Algunas personas vemos dos lunas. O, para ser más exactos, vemos una luna y percibimos otra, una segunda luna. La segunda luna puede ser un reflejo de la primera, un efecto óptico que se adivina y se pierde en el horizonte. La segunda luna puede ser la luna de la luna, o no. Puede ser una luna independiente de la luna, una luna tan luna como la luna. La luna luna que, como la palabra palabra, no es solo una redundancia. Tú también puedes encontrar esa segunda luna si quieres encontrarla. Lo sé porque te conozco, te he visto muchas veces pasear por aquí.
Mi historia ya la conoces. El arte y la enfermedad. Las obligaciones de mi tiempo y el talento. La realidad y el deseo. Madrid y Matamorosa. Matamorosa y Madrid.
Fui el décimo de diez hermanos. Mi madre murió antes de que cumpliera mi primer año de vida (el cólera en el siglo XIX, ya sabes). A los trece años me enviaron a Madrid, a trabajar en la tienda de ultramarinos de mi cuñado. Y recibí mis primeras lecciones de pintura. Pero pronto empezaron los problemas de salud, el dolor en la pierna izquierda (por eso no debes asustarte si encuentras cierta seriedad en mi rostro). Y volví a Matamorosa. Y después volví a Madrid, para continuar mi formación artística. Paisajes madrileños, paisajes campurrianos. Retratos reales, retratos de damas y caballeros y artistas en sus estudios, lavanderas, señoras, Adelita, Pepuca, doña F. Macho en su última expresión y muchos más. Academicismo, preciosismo, detallismo, miniaturismo, cambios de luz. Influencias artísticas, amistades. Premios, reconocimientos, dolor. Muchos paisajes campurrianos. Desahucio del estudio. Una gran exposición tras mi muerte en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, un monográfico en el Ateneo de Santander, otro en el Museo Municipal de Pinturas, un homenaje en el Museo de Bellas Artes de Santander.
Fallecí a los cuarenta y cinco años. Mi última obra reconocida la terminé a los treinta y seis años. "Doble luna", especialmente para ti, que también ves (o percibes) el misterio entre luna y luna.
Una parte de mí te espera en el Museo Del Prado, en el Museo Municipal de Madrid, en el Museo Provincial de La Coruña, en el Museo Nacional d'Art de Catalunya, en el Museo de Bellas Artes de Santander, en el Ateneo de Santander. Un colegio en Matamorosa y un colegio en Reinosa llevan mi nombre. El de Matamorosa cumplirá el próximo año cincuenta años. (Cincuenta años, ¡cinco más que yo! O ciento dieciocho y ocho menos, según cómo se mire...)
Y yo sigo aquí, contemplándote, contemplándoos. Os veo crecer, madurar, y nunca dejo de asombrarme. Intento posar sin que se note cuando me dibujan los niños y a veces me sonrojo un poco. Imagino los colores que no se ven, te pinto con la mirada, te pinto en el aire, en silencio. Como un amigo cómplice, guardo todos tus secretos.
Retratista y paisajista, mi retrato escultórico realizado por Victorio Macho forma parte del paisaje de Reinosa en el Parque de Cupido, forma parte de tu paisaje. Y vayas donde vayas, estaré aquí, esperándote. Bajo las lunas.
*Celia Corral Cañas es licenciada en Filología Hispánica y doctora en Literatura Española por la Universidad de Salamanca. Ha sido becaria de investigación y profesora asociada en el Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana de la Universidad de Salamanca y actualmente es profesora de español para extranjeros y docente en el Máster en Escritura Creativa de la Universidad de Salamanca.
Como creadora ha obtenido, entre otros, el primer premio de Poesía del "XII Certamen de Jóvenes Creadores 2011", el primer premio de Relato Breve de la "33ª edición de premios José Hierro" (2014), el primer premio de Poesía de la "34ª edición de premios José Hierro" (2015), el "III Premio Internacional de Poesía Jovellanos. El Mejor Poema del Mundo" (2016) y el "IV Premio de Narrativa Carmen Martín Gaite" (2019).
En 2017 publicó el poemario La voz del animal bajo tu piel (BajAmar Editores) y en 2020 su primera novela, Tiempo para los pájaros (Ediciones Traspiés), con la que obtuvo el "IV Premio de Narrativa Carmen Martín Gaite".*