuerzo, fomentar los hábitos de estudio y una mayor participación de los padres en la formación de sus hijos.

Como director, acepta la LOMCE pero no la comparte. Considera que una ley de educación debe crearse desde abajo hacia arriba. Apuesta por atender a la diversidad en lugar de centrarse tanto en los contenidos. Defiende a ultranza las bondades de la enseñanza pública y subraya la necesidad de formar ciudadanos. Una asignatura que no existe, pero que se debe aprender en todas las materias.


-¿Cuáles son los objetivos prioritarios del IES Montesclaros para el presente curso?

-Fundamentalmente formar lo mejor posible a nuestra gente y hacerlo en los tres niveles educativos que ofertamos. Que los alumnos obtengan el título de Secundaria, que saquen adelante la FP para obtener lo antes posible un puesto de trabajo, y prepararlos adecuadamente para la PAU, y que puedan optar a la carrera universitaria que deseen. Además los resultados no son malos: superan la ESO el 85 por ciento de los alumnos y más del 98 por ciento de los estudiantes que superan el bachillerato y se examinan de la PAU la aprueban.

-¿Qué nivel académico ocupa el IES Montesclaros en el conjunto de los institutos de Cantabria?

-Con los datos del último curso (2012/2013) diría que somos uno de los 6 mejores centros de la Comunidad. En líneas generales, considero que los resultados académicos tienen un nivel medio alto, es un buen centro. Estoy satisfecho, aunque siempre se pueden mejorar.

-¿Cuáles son las principales causas del fracaso escolar?

-Discrepo absolutamente de lo que dicen los políticos. La sociedad política culpa a las leyes anteriores. No es un tema de leyes. Éstas ayudan a mejorar el currículo, a que sea más coherente, pero no hace que los resultados de los alumnos sean mejores o peores. Lo que hace que se obtengan mejores o peores resultados es el modelo de sociedad que tenemos. Y cada vez hay más ocupaciones, se produce una diversificación de opciones y el hábito de estudio es menor, porque los alumnos de hoy tienen aspiraciones diferentes a las que se tenían hace años. Cada vez se estudia menos.

Hay una clarísima merma de hábitos de estudios ese es el problema. Y eso no está en la ley, está en la familia. Cada vez les exigimos menos y somos más blandos. Hemos construido un modelo de sociedad en el que la cultura del esfuerzo se ha quedado por debajo de otros aspectos y eso hace que estudiar cueste más. La clave es el modelo de sociedad.

-¿De quién es la responsabilidad?

-El profesorado está contento con el trabajo que los alumnos desempeñan en las aulas, pongamos que en un sesenta o setenta por ciento. Pero el trabajo que desarrollan en clase falla cuando llegan a casa. No quiero enfrentarme a las familias, pero creo que hay una falta de disciplina en los hogares. Es vital una mayor implicación y colaboración familiar fuera del centro con el alumno.

No es una cuestión fácil de solucionar, y desde luego no se arreglará ni con esta ley ni con la que venga mañana. La competencia tecnológica es muy importante y el hábito de estudio tiene que estar presente.

 

-Según el Informe PISA, los estudiantes españoles están a la cola en matemáticas y de los últimos en comprensión lectora, ¿qué validez le da este estudio?

-Creo que es una valoración muy subjetiva, son modas, tendencias a la que nos llevan. Hay que darle un valor muy relativo, creo que es un tipo de medición poco tangible y lejana. Desde el centro lo que podemos y debemos hacer es ofrecer la mejor formación integral posible. Hay una asignatura muy importante que no se estudia en los centros, y es formar ciudadanos; gente con respeto, hábitos culturales, animación a la lectura, etc. Cuestiones que parece que se nos están olvidando, ahora que vamos tanto por la vía de los contenidos. 

-¿Cómo se forman ciudadanos?

-A través de la transversalidad de la educación, es decir, fomentar el respeto, el trabajo cooperativo, la solidaridad, los valores humanos, etc. Eso no se estudia en una materia pero se estudia en todas. Y si se desatiende esto en pro de los contenidos, quedaremos un tanto cojos. Lo que diga PISA no es tan relevante, no digo que me importe poco, pero me preocupa más que los alumnos vayan titulando y consigan inserción laboral.

-¿Qué ofrece la enseñanza privada que no ofrece la pública?

