Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso.
Puede obtener más información, en nuestra Política de Cookies.

Sociedad | Campoo de Enmedio

Evangelina Fernández Llanillo, 'Mujer del Año de Campoo de Enmedio 2019'

Evangelina Fernández Llanillo, 'Mujer del Año de Campoo de Enmedio 2019'

La vecina de Bolmir, presentada por la Asociación de Mujeres de su localidad, será homenajeada el próximo martes, 19 de marzo, durante el acto organizado por el Ayuntamiento para conmemorar el Día de la Mujer

La candidata presentada por la Asociación de Mujeres de Bolmir, Evangelina Fernández Llanillo, ha sido la elegida como 'Mujer del año 2019 en Campoo de Enmedio'. Un galardón que se entregará el próximo martes, 19 de marzo, a partir de las 17.00 horas en el salón de plenos municipal de Matamorosa y que concede todos los años el Consistorio campurriano dirigido por Pedro Manuel Martínez, dentro de los actos conmemorativos por el Día de la Mujer.

En el acto, como es habitual, también participará la vicepresidenta del Gobierno de Cantabria, Rosa Eva Díaz Tezanos, que acompañará a los miembros de la Corporación municipal, las asociaciones del municipio y a los familiares de Evangelina Fernández Llanillo en este entrañable homenaje.

Para presentar su candidatura a este reconocimiento, desde la Asociación de Mujeres de Bolmir apuntaron que "Eva ha demostrado ser una mujer valiente, luchadora, capaz de hacer frente a tanta adversidad y aún tiene ganas de reír y de disfrutar de la vida que la queda, como nos dice, y de los problemas de salud que tiene, por eso la asociación es media vida, lo ha sido desde que se fundó, y por todo esto y mucho más que podríamos decir de Eva".

Biografía de Evangelina Fernández Llanillo, presentada desde la Asociación de Mujeres de Bolmir

Evangelina Fernández Llanillo, aunque lleva viviendo en Bolmir casi setenta años, nació el 11 de junio del año 1929, en Vallespinoso, pedanía que en aquellos tiempos pertenecía a Pedazancas, ahora forma parte del ayuntamiento de Aguilar de Campoo, en el seno de una familia de labradores, siendo la tercera de seis hermanos.

A la escuela sólo acudía cuando nevaba, el resto del tiempo lo dedicaba a cuidar del ganado, o bien acompañaba a su padre en la siembra de las patatas, trigo, centeno... en fin, lo que correspondía según la época de sementera.

Para estos menesteres utilizaban el brabán tirado por dos parejas de vacas, que su padre arreaba con la "ijada"(palo largo y delgado con una punta en un extremo), algunas veces se la arrojaba a las vacas y esta rebotaba terminando en la cabeza de Eva.
A la hora de excavar el trigo, la cebada..., a Eva la tocaba, como al resto de la familia, aunque el azadillo fuera más grande que ella.
Cuando tenía 14 años, una vecina le comentó a su padre, que unas señoras de Reinosa que regentaban un comercio, necesitaban una chica para "servir", su padre no estaba muy conforme porque decía que unas patatas y un trozo de pan no la iban a faltar, pero ella vio los "cielos abiertos" porque nunca la gustaron las labores del campo.

Mientras estuvo trabajando en casa de estas señoras, fue muy feliz. La mandaban llevar su plato al comedor para servirse la misma comida que a ellas, aunque tenía que comer en la cocina, (cuenta Eva que en otras casas las chicas de servicio comían lo que sobraba), en las fiestas importantes como Navidad la "invitaban" a cenar en el comedor con ellas.

El sueldo era de 5 duros al mes, no tenía días libres, pero prefería eso antes que estar realizando las tareas del campo.

Con el tiempo cerraron el comercio, porque ya eran mayores y se marcharon a vivir a Granada con una sobrina, la quisieron llevar con ellas, pero su padre no se lo permitió.

A través de unos conocidos encontró otra casa donde trabajar, un tal D. Paco que descendía de Fresno del Rio y estaba casado con una señora de "dinero", que se decía entonces, de Alar del Rey. En esta casa ya la dejaban salir los jueves un poco por las tardes, se iba con las amigas a bailar al "Romea" y allí conoció a un chico de Bolmir y se hicieron novios.

Con 23 años se casó y se vinieron a vivir al pueblo del novio, a una casa de renta hasta que pudieran hacerse una propia, cosa que empezaron muy pronto, pero no la tenían aún terminada cuando tuvieron que dejar la casa de renta a instancias de la casera que la necesitaba para un familiar. Con dos hijos, en invierno, con frio y de la peor manera fueron a su casa llevando los "cuatro" enseres a cuestas.

A los once años de casada, el marido con 38 años, enferma, el médico se negaba a mandarle a Valdecilla, cuando le llevaron ya era tarde y los análisis que costaron 300 pesetas de aquellos tiempos, demostraron que todo lo que el médico le había recetado acabó con su vida porque era alérgico a determinados fármacos.

La quedó una miseria de pensión, tenía que sacar adelante a dos hijos y la casa sin terminar.

Buscó trabajo en la fábrica de galletas Cuétara, donde estuvo tres años, no faltó ni un solo día nevara o calentara el sol, trabajaba a relevos, gracias a las vecinas y que los niños ya iban creciendo, no sentía que estuvieran desatendidos, pero se la terminó el contrato y no se lo renovaron.

Se fue a buscar trabajo a La Naval para trabajar en la limpieza, y en principio la colocaban, pero alguien con buen criterio la dijo que si quería colocaban al hijo que ya tenía 18 años, y ella se quedaba en casa, lo aceptó encantada porque era el porvenir para su hijo, la hija también trabajaba haciendo "la labor por las casas".

La hija y el hijo casados, tres nietos, un poco de tranquilidad.... Pero no podía durar mucho y se la muere la hija con 42 años, y años más tarde también se muere la nuera.

Ya tiene un biznieto y una biznieta que son su alegría.