Sobre las 17.30 horas del pasado jueves llegó un perro detrás de una señora de la Residencia que había salido de paseo, y con la que mantenía la distancia desde el parque de Cupido, según nos comentan los testigos. Creemos que al perro le resultaba conocido el 'olor de la Residencia'. Antes de las 18.00 horas el perro ya estaba aquí, junto a la entrada, esperando sentado, respetando las puertas eléctricas que se abren y se cierran automáticamente, viendo salir y entrar gente a la recepción.
Nuestro recepcionista pensó que ese perro sería de alguna visita pero al ver que nadie lo atendía y pasaba el tiempo empezó a comentar con sus compañeras del Centro de Día que igual habría que llamar a la Policía porque era un perro perdido, aunque con lo gordito que estaba, tenia la certeza de que no era un perro abandonado.
Y así hicieron, llamaron a la Policía Local y cuando estaban entrando por el jardín de la Residencia, bajé a la recepción, ya que no me había enterado de nada en dos horas porque estaba en las plantas trabajando con los residentes.
Pregunté "¿Por qué viene la Policía?" y el recepcionista contestó que era porque no sabían de quién era el animal. Entonces, le eché el ojo y rápidamente identifiqué a ‘Tobi', perro de Luis Jorrín, residente de nuestra segunda planta desde hace 4 años y cuyo domicilio y el de su mujer está en el Pozo Pozmeo.
Entonces les dije a los agentes que yo conocía a la mascota y que no se lo llevasen. Llamé a la mujer de Luis, que era consciente de que el perro faltaba desde hacía unas horas y le comenté que estaba aquí, en la Residencia, para que se quedara tranquila y que una trabajadora del Centro de Día que salía a esa misma hora del trabajo se lo acercaría encantada.
Mientras tanto Luis bajo a ver a su fiel amigo que le lamía la cara y se puso a saltar sobre su silla de ruedas. Fue un encuentro emotivo que a mi solo me apeteció disfrutarlo y grabar un video para mi recuerdo.
La fidelidad de los perros hacia sus amos es la forma más pura de amor que existe. Su lealtad no depende de tus errores ni de tus éxitos simplemente están ahí, presentes y constantes. Es un recordatorio de lo intangible y valioso que es el amor incondicional de una forma tan natural.