Ni siquiera ha pasado medio año desde que se entregará la obra y los primeros problemas ya se han hecho notar bajo tierra y han aflorado a la superficie. Hace un par de semanas los conductores, y cualquiera que atravesara la Avenida Castilla de Reinosa, entre el parque de Cupido y la estación de autobuses, ha podido apreciar unas grietas de considerables dimensiones y el hundimiento del firme de la calzada en este tramo.
En vista a esta situación, el Ayuntamiento de Reinosa contactó la semana pasada con MARE, la empresa pública del Gobierno de Cantabria promotora de la obra, para trasladarles el problema, y esta a su vez ha encargado nuevamente las labores de reparación a SIEC S.A., la empresa adjudicataria de la obra inicial.
Por su parte, el concejal de Obras del Ayuntamiento de Reinosa, Álvaro Zabalía, explicó que las "reparaciones puntuales" que se van a realizar sobre la vía van a producirse sobre unos puntos "muy concretos y localizados". Para ello, se procederá a la excavación y posterior relleno de estas zonas.
Según la empresa constructora, apuntaron desde el Consistorio, una vez finalizado el relleno de la zanjas y su compactación, estas permanecerán unas dos semanas con un acabado de zahorra, antes de proceder al extendido de las oportunas capas de aglomerado y así comprobar la efectividad de la intervención.
Preguntados por el tiempo de ejecución que llevarán estas reparaciones iniciales, desde el Ayuntamiento consideraron que "si no se dan inclemencias meteorológicas significativas, se finalizará a lo largo de esta semana, y el acabado en aglomerado se acometerá en los días siguientes".
La obra en la Avenida Castilla Reinosa comenzó en mayo de 2015 y no concluyó hasta el mes de octubre, tras un receso por las fiestas de San Mateo. El pavimento, que aún no se ha pintado, se levantó entre el parque de Cupido y el Pozo Pozmeo para mejorar la red de saneamiento y solucionar los problemas que se estaban produciendo en varias zonas de la capital campurriana.
Las aguas procedentes de esta zona iban a parar a un colector general, desde donde se derivaban a un tanque de tormentas y después a la depuradora. Entonces, los técnicos municipales apuntaron que el problema se debía a que el agua llegaba a esta depuradora excesivamente limpia, lo que hacía que no se depurase correctamente. El objetivo era que el agua limpia se llevase hasta el río Híjar y la sucia al colector general. Para ello, se instaló un tramo de colector por la Avenida Castilla, desde el Pozo Pozmeo, que desemboca al general y desvía allí las aguas.