-Soy un defensor a ultranza de la enseñanza pública porque creo que tiene más calidad. Creo más en este modelo. Sin desprestigiar a nadie. También considero que hay más calidad en el profesorado y que es una educación mucho más justa y democrática. Ya que hablamos de cifras, me baso en que los mejores resultados -y me refiero a un ochenta o noventa por ciento- de alumnos brillantes de Cantabria proceden de la enseñanza pública. Lo avalan los números. Es un modelo más justo, más igualitario, más democrático y de mayor calidad.

-¿Qué le parece la LOMCE?

-Tiene algunas cosas buenas pero en general no estoy de acuerdo. Me parece un paso atrás, sobre todo en la excesiva fijación por los contenidos. Aunque el PP tenga mayoría absoluta, el hecho de que ningún partido de la oposición esté a favor dice mucho. La acepto porque es mi responsabilidad pero no la comparto. Si me posiciono en contra es por una cuestión fundamental: creo que la base de toda ley tiene que salir de un gran pacto educativo de abajo hacia arriba, y esta ley está hecha de arriba hacia abajo. Y si no hay pacto educativo entre los políticos, por lo menos que se consulte, y los profesores y profesionales, centros, sindicatos y padres puedan participar en su elaboración.

Otro de los errores son las reválidas creo que no van a servir para nada. La LOMCE se supone que dará más fuerza a los contenidos y será más rigurosa pero el modelo de sociedad está cojo en atención a la diversidad. Cada vez somos más heterogéneos y cada uno necesita un ritmo distinto, hay que apoyar a esa diversidad para sacar el máximo de cada alumno.

Otra cuestión es la ratio de alumnos por clase. Cada vez hay más alumnos y menos profesores. Así atendemos los atenderemos peor. La ratio alta es perjudicial y va en contra de la calidad, solo hace falta meterse en una clase con 20 y en otra con 40 alumnos y observar.

-¿Qué libertad tienen entonces los profesionales de la enseñanza en los planes de estudio?

-Hasta ahora muy poca, la posibilidad de hacer un tipo de educación diferente a la que marcan los cánones de la consejería de Educación o del Ministerio es prácticamente cero. Sí es cierto, que ahora nos anuncian -ya veremos- que va a haber cierta autonomía en los centros para hacer determinados cambios. La consejería de Educación nos anticipa que podremos desarrollar planes de mejora, con autonomía incluso para modificar el currículo de las materias, pero te avanzan que no te darán ningún recurso. Quédate con lo mismo que tienes, sé autónomo hasta donde tu quieras pero no me pidas nada.

-LODE, LOCE, LOGSE, LOE, LOMCE...¿a qué nos conducen todas estas leyes de quita y pon?

-Es una barbaridad pedagógica y una condena a la educación. La línea educativa de un país tiene que ser recta y vamos dando bandazos. Viene un grupo político deroga la anterior y pone la suya, así sucesivamente, eso no puede ser. Un país en educación, sanidad y política exterior tiene que basarse pactos flexibles, pero muy claros en el tiempo, y debe ser mayoritario. Te mantienen en un permanente ‘vete y ven' y lo único que hacen es confundir a la sociedad.

-¿Qué se pretende con la politización de la enseñanza?

-Las leyes las elaboran los políticos, hablar de politización...Cada uno tiende a ejercer el adoctrinamiento. Cada uno pone el acento en un aspecto de la educación donde más le conviene. Se supone que con la mejor voluntad, pero el problema del PP y el PSOE es que tienen dos ópticas totalmente diferentes, y eso genera un gran déficit para la educación.

 

-¿Hasta qué punto influye la política en la educación?

-En todo, se elabora desde el Ministerio. Me reitero, se hace de arriba hacia abajo. Y eso es un error. Es la queja que tenemos los profesores, que cuando hay cambios y reformas en estas leyes no hay debate. No conozco a nadie al que le hayan preguntado ¿qué puede usted aportar para..?

-¿Hay revanchismo político en las leyes educativas?

-Clarísimo. Lo dicen ellos mismos. Ese ‘ahora te quito, ahora te pongo' es muy dañino. Cada grupo cree en lo suyo y no admite lo de los otros. El único que estuvo a punto de conseguir elaborar una ley consensuada fue el ministro Ángel Gabilondo, que hizo un pacto con casi 200 medidas con mininos comunes para aceptar y, cuando casi lo tenía hecho, llegaron las elecciones. Creo que ese ha sido el mayor esfuerzo en democracia por consensuar un pacto educativo.

-¿Ha habido alguna ley buena?

-Buena buena...no creo que haya habido ninguna, pero la LOE -desarrollada por Gabilondo- con algunos ajustes y algunos cambios, es decir, una LOE mejorada, hubiera sido una buena ley. 

