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Sociedad | Reinosa

Entender las diferencias para respetar la igualdad

Entender las diferencias para respetar la igualdad

ASCASAM trabaja en Reinosa desde hace 16 años para mejorar la calidad de vida de las personas y que avancen en su autonomía

‘Soy como tú aunque aún no lo sepas', fue el lema escogido por la Confederación Salud Mental España para dar visibilidad y sensibilizar a la sociedad sobre los problemas de salud mental, y conmemorar el Día Mundial de esta causa (10 de octubre) con una serie de actividades para incidir en la importancia que tiene ponerse en el lugar de los demás. A esta confederación pertenece ASCASAM (Asociación Cántabra Pro Salud Mental).

Ese 10 de octubre, una de las personas que está siendo apoyada por ASCASAM leyó en la plaza de España de Reinosa un comunicado. Lo hizo como cualquier otra persona que forma parte de un colectivo que quiere hacer públicas sus reivindicaciones. Sin paternalismos, demandando la atención del oyente y haciéndole pensar sobre las barreras que hay que saltar y los estigmas que tanto daño hacen.

Pero aquel día; el día de ser como tú, el día de ponte en mi lugar, más que una conmemoración puntual se celebraba con la intención de que se convierta en rutina. Un reconocimiento de las diferencias y con ello de una igualdad de derechos y de trato entre personas. Para remar en esa dirección, desde el Centro de Rehabilitación Psicosocial de Reinosa, hace ya 16 años que trabajan a diario para que sus usuarios, personas con problemas de salud mental, puedan desarrollar su vida con normalidad.

Al frente del Centro de Rehabilitación Psicosocial de ASCASAM en Reinosa están Soledad Arrarte (coordinadora) y Almudena Fernández (subcoordinadora), junto a una educadora y dos cuidadores que prestan servicio en el CRPS de la capital campurriana y que cuenta con 25 plazas concertadas.

"Tenemos un servicio de orientación en el que cualquier persona puede pedir cita", -explica la coordinadora del centro-, "un profesional evalúa su situación y mediante un trabajo coordinado entre los diferentes organismos (servicios sociales, médicos de atención primaria, psiquiatría, etc., valoramos desde aquí si esa persona puede ser si ASCASAM puede apoyar a esta persona en sus necesidades o fuese conveniente derivarle a otro servicio".

Mantienen un concierto con el Gobierno de Cantabria y atienden a personas con problemas de salud mental con edades comprendidas entre los 18 y los 65 años "que tienen dificultades de autonomía funcional y social".
Además, apunta la psicóloga en referencia al estigma social, "incluso en el seno de las familias cuesta aceptar que se producen estos problemas y dar el paso". Sin embargo, cuando las familias ven los beneficios derivados de formar parte de la asociación, la situación ya se normaliza.

Charli, de 58 años, sufre esquizofrenia, es usuario del centro desde hace unos cuantos años y donde más disfruta es en el taller de cerámica y en la piscina. Asegura que estar en ASCASAM ha hecho que su situación haya mejorado y, como amante de la naturaleza que es, cuando tiene tiempo libre lo dedica en mayor medida a pasear por los montes de la comarca. Una actividad que también le ayuda a mantener la mente despejada, asegura.

Por su parte, a Mari, de 64 años, le gustan más los trabajos creativos relacionados con el cuero. Hace años, explica, tuvo un problema conyugal y empezaron los problemas. Para mejorar su situación acudió a ASCASAM, colectivo del que forma parte desde hace bastantes años y en el que dice sentirse "muy bien y entretenida". Ella va a comer a casa con su madre, y por la tarde vuelve para participar en más actividades.

Desde ASCASAM tienen establecida una rutina para estructurar el día a día de los usuarios y conseguir que tengan una vida más autónoma, pudiendo ser capaces de normalizar su situación y hasta en algunos casos lograr la inserción laboral. No obstante, tanto la coordinadora como la monitora lamentan los problemas para encontrar un trabajo a pesar de que "realmente tiene esas capacidades para desarrollarlo, ya que los índices de empleo en personas con discapacidad por problemas de salud mental, son muy bajos", sostienen.

Rutinas para normalizar la vida diaria

El horario en el que se desarrollan las actividades comprende desde las 9 hasta 18:30 horas. Cada usuario dispone de un programa individual de intervención en el que se analizan sus objetivos y, "siempre consensuado con la persona, se establecen sesiones que ayuden a mejorar su calidad de vida y la de sus familiares", precisa Soledad Arrarte. Se diseña un plan de rehabilitación específico para cada usuario, en el que se incluye atención individual y familiar especializada e integración en actividades grupales. "Además, tenemos servicios de comedor y transporte, para quien quiera hacer uso de ello".

Durante todo ese tiempo, se interviene en actividades básicas de la vida diaria (higiene, aseo, alimentación), trabajan las habilidades personales y sociales como son relacionarse y empatizar con lo demás para intentar comprenderse los unos a los otros, se realizan numerosos talleres que favorecer el desarrollo psicomotriz, tienen un taller ocupacional desde donde realizan actividades de encuadernación, creatividad, etc. Disponen de un programa de ocio y tiempo libre gracias al cual realizan salidas por la comunidad, con la mente puesta en la inclusión en la sociedad.

Respecto a estas actividades, el CRPS dispone de un Taller Ocupacional en el que elaboran productos para su posterior venta, por ejemplo, cajas, álbumes, cuadernos, agendas, collares o pulseras de cuero y además realizan encuadernaciones.

Desde ASCASAM subrayan la importancia de la "psicoeducación y saber anticiparse a los posibles síntomas para evitar recaídas". Hacen hincapié en el desarrollo personal a través del arte, pintura y música o actividades físicas y la atención a la familia. En este sentido, matiza la coordinadora, "además de a las personas con problemas de salud mental, también atendemos a sus familiares, en ocasiones por teléfono y otras en persona y en función de las demandas familiares".

Dentro del grupo se hace un proceso adaptativo, sesiones individuales, y la acogida generalmente es buena. Se estudian las necesidades que tiene cada uno y cómo se ven en su día a día.

Fuera estigmas

Soledad Arrarte explica que "incluso en el seno de las familias cuesta aceptar que se producen estos problemas y dar el paso". Sin embargo, cuando las familias ven los beneficios derivados de formar parte de la asociación, la situación ya se normaliza.

Por otra parte, aseguran que "hay mucha gente metida en sus casas, pero si no nos informa de esa situación no podemos ayudar", y achacan estas situaciones a la propia negación del problema y nuevamente al estigma social. "Cuando se elaboró la Ley de la Reforma Psiquiátrica se hizo un cambio para que haya una inclusión en la comunidad", entre otros, "disminuir las estancias en centros psiquiátricos y en su lugar establecer una atención ambulatoria en la que las personas estén incluidas en la sociedad, acudiendo a diferentes servicios, como por ejemplo: Unidades de Salud Mental, Centros de Rehabilitación Psicosocial, Centros Ocupacionales, etc.", pero "aunque se hayan han dado pasos hacia adelante, hay mucho camino por recorrer ".

Trabajar para mejorar su calidad de vida, intentar que las personas consigan autonomía teniendo en cuenta sus derechos y enseñarles a que ellos mismo los deben ejercer y defender. Una persona puede recibir las cosas de una manera u otra, igual que tú, pero a todos nos puede pasar", asegura la psicóloga. Desde su punto de vista, "hay que reflexionar y conocer esos problemas de salud mental de las personas porque también necesitan tu ayuda".