Hace dos semanas, Mariano Rajoy se desplazó a Santander para garantizar la financiación del "buque insignia de la sanidad en España", sacando músculo y anunciando una lluvia preelectoral de euros, con la autorización de una partida de 28 millones para concluir las obras de Valdecilla en mayo, mientras en Reinosa no hay ni para dos brochazos de pintura. El agua del Tres Mares sigue filtrándose por la cubierta del hospital y dos meses después de las últimas nieves, los pacientes no disponen aún de todas las habitaciones.
A las protestas iniciales para erradicar de una vez el problema estructural de una cubierta plana, en un edificio tan poco apropiado para una zona como Campoo, le han seguido peticiones para al menos arreglar el techo de las habitaciones y poder utilizarlas. Ausencia de atención primaria en un centro al que ni ponen tiritas.
María José Barrio, miembro del Comité de Empresa y delegada comarcal de CC OO en Campoo, explicó que todavía hay un tercio de las veinte habitaciones que dispone el hospital en las que no se han arreglado los desperfectos. La número 20 está clausurada y en la 10, en lugar de pacientes, había cubos recogiendo el goteo de lluvia que se ha filtrado recientemente. Una situación recurrente que volverá a producirse si no se pone remedio, pero que parece no urgir porque ya hemos capeado el invierno.
Encomendarse a las previsiones meteorológicas y esperar a que no llueva en primavera desde luego no es una respuesta sensata. "No han hecho absolutamente nada, algún parche aislado pero la fuente del problema sigue sin resolverla", lamenta la sindicalista.
Todavía no se realizan las operaciones programadas de cirugía general y los usuarios ven como sus citas se posponen una semana tras otra porque no hay habitaciones para atender sus necesidades. Se han retomado las intervenciones de cirugía menor ambulatoria, concretamente las operaciones de cataratas; una ceguera política que afecta los ciudadanos porque los gestores de lo público no quieren ver que son problemas fácilmente subsanables.
No solo es tener el ojo vago, en el Servicio Cántabro de Salud también hay algo de sordera para escuchar las demandas formuladas por los miembros del Comité de empresa del Hospital que -según Barrio- todavía no han recibido ninguna respuesta a los escritos solicitando su arreglo.
Hace cinco años, la Ministra de Sanidad Trinidad Jiménez aterrizó en Reinosa en helicóptero para inaugurar el demandado hospital campurriano, si Rajoy llamó a Valdecilla "buque insignia", en Campoo la embarcación está más bien a la deriva; aquel desplazamiento sobredimensionado de la Ministra parecía presagiar en Reinosa un naufragio como esos en los que el superviviente se salva in extremis agarrado al patín de aterrizaje del autogiro.
Burocracia y puertas cerradas que demoran la solución. La sindicalista apela a la dirección de Sierrallana como responsable directa del centro, y considera que esta "dejadez" tiene que alcanzar ya al gerente del SCS o a la Consejera de Sanidad del Gobierno de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga.
En esta ocasión, no hablan de recortes o de la centralización de los laboratorios, se trata de evitar atenciones paliativas para pacientes de segunda que están cansados de que se los mida cuantitativamente.