-Teniendo en cuenta que la FP está enfocada a una inmediata inserción laboral, ¿qué tendencia se está produciendo en el número de matriculados?

-Se está produciendo un fenómeno -curioso pero muy simple- como es el crecimiento de la Formación Profesional. Hasta hace poco había sido minoritaria pero desde hace tres años se han dado dos circunstancias para este repunte. Por un lado, motivado en gran parte por la crisis bestial; mucha gente de mayor edad a la habitual de los alumnos, que ha perdido su puesto de trabajo, acude al instituto a formarse. Ahora que no tienen una previsión inmediata de encontrar un empleo puede permitirse asistir a las clases.

Y el otro motivo, es la oferta de la llamada FP Dual, que se aplica en los grados superiores de mecanizado y administrativo. Solo la tienen siete institutos de Cantabria y consiste en un año más de estudio, pasa a tres, y con una jornada dividida de mañana, con cuatro horas para clases teóricas, y de tarde, con otras cuatro horas realizando prácticas en una empresa. Este trabajo, que se realiza desde el primer curso, está remunerado. Aproximadamente, 200 euros el primer año, 300 euros el segundo y 400 euros al mes durante el último curso.

Como anticipo, hay previsto que para antes de navidades -cuando se firme el convenio- unos ocho alumnos del centro vayan a realizar estas prácticas. Optarán a estas plazas los mejores expedientes.
Por otra parte, también estamos recibiendo nuevos alumnos con formación de licenciados, peritos o aparejadores, que no encuentran un empleo acorde a su formación y optan por los grados superiores que el centro oferta.
La FP dual es una formación más potente y técnica, es la gran apuesta del Ministerio de Educación para la FP en España. También me atrevo a decir que la maquinaria que tenemos en los talleres para producción por mecanizado la hay en muy pocos centros de España.

En cuanto a la FP, se pretende por una parte esa formación técnica para luego ponerla en práctica a través de la inserción laboral. Hasta antes de las crisis los datos eran muy buenos, con el cien por cien de inserción laboral para nuestros alumnos titulados. No había alumnos suficientes para cubrir los puestos. Ya no entro en qué tipos de contratos pero salían con trabajo. Aun así, el año pasado un buen porcentaje de alumnos del grado medio de automoción encontró trabajo.

-¿Qué beneficios aporta a la educación sustituir la tiza por la pizarra digital y los ordenadores?

-La tecnología ha supuesto un cambio muy importante desde hace 20 años. Un cambio más a nivel tecnológico que curricular. Parece que hoy dar clase sin un ordenador, un cañón y una pantalla es antediluviano, cuando por ahí hemos entrado todos.

Tiene muchas ventajas: ahora las clases son más atractivas, los contenidos llegan mejor de una manera más visual, y se produce una mayor interactividad de una manera más sencilla. Algunos profesores ya tenemos libros digitales. Cada vez trabajamos más de otra manera y abandonamos modelos s anteriores, pero no siempre es bueno, porque el hábito del trabajo y la cultura del esfuerzo suenan antiguos, pero son imprescindibles. Si eso no existe, por mucha tecnología que haya para llegar a los alumnos, no funcionará.

Tenemos que ser capaces de combinar los recursos tecnológicos con la implicación de las familias, los hábitos de estudio y la cultura del esfuerzo, pero patinamos en esta unión. Cada vez tenemos más recursos y profesores mejor preparados, y sin embargo dicen que las generaciones no salen bien formadas, ¿cuál es la causa? hay quien dice q es la ley, yo digo que no, que el problema es el modelo de sociedad. Es mucho más complejo que echar la culpa a una ley.

-¿Son necesario los libros de texto en formato papel o al menos renovarlas cada tan poco tiempo?

-Los libros se cambian por ley cada cuatro años los libros, salvo excepciones. Creo que hay que ir poco a poco a la no utilización de los libros convencionales. Hoy en día tenemos muchísimas posibilidades: gracias a internet, con los recursos técnicos que tenemos en las aulas y el hecho de que la inmensa mayoría de los hogares dispongan de conexión, el cambio de modelo es más fácil y cercano.
Soy consciente de que las editoriales son empresas y que crean puestos de trabajo, pero tener un libro de texto para el día a día me parece perfectamente prescindible. De igual modo que el negocio editorial en la enseñanza. Los libros de texto tienen un gasto excesivo para la sociedad. En el centro disponemos de un servicio de reutilización de fondos de libros, obligado por la Consejería, para que las familias se beneficien de ese préstamo.