La salud es uno de los principales factores que preocupan a los españoles en el día a día, especialmente en el ámbito sexual. Y es que tener una buena salud sexual trae consigo numerosos beneficios para la persona. Según la OMS, esta "es un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad", en la que se comprenden tres temas de gran relevancia: las relaciones sexuales saludables y placenteras, la planificación familiar y la prevención de enfermedades.
En ocasiones, la salud sexual se ve afectada por tabúes y prejuicios que no nos dejan disfrutar del sexo de forma adecuada. Lo ideal es acudir a un experto que nos aconseje sobre el tema, evitar el estrés y conocerse a uno mismo para saber qué gusta y qué no. Por supuesto, siempre se puede echar mano de varios recursos para aumentar la líbido sexual en la pareja, como pueden ser los llamados alimentos afrodisiacos, los juguetes sexuales y experimentar cosas nuevas.
En cuanto a los primeros, muchos estudios apuntan cuáles son perfectos para caldear el ambiente. Los que más destacan son la miel, las almendras, la sandía, los huevos, el jengibre y especies como el azafrán y el clavo. Por supuesto, no podemos olvidarnos de la deliciosa combinación de chocolate y fresas, un clásico que nunca falla. De la mano de los alimentos afrodisiacos vienen los juguetes sexuales y artículos eróticos que permiten experimentar cosas nuevas en la pareja, romper la monotonía de la rutina y finalmente aumentar el bienestar.
El trabajo y el cansancio son algunas de las causas este deterioro de la pasión y de una buena salud sexual. Investigar en pareja para saber cómo darse el mejor placer mutuo es vital para unas sensaciones más intensas en las relaciones. No sólo se trata de buscar el orgasmo, aunque emplear juguetes sexuales como vibradores o consoladores puede ayudar a conseguirlo.
Un tema que últimamente se ha hablado mucho, alejándonos cada vez más de los clásicos tabúes, es el squirting. Se ha confundido a veces con la eyaculación femenina, pero la principal diferencia es que la esta última se produce por el líquido que segrega la mujer al llegar al orgasmo (similar a un exceso de lubricación), mientras que el squirting no está directamente relacionado con el clímax, y el líquido segregado no procede de la vagina sino de la uretra. Es una manifestación sexual más, no tiene porqué provocar un mayor placer. Por lo tanto, es mucho mejor no obsesionarse y dejarse llevar por las nuevas sensaciones